Estoy disfrutando lo que no está en los escritos con El diario de la felicidad de Nicolae Steinhardt (vía). Ya vendrá el barbero con las navajas, pero por ahora, el sastre: para muestra, un botón:
Tal vez sea pura blasfemia, pero tengo una teoría propia según la cual Cristo no se nos muestra en los Evangelios únicamente como tierno, bueno, justo, sin pecado, misericordioso, poderoso, etc.
En los relatos de los Evangelios --sin excepción-- se nos aparece dotado de todos los atributos maravillosos de un gentleman y de un caballero.
En primer lugar, porque está ante la puerta y llama. Es discreto.
En segundo lugar, porque tiene fe en los hombres: no es malpensado. Y la confianza es la primera cualidad del aristócrata y del caballero; la suspicacia es por el contrario, el atributo fundamental del hipócrita. […]
Sigamos. Cristo perdona con facilidad; plenamente. […]
Cristo siempre está dispuesto a ayudar; es lo que más desea. Es compasivo. Se apiada de la viuda de Naín, de los ciegos, de la mujer encorvada, sin que le hubieran pedido nada. Sabe dosificar su aprecio, da a cada uno lo suyo. A la cananea, que ha demostrado constancia y valor, le dice más cosas que a los otros que absuelve y utiliza una fórmula complementaria: "¡Oh, mujer, grande es tu fe!". (Sólo a ella; sólo a ella le dedica un ¡oh! exclamativo y el calificativo de grande.)
Siempre es atento y cortés (y en este punto es extremadamente cuidadoso) A Judas lo llama amigo. […] ninguna cortesía meramente formal. […] Y siempre que da, da con abundancia, más de lo que es debido, aristocráticamente. […] para disfrutar de la alegría de gastarlo todo (que es lo mismo que sacrificarlo todo) en momentos de elevación espiritual. Y esto es un gesto noble; el noble es capaz en cualquier momento de sacrificar su vida o de desparramar su fortuna. […]
La fe en los hombres, el valor, el desapego, la benevolencia con los desgraciados de los que no puedes sacar ningún provecho (enfermos, extranjeros, encarcelados), el sentimiento seguro de la grandeza, la predisposición al perdón, el desprecio ante los prudentes y los ahorradores: todas ellas son cualidades del gentleman y del caballero.
Invita a todos los hombres a reconocerse como lo que son en realidad: hijos del padre, del dueño. Desde este punto de vista, el libro más cercano a los Evangelios es Don Quijote, puesto que el caballero de La Mancha les dice a los de la venta que son caballeros sin saberlo y les pide que se porten como tales.
En la lectura del Evangelio de la misa de ayer me asombró, después de haber leído esto, más que el milagro de la multiplicación de los panes y los peces, que Jesús dijese a la muchedumbre: "Sentaos". Con cuánta delicadeza lo diría; y por supuesto eligió un lugar delicioso, el mejor, donde había mucha hierba verde.
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10 comentarios:
Pero qué libro tan delicioso. Me lo tengo que leer. Descubrir a Cristo como un aristócrata es uno de los mejores regalos que me pueden hacer. Un abrazo.
Es un libro delicioso, impresionante, y te encantará. De la aristocracia de Cristo no habla más que un par de páginas, pero ya verás, o leerás…
Cuando sabe que lo van a matar se preocupa de los suyos: si me buscáis a mí dejad que éstos se vayan.
Jilguero
Gracias, Enrique por la pista. Ya estoy deseando leerlo.
Coincidimos: es uno de los pasajes que más me admiraron, y mira que tomé notas.
Enrique, me alegro de que te guste. Yo lo leí hace ya tres años y me resultó un libro estremecedor, conmovedor, deslumbrante: una delicia
Que guay¡
A mi me encanta cuando se encuentra con la viuda de Naim
Se COMPADECE y le dice NO LLORES
El compadecerse y dirigirle unas palabras, antes de resucitar al hijo, me parece un enternecedor
Como diría Dalí (pero en serio, no con la tontería de Dalí): ¡admirable!
El hombre perfecto lo es en todos los sentidos: ¿se han escrito libros ya como "Jesús filósofo", "sentido del humor en Cristo", "la ironía del hijo del hombre", "Jesús: un gentleman", etc, etc? Pues habría que escibirlos.
Genial tu apreciación de ese milagro secreto: "sentaos". Bravo!
Jaime
Aunque después del "sentaos" de la multiplicación de los panes y los peces, vendrá el "levantaos: vamos" del entuerto de los olivos. Nunca mejor unidas delicadeza y exigencia; comprensión, ánimo y responsabilidad. J
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