El picudo rojo asola España. Que nadie me vea una doble intención: el voraz escarabajo se llama rojo, y ha desmochado nuestras más airosas palmeras. Además, dicen que practica la discriminación positiva y sólo la tiene tomada con las palmeras machos, pero eso parece pura demagogia. Sea como sea, ha dejado a su paso un paisaje de palmeras secas y decaídas. Algunos, por suerte, han llegado a tiempo y las han tratado con pesticidas, que no serán muy ecológicos, pero salvan a las palmeras. Ahora se ve el tronco muy pelado y un pequeño brote verde en lo alto. Antonio Machado quiso apuntar en su cartera la gracia de la rama verdecida de un viejo olmo. Aquel milagro de la primavera era un símbolo de esperanza. Humildemente, vengo a hacer lo propio con esta palmera.
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7 comentarios:
Me encanta el comentario que deberás trasladar a la prensa diaris.
Seguro que no tienes doble intención...
Rojo, asola España, brotes verdes...
Qué triste la muerte de la palmera. Ni siquiera puede ser lo que el viejo olmo: melena de campana, lanza de carro etc.
Jilguero
Hablemos claramente sobre plagas. Rojos... y azules. Los escarabajos son siempre escarabajos y por mucho color que le eches a la cosa seguirán siendo bichos comilones. Que entienda el que quiera.
Un Saludo Enrique.
Ay, dejémoslo en pura botánica y entomología, pero quién se resiste a no sacar los colores a quien se preste... Así como la mezquindad carece de color, me temo que la depredación (y la mentira travestida en ciencia) tuvo preferencia por uno de ellos. Que entienda quien quiera.
Se ve que no me he resistido bastante a los colores, aunque lo intenté.
Y sí, Jilguero, se me había pasado la mayor tristeza de la muerte de la palmera. Gracias por este suplemento de melancolía, que me hace más partidario aún de los productos fitosanitarios.
Habéis visto el trailer de la última tufarra de Malick, los niños alrededor de la cisterna que iba fumigando DDT?
Luego, el "primer mundo", cuando la malaria quedo reducida a mera anécdota en su entorno, lo prohibió por motivos ecológicos. Esto no lo agradecen las víctimas de malaria en el "tercer mundo".
Pobres palmeras, yendo a Sanlúcar vi un campito con una toda seca, no sé si sería el picudo éste.
José Luis
Hay que reconocerle al picudo rojo, al menos, el buen gusto de elegir las palmeras; aunque sea para atacarlas.
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