miércoles, 25 de enero de 2012

Bautismo de fuego en Twitter

Fue así. 

19 comentarios:

Anónimo dijo...

que gracia: cuando empecé a leer el artículo tenías un voto, cuando lo termino ya vas cuatro. Eso es leer a coro!
Muy bueno el artículo.
jg-m

Anónimo dijo...

Querido Enrique, qué artículo más bueno. Espero que lo incluyas en tu próximo libro de artículos.
Y, una pregunta, ese empeño tuyo por que se crean los que no te conocen en persona que eres un gordo, ¿es por solidaridad con Chesterton?
Un abrazo (me estoy imaginando abrazando a Gilbert Keith, qué orondez).
Aurora

Anónimo dijo...

Tiene mucha gracia ese explicitar como redundancia lo de "nacionalistas enfadados" (me imagino que el adjetivo que primero se le vino a la cabeza al escritor fue otro, de raíz caprina).
Uno mi felicitación a la de los dos primeros anónimos.
Jilguero

E. G-Máiquez dijo...

El primer voto, Jaime, me temo que era el mío. Parezco, qué horror, un político, autovotándome, eso que a Nicolás Gómez Dávila le parecía, con razón, una causa para desconfiar de la democracia.

Efectivamente, A. Es pura vanidad, sobredosis de sociedad dietética, homenaje a GKC, herencia de mi madre, que se preocupaba, por el asunto (y unos kilos de realidad también).

Sí, ese día estaban más enfadados, si cabe.

gatoflauta dijo...

Define el DRAE la palabra "nacionalismo" como sigue: "Sentimiento fervoroso de pertenencia a una nación y de identificación con su realidad y con su historia". Si ése es efectivamente el caso, ¿no hay nacionalistas españoles? (Sería, quizá, un poco triste). De haberlos, ¿ellos también están enfadados? (¿Por qué?). Y, por último, ¿todos los nacionalistas, españoles o no, lo están? ¿Es el "sentimiento fervoroso...", necesariamente, una forma del enfado? (Y a mí, que ese unirse al "Viva España" como muestra de solidaridad hacia "una causa tan necesitaba de cariño" me parece un ejemplo excelente de nacionalismo, tal como aparece definido arriba...). En fin, que no me aclaro.

E. G-Máiquez dijo...

Para ayudar al esclarecimiento de Gatoflauta, si puedo, diré que a mi el catalán me parece un vaso de agua clara y me enorgullezco de Pla, de d'Ors y hasta de Joan Sales. También me ha emocionado el final de Riazal.

gatoflauta dijo...

Agradezco las proclamaciones y la referencia, tan esclarecedoras en sí mismas. Pero sigo hecho un lío: a mí me parece que se puede ser, de acuerdo con lo que explicaba, nacionalista español como de otros sitios, que serlo no es necesariamente malo, y que desde luego no equivale al enfado. EGM parece pensar de otro modo, pero no aclara por qué (o yo no soy capaz de entender su aclaración).

Ángel Ruiz dijo...

Tenemos que hacer algo ya, ahora mismo, para explicarles a los Reales Académicos que su definición de nacionalismo se les ha quedado totamente periclitada y que la tienen que cambiar ya.

Yo propondría algo una definición como esta: "Patología que padecen algunas personas de regiones concretas de un estado más grande, que se manifiesta en manías persecutorias y una actitud general de enfado y sospecha ante lo que perciben como amenazas a su idealización de la aldea".

(Yo es que tengo la virtud de ser muy objetivo).

gatoflauta dijo...

No veo lo de "periclitada" de la dicha definición, que por cierto es anticipo de la que saldrá en la próxima edición del DRAE. A juzgar por lo que dice Ángel, no existe ni puede existir nacionalismo francés (sólo bretón o corso, por ejemplo), ni italiano, ni alemán... Los nazis (nacional-socialistas, recuerdo) no eran (o son, porque aún quedan) nacionalistas alemanes. En fin, que sigo sin entenderlo. O no estoy de acuerdo. Hay (vaya si lo hay) nacionalismo francés (cuyo exceso tiene el nombre de "chauvinismo", por el soldado francés Nicolás Chauvin, de quien podéis encontrar referencia, por ejemplo, en la Wikipedia. ¿Cómo concebir el exceso de algo que no existe?), como hay nacionalismo español, realidades todas (y tantísimas más) que quedarían excluidas de la definición que Ángel propone. Vamos, que no, que no lo veo.

Anónimo dijo...

Pues ponte gafas, gato, y no toques más la... flauta.
O mejor dicho y para que no te enfades y nos llames "fachas": sigue tocando, gato, la flauta, sigue.

Ángel Ruiz dijo...

Sí, Gatoflauta, lo que digo es eso: no hay nacionalismo francés, pero sí corso o bretón.
Otra cosa es que el francés que piense que los problemas de Francia se deben a una conspiración internacional será igual en mentalidad que un nacionalista corso o bretón.
Y luego está el patriotismo, el patrioterismo y todas las enfermedades grupales que queramos reconocer.

Un saludo

gatoflauta dijo...

Según ese planteamiento, que yo no comparto, el nacionalismo desaparecería cuando se constituye la nación a que aspira; porque es claro, supongo, que cuando no existían las actuales España o Francia (o cuando las colonias hispanoamericanas no eran aún independientes), quienes aspiraban a llegar a la situación en que hoy estamos serían nacionalistas españoles, franceses, argentinos o cubanos.

Si esto es así, me parece natural que quienes a su vez aspiran a la independencia, por ejemplo, de Cataluña, sean nacionalistas mientras no la consigan; es, como lo fue en su día la de los hispanoamericanos, una aspiración legítima (lo que no quiere decir que tenga que imponerse por necesidad).

De que en efecto es legítima pueden dar cuenta los dos referéndums que, con las bendiciones legales del caso, se han celebrado ya en el Quebec, o el que se anuncia como próximo para Escocia.

El "enfado", que sigo diciendo que no es cosa inevitablemente asociada a dichas aspiraciones, es lógico en quien las ve contrariadas, llámese Martí o Margarit.

Por cierto, ese último nombre me hace recordar que yo, que no me opongo a la legitimidad de esas pretensiones, sí lo he hecho repetidamente (en foros de noticias periodísticas, por ejemplo) a lo que me parecen exageraciones o falsedades de quienes defienden esa postura.

Por ejemplo, Margarit dijo (si yo le entendí bien), en su pregón de las fiestas de la Mercè, que era partidario de la independencia, entre otras razones, porque la pertenencia a España había involucrado a los catalanes en la guerra civil. Y yo recordé que Cambó (en la misma wikipedia puede verse) financió abundante y repetidamente a Franco, o la existencia de toda una serie de personalidades catalanas de relieve (y muchas otras sin él) que fueron "nacionales" (y a menudo falangistas), como Masoliver, Samarach o el sabio Martín de Riquer entre otros, y que la misma "Destino" (cuya editorial subsiste hasta hoy) fue creada en el Burgos franquista en plena guerra; o que, en contra de la afirmación repetida por el independentismo del "peligro de muerte" que corre la lengua catalana, el informe de la UNESCO sobre las lenguas publicado en 2009 señalaba la fortaleza de la lengua catalana, "la lengua minoritaria más fuerte de Europa" según el filólogo especialista en dicho informe en las lenguas españolas.

Pero que yo haya señalado, como lo he hecho, éstas y otras cosas, no hace que los catalanes (como los escoceses o los del Quebec) partidarios de las respectivas independencias no tengan, como tienen, el derecho a pensar así y a defender legítimamente sus ideas.

Ángel Ruiz dijo...

Gatoflauta, de acuerdo en todo lo que dices.
Solo por precisar, el hecho es que -en la práctica- esos nacionalismos en proceso suelen ser quejosos: dan ganas de que consigan lo que desean, al menos para que dejen de quejarse.

E. G-Máiquez dijo...

¿Pero Margarit no era uno de los que iba a escribir una letra para el himno español con Aznar?

Y no es tan difícil de ver, creo, que hay varios tipos de nacionalismos, cualitativamente diferentes, que es una de esas palabras de cuya polisemia hay que partir, para entendernos. Y que hace falta una independencia de muchos años, con solera, para que de un nacionalismo reivindicativo y llorón, que hoy por hoy es la acepción 1, se pase al patriotismo y a la naturalidad de otro que tanto preocupa a GF. A los alemanes les pasó que les faltaba, entre otras cosas, cierto poso histórico, además del atracón de modernidad. Ah, y el deseo de ser independiente es muy legítimo, pero no lo es mentir (como gatoflauta demuestra con lo de la guerra civil) y falsear la historia para satisfacer tus legítimos sentimientos. Tampoco hacer a tus convecinos comulgar con ruedas de molins. Ni orientar la educación hacia tus fines. Ni multar a nadie por rotular en otro idioma, o negarle el derecho a hablar su lengua. Y todo eso, que de tan evidente aburre discutir.

El patriotismo es una virtud porque es muy diferente a toda esa basura. Y Juan Pablo II lo explica a la maravilla en su último libro, Memoria e identidad. Gran título, precisamente.

gatoflauta dijo...

Sólo una precisión última: aunque efectivamente hay (y yo lo señalaba) exageraciones, inventos y barbaridades, es erróneo identificar sólo con ellas la actitud independentista. También las hay, y quejas, y más que eso, del otro lado. Por no hablar de tiempos actuales, más sensibles, básteme recordar que Blanco White fue acusado de ser "más enemigo de España que Napoleón", entre otras bajezas, por haber defendido que las colonias americanas de España tenían derecho a independizarse.

NGG dijo...

Juan Pablo II : Nacionalismo y Patriotismo
“Es necesario aclarar la divergencia esencial entre una forma peligrosa de nacionalismo, que predica el desprecio por las otras naciones o culturas, y el patriotismo, que es, en cambio, el justo amor por el propio país de origen. Un verdadero patriotismo nunca trata de promover el bien de la propia nación en perjuicio de otras. En efecto, esto terminaría por acarrear daño también a la propia nación, produciendo efectos perniciosos tanto para el agresor como para la víctima. El nacionalismo, especialmente en sus expresiones más radicales, se opone por tanto al verdadero patriotismo, y hoy debemos empeñarnos en hacer que el nacionalismo exacerbado no continúe proponiendo con formas nuevas las aberraciones del totalitarismo. Es un compromiso que vale, obviamente, incluso cuando se asume, como fundamento del nacionalismo, el mismo principio religioso, como por desgracia sucede en ciertas manifestaciones del llamado "fundamentalismo".”
(del Discurso del Beato Juan Pablo II a la Quincuagésima Asamblea General de las Naciones Unidas - Nueva York, 5 de octubre de 1995)

NGG dijo...

"Manteneos lejos de toda forma de nacionalismo exasperado, de racismo y de intolerancia (...) las ideas se proponen no se imponen",Santo Pontífice en la base militar Cuatro Vientos, cercana a Madrid

Anónimo iberbóreo dijo...

A mí lo que me molesta del nacionalismo independentista es que tiende a multiplicar el número de extranjeros.

Y "extranjero", en cualquier lengua del mundo, es un vocablo terrible.

Y sé lo que me digo.

E. G-Máiquez dijo...

Maravilloso argumento, iberbóreo. Que no será extranjero en mi corazón a partir de ahora. Gracias. Te debo una.