lunes, 2 de julio de 2007

Hecha

Y ahora toca el gesto melancólico de devolver el libro a la estantería, cuando ha estado rodando por mi mesa más de un mes, desde que lo leí la primera vez, lo traje al blogg dos veces, pedí permiso para reseñarlo e hice lo que pude. Al menos, el orden me lo agradecerá —no mucho tampoco, porque esto de mi despacho ya no tiene más remedio que la mudanza.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Qué gozo poder imaginar esos tus dominios después de nuestra visita del sábado! Doy fe: el desorden no es para tanto.

Álvaro dijo...

Olé

Alberto dijo...

Una vez leí que un libro es como un viaje, se termina con melancolía; si el libro es bueno claro, porque hay viajes que es mejor olvidar y terminar cuanto antes.

Anónimo dijo...

Qué grande Julio Mariscal. Yo lo conocí en la revista "Fin de Siglo" allá por los ochenta.