domingo, 10 de enero de 2010

Glosa al Glosario

Hoy he convertido mi columna en pedestal de Eugenio d'Ors.

13 comentarios:

Embajador dijo...

Yo creo Enrique que si se está tardando tanto en llegar a un veredicto es porque se está negociando y las negociaciones están siendo duras y difíciles.

Los que negocian no son los magistrados puesto que estos harán lo que les digan. El puesto se lo deben a quien se lo deben y en España no hay división de poderes, no nos olvidemos.

Las diferentes declaraciones en la prensa son parte de la táctica negociadora. Lo importante es llevarse el gato al agua no la imagen que se pueda dar.

Eso que dices: "sólo aceptan las reglas del sistema si sale lo que ellos quieren" viene siendo así desde hace unos 30 años. Todos lo sabemos y ellos también. No hay castigo por no aceptar las reglas de juego, ni incentivo por aceptarlas. Ellos dan el "carnet de demócrata" y las reglas las hacen y deshacen a su gusto. En general todos están obligados por ellas menos los que reparten carnets. Es un hecho.

Por lo demás el constitucional está deslegitimado desde que el legislador es el juez de lo que lesgisla, y esto es sí desde que los políticos eligen a los jueces. No nos engañemos.

Desde que negaron fondos a Fernando el Católico para recuperar el Rosellón a mi me parece que la historia de Cataluña ha sido la del perro del hortelano, con breves periodos de lucidez (por ejemplo la guerra contra la Convención y la de Independencia) que surgieron tras recibir una patada en la boca por parte de la realidad política. Francia no fue ni la mitad de paciente con los catalanes de lo que fueron los sucesivos reyes de España. Lo malo es que tienen poca memoria.

Anónimo dijo...

Muchas son las cosas con las que estoy en desacuerdo, respecto a "Embajador en el infierno"; pero, por no alargar interminablemente esta respuesta, me limitaré a una. Dice que "en España no hay división de poderes", y que el TC "está deslegitimado" "desde que los políticos eligen a los jueces". Ignora, no sé si voluntariamente o no, que eso es lo normal en democracia; en los USA, por ejemplo, es el Presidente quien nombra a los miembros del Tribunal equivalente allí, nombramientos que luego han de recibir la ratificación del Senado. También es el Parlamento quien elige a los miembros del Tribunal en Alemania, y en un montón de sitios más. Y esto es así por la excelente razón de que los diputados, y el propio Presidente, tienen cargos que proceden de una votación popular, cosa que no ocurre con los jueces. El sistema en sí podrá gustarle más o menos; pero deducir de ahí que en España (o en USA, o en Alemania...) "no hay división de poderes" me parece, con perdón, una barbaridad. Y decir que "los magistrados... harán lo que les digan", otra.

Embajador dijo...

Anónimo- Resulta irrelevante a efectos de considerar si hay o no separación de poderes: a) lo que se haga en otros países, b) si los cargos son electos o no.

Lo relevante es si los poderes son independientes unos de otros o no lo son.

En España los políticos eligen a los jueces, luego el poder judicial depende del ejecutivo/legislativo (que por cierto, es el mismo, otra muestra de separación de poderes), luego no hay separación de poderes.

En España la carrera de un juez depende de su cercanía a un partido político. Esto lo sabe cualquier juez y hechos que lo demuestran los hay a patadas.

Finalmente, y como comentario al margen, me parece grotesco comparar el sistema político USA con el español. Se viene a la cabeza el huevo y la castaña. Desconozco como funciona el alemán.

Saludos cordiales

Anónimo dijo...

En U.S.A., los jueces del T.S. son designados por el Presidente de la Nación de acuerdo con el Senado. Se observan ciertas tradiciones destinadas a equilibrar la composición del Tribunal para que estén presentes republicanos y demócratas, y minorías raciales (en 1967 se nombró por primera vez a un negro)y religiosas (hay generalmente un israelita y un católico). El cargo de juez del T.S. es vitalicio (un viejo dicho afirma que "un miembro del T.S. no dimite nunca y raramente muere"". Este rasgo contribuye a asegurar la independencia judicial respecto de los otros poderes.
Poco que ver con lo nuestro.
Jilguero

Anónimo dijo...

Completo mi anterior comentario: un sistema político es algo más que un conjunto de normas jurídicas. También forman parte de él los usos sociales, que en unos Estados limitan el poder de una manera muy efectiva, y en otros son fácilmente manipulables por los gobernantes. No hace falta poner ejemplos.
Saludos a todos de Jilguero

Anónimo dijo...

En fin, es un poco inútil intentar razonar con quien prefiere, en lugar de a razones, atenerse a tópicos. Mis ejemplos no le parecen bien -grotesco, llama a uno de ellos-, pero no se toma el trabajo (para qué) de dar razones en su contra. No le gustan, y ya está. Como el ejecutivo procede -en alguna medida- del legislativo, como en todas las democracias modernas que conozco, y como también éste tiene que ver en la designación de los miembros del TC -también igual, como ya le dije, que en la mayoría de los países democráticos-, resulta que en ellos "no hay separación de poderes", porque "Embajador en el infierno" lo dice, y no hay más que hablar, no sea que nos caiga alguna otra descalificación... En fin, ya digo: como uno no tiene comunicación con los poderes superiores (ni los inferiores), al contrario que mi contradictor -basta ver su oficio-, se atiene torpemente a hechos y a razones. Qué le vamos a hacer.

Embajador dijo...

Anónimo- Siento haberte molestado. Exigencias de tiempo y espacio obligan a uno a ser breve. Jilguero ha dado una buena razón (y hay muchas otras) que hacen el sistema USA incomparable con el español.

Por cierto, que lo de que en España no hay separación de poderes, no lo digo yo, lo dijo Alfonso Guerra cuando exclamó aquello de: "¡Montesquieu ha muerto!". Fue en el 85, cuando se cargaron la poca independencia que todavía le quedaba al poder judicial.

Ahí tienes un hecho al que atenerte.

Anónimo dijo...

No tome "Embajador en el infierno" mi ironía como síntoma de que "me ha molestado"; no es el caso. No me molesta nada que otros piensen distinto de mí, al revés: eso da variedad e interés a la vida. La declaración de Guerra que citas será un hecho -yo no la recordaba-, pero sólo es un hecho que significa que Guerra, entonces, pensaba eso; no, evidentemente, que tuviera razón, entonces y ahora. Es obvio que los tribunales, incluyendo el Constitucional, han adoptado y adoptan resoluciones que no complacen a los gobiernos de turno: hay decenas de ejemplos. Luego, una de dos: o no son tan siervos del poder ejecutivo como tú aseguras, o son tan malos en lo suyo que ni seguir instrucciones saben. Una cosa es que la independencia judicial, y la separación de poderes, sean imperfectos, y criticables por serlo; y otra muy distinta, que simplemente no existan. El segundo párrafo de tu primera intervención me parece, y lo siento, un ejemplo de demagogia.

E. G-Máiquez dijo...

Agradezco muchísimo a los tres contertulios que hayan mantenido encendida la llama de esta entrada, mientros yo estaba fuera. Además por donde el debate es más candente.

La declaración de Guerra no fue, Anónimo, una simple opinión. La hizo tras la aprobación de una reforma legal, del CGPJ, creo, y era una explícita confesión de la intención del legislador. Por otro lado, para la democratización de la justicia sería suficiente que los jueces fuesen la boca de unas leyes democráticas. No todo el sistema tiene que pasar por los partidos, y no son ellos la fuente de legitimación. Dicho lo cual, le reconozco, y seguro que EeeI también, que hay casos en los que los jueces contradicen a los partidos, o porque son temas menores y para mantener la ficción, o porque los nombró el otro partido o, ojalá, porque les queda un resto de profesionalidad y orgullo.

Embajador dijo...

Anónimo- El segundo párrafo de mi primera intervención que tu crees demagógico es simple fruto de la experiencia.

No nos queremos dar cuenta de las inmensas redes clientelares que tienen montadas los partidos en España.

Es la experiencia de intentar poner en marcha determinadas iniciativas y al intentar contar con ciertas personas no te dicen que no estén de acuerdo con la iniciativa, te dicen que eso no se lo pueden hacer a quienes les dan el pan y las lentejas, porque esa iniciativa tan loable y con la que tan de acuerdo están podría hacer daño a este u otro partido.

Y eso pasa en todos los ámbitos profesionales. Los jueces no se libran.

Ferrín Calamita es un caso palpable. ¿Sabes cuantos compañeros de profesión se han solidarizado en público o en privado con él?. Yo te lo digo: dos. ¿Crees que no hay muchos más que estén muy de acuerdo con Ferrín?.

Anónimo dijo...

No prolongaré esta discusión, que se basa por ambas partes en supuestos, a mi parecer, demasiado imposibles de conciliar. "Embajador..." entiende que los defectos prácticos del sistema judicial español no son tal cosa, sino muestra de su absoluta condición de fraude, condición que no extiende a ninguna otra democracia occidental, en las que es tolerable que haya, realmente, defectos; en España no. Y pone como ejemplo el caso del juez Ferrín Calamita, el de "el verdadero juez supremo me absolverá", frase que recuerda tan de cerca aquélla del ínclito Blas Piñar cuando, elegido como único diputado en las listas de su partido, como le preguntase un periodista si no se iba a sentir un poco solo en un parlamento que no coumlgaba precisamente con sus ideas, contestó que "Dios y yo somos mayoría". ¿Por qué será que algunos creen tener línea directa con Él, y tan poquísima humildad como para proclamarlo con ese descaro?

Embajador dijo...

Anónimo- La convicción no es fanatismo, ni la humildad es apocamiento. Y linea directa con Dios la tiene todo el que quiere.

Me pedías hechos y te los he dado. Me respondes por la tangente.

Anónimo dijo...

Corrijamos, pues: no "línea directa con Dios", sino conocimiento indudable acerca de lo que Él piensa. Ferrín Calamita y Blas Piñar (no son los únicos) creen tener ese conocimiento. Tanto creen tenerlo, que se piensan autorizados a ser Sus portavoces. Si eso es humildad, es que yo soy... perro de aguas, por lo menos.