viernes, 2 de enero de 2009

Erre que erre con las piedras

El propósito más breve del año nuevo murió ayer. En el 2009 quería marcar, como los clásicos, los días buenos y los días malos, metiendo en una bolsa antes de acostarme o una piedrecita blanca o una piedrecita negra. La idea era contarlas en la próxima Nochevieja, y ver qué salía.

No saldrá nada. Anoche mismo me di cuenta de que los cálculos blancos y negros son cosa de paganos. Los cristianos estamos destinados a las piedras grises. Lo explico. No hay día negro-negro para nosotros: todo es para bien, Dios escribe derecho con renglones torcidos y un buen arrepentimiento endereza cualquier jornada. Pero albo tampoco hay ningún día: un buen pagano (y Dios los tenga en su gloria) con estar bien comido, bien bebido, bien filosofado y sin cefalea, vive felicísimo. Nosotros siempre debemos rezar más y preocuparnos más por los prójimos, que son, uf, innumerables. El justo, como usted debe de saber por experiencia, peca siete veces al día.

Una vez visto claro, quiero decir, gris, me entró la duda de por qué el aplaudible Pla llamaría a su diario El cuaderno gris. Ahora no recuerdo si el cuadernillo donde lo escribió tenía las pastas de ese color, pero sea como sea, el título es un acierto grande. El diario de un hombre de nuestro tiempo y de nuestra cultura irremediablemente será gris.

(Aunque hay grises preciosos: gris marengo para caballeros, gris perla para señoras.)

5 comentarios:

Escoliasta dijo...

Sin duda está Ud. en lo cierto, el catolicismo no es religión de hombres perfectos, sino únicamente una religión de hombres, como dice, aproximadamente, el magister laetus (Chesterton); pero - pese a esto - cabe continuar con su experimento y coleccionar días mejores o peores, sin que ninguno resulte puramente (a modo "cátaro") bueno o malo, blanco o negro. Com Ud. señala hay grises y grises.

Juan Ignacio dijo...

Bien hecho. Si cuentas días buenos y malos terminarás como aquel pobre cuento en que el visitante a un pueblo encontraba en el cementerio muchas lápidas que pensó que eran de niños porque decían (este vivió 5 años y 3 meses; este 6 años y 8 días; etc.) Y luego le explicaron que eran adultos pero contaron cómo vividos "realmente" sólo los días "felices". Cuento que me parece deprimente.

Carlos RM dijo...

Además no sólo hay grises. Entre el blanco y el negro están todos los colores. Ya el Señor dijo que el que esté libre de pecado que tire la primera piedra. Como la caridad empieza por uno mismo, no te las tires tú, hombre. Lo grande es que con las piedrecitas negras también se construye. Como siempre, una entrada esperanzadora.

Nadie dijo...

Pues a mí eso de las piedrecitas me parece un juego divertido y curioso, totalmente compatible tanto con paganos (como yo), como con cristianos (como tú, que Dios o la Madre Naturaleza os tengan a todos en su gloria o en su regazo protector). Los días son grises, pero a veces nos acostamos con un balance de satisfacción y otras no. En fin, tu entrada me parece, permíteme que te lo diga en confianza, un poco radical, en el sentido "ligero" que se le pueda dar a la palabra.
Como sólo llevamos tres días del año, todavía estás a tiempo de jugar. Si quieres, te ayudo a buscar piedras.

E. G-Máiquez dijo...

Qué consoladores comentarios (incluyendo el de Nadie). Muy bueno, Juan Ignacio, lo del cementerio y la preciosa lectura que haces. Tampoco es manca la del gran CRM: las piedras negras también sirven en construcción. Jo, qué alivio. Ah, y qué grande el magister laetus. Gracias mil.