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viernes, 18 de marzo de 2016

Oceánica impiedad


Ha saltado a la actualidad, por el asunto doloroso de los refugiados, el Tomás Moro de Shakespeare, que tuve el honor de traducir con Aurora Rice para Rialp. Todos los periódicos, dan cuenta de la noticia, dejando claro que es el mayor manuscrito de William Shakespeare del que se dispone y una pieza shakespeariana de un valor incalculable. No percibo ese entusiasmo cuando la obra se presenta como lo que es. Otra prueba más el criptocatolicismo militante del Bardo. Pero bien está que se vaya abriendo paso, pues Shakespeare —Borges dixit— siempre lo hace. El manuscrito es bellísimo y quién lo tuviese como un cuadro en casa.


Adjunto nuestra traducción del discurso de Moro para calmar la Rebelión del Primero de Mayo: 






sábado, 28 de noviembre de 2015

miércoles, 28 de octubre de 2015

Santa Cordelia


En el cole, para celebrar a Todos los Santos por todo lo alto, han pedido a los niños que hagan un trabajo sobre su santo titular. Carmen propuso, porque hay otra Carmen en su clase, hacerlo sobre Cordelia, su segundo nombre. Ha escrito su primer libro:


 
 

 



domingo, 25 de octubre de 2015

Embaucar al mismo diablo


Hoy, que tenía mucho interés en colgar mi artículo y enlazarlo incluso en Rayos y truenos, se ha caído la página de opinión del Diario. Parece una defensa de Trampolínk, donde lo cuelgo, qué remedio.

Y como en el artículo no me cupieron todas las citas demostrativas, las traigo, como tenía planeado, aquí:


[Soneto de Berowne] Aunque perjuro para conmigo / para contigo seré fiel. 
*  
[Lo de la unanimidad como método de exculpación.] Dumaine: El mal, sirviendo de ejemplo al mal, borraría de mi frente la tacha de perjuro, pues nadie es culpable cuando todos desatinan. 
* 
[Lo de exigir una ingeniosa justificación intelectual] 
El Rey: Entonces dejémonos de charla; y tú, querido Berowne, demuéstranos ahora que nuestro amor es legítimo y que no hemos quebrantado nuestra fe. 
Dumaine: Eso es; ve el modo de excusar nuestra falta. 
Longaville: ¡Oh! Alega algún argumento que nos permita proseguir; alguna ingeniosidad, algún subterfugio, con ayuda de los cuales podamos embaucar al mismo diablo. 
Dumaine: ¡Algún remedio al perjurio! 
* 
[Pero después de que Berowne ha desplegado todo su ingenio argumentativo, remata en un aparte:] El que siembra cizaña no coge trigo […] Las mujeres veleidosas pueden ser un azote para los hombres perjuros. Si eso sucede, nuestro cobre no adquirirá mejor tesoro.  
* 
Catalina: … millares de versos, atestiguando la fidelidad de su amor: enorme traducción de hipocresía, compilación servil, profunda necedad. 
* 
Princesa: Ni a Dios ni a mí nos gustan los hombres perjuros. 
[cuando el Rey le explica que es en virtud de ella que ha roto su juramento, replica la princesa:] No os equivoquéis acerca del sentido de la palabra virtud. Debierais haberla reemplazado por la de vicio, pues jamás la virtud ha tenido por norma quebrantar los juramentos de los hombres. 
[…] 
Tanto es mi odio a tener que reprocharme haber sido la causa de ruptura de un juramento prestado con sinceridad! 
[…] 
Nada de eso, señor. Juro que os equivocáis. [Ella sí puede jurar, recordando el juramento equivocado por aproximación irónica.] 
* 
Berowne: Cuando las estrellas vierten su maleficio sobre un perjuro, ¿qué rostro de bronce resistiría? Heme aquí, señora. Hazme víctima de tu numen. 
* 
Berowne: Hago aquí el juramento … de que en adelante mis cumplimientos serán formulados por un “sí” burdo o por un honesto “no” de andar por casa. […] Escribid sobre estos tres: “El Señor se apiade de nosotros” [inscripción que se ponía en las casas de apestados] Están infectados. A su corazón acude el mal. Tienen la peste. 
* 
Princesa: La [excusa] más bella es una confesión leal. 
* 
Princesa: ¡Silencio! ¡Silencio! ¡Deteneos! Habiendo violado ya un voto, no os arredrará ser perjuro. 
* 
Berowne: Para que nuestro perjurio sea más horrible todavía, hemos perjurado dos veces: la primera voluntariamente, la segunda por error. Bien empleado nos está. 
* 
El Rey: Berowne van a cubrirnos de vergüenza [los comediantes, justamente, que es lo que está haciendo Shakespeare]. No les dejéis acercarse. 
Berowne: Estamos a prueba de vergüenza, señor. 
* 
Armado: He visto el día del ultraje a través del agujero reducido de la discreción. [Ahora Adriano de Armado habla por nosotros, los espectadores. Y en inglés, más claro: For mine own part, I breathe free breath. I have seen the day of wrong through the little hole of discretion]
* 
La Princesa: Nos parece todavía muy breve el tiempo para pactar un contrato a perpetuidad. No, no, señor. Vuestra Gracia ha perjurado en demasía.

sábado, 12 de septiembre de 2015

Notición


Acaba de publicarse en Chile, por Editorial Universitaria, Conversaciones con J. M. Ibáñez Langlois. Es un notición. Ya he empezado a mover hilos para que el libro salte el continente y cruce el Atlántico. En cuanto llegue y lo lea, tendréis noticias. Por ahora, y no es poco, tenemos esta espléndida ilustración.


Y la entrevista que la acompaña, que tampoco es manca. Mucha atención a las fotos, emocionantes las tres, cada una a su modo. 

Yo me he llevado la alegría personal de ver qué escoge, de toda su vasta obra, el poema que yo escogí para que titulase mi antología: Oficio. Con cositas así yo mismo me doy ánimos.

Cuenta, sin embargo, que no escribe poesía desde hace veinte años, lo que chafa mi esperanza de que en secreto estuviese preparando otro de sus poemarios de gran aliento o, incluso mejor, otra colección de epigramas, unos poemas dogmáticos, III, que cada vez nos hacen más falta. Se ha retirado, dice, a sus cuarteles de invierno. Menos mal que sus poemas siguen en la primera línea de la batalla.


domingo, 14 de junio de 2015

Mi reino por un caballo


A lo mejor descubro un Mediterráneo, lo que sería bueno porque significaría que voy encaminado. ¿Se ha dicho ya que la búsqueda desesperada de un caballo por parte de Richard III puede tener ecos paulinos? Tras el descenso a los infiernos que describe Shakespeare, justo tras ese monólogo de Ricardo con tintes diabólicos sobre su conciencia perdida, viene el desorden de la batalla final y la agónica petición de un caballo, que bien podía ser el deseo imposible —quizá subconsciente— de una repentina conversión, que no llega. 

viernes, 30 de noviembre de 2012

Tomás Moro vs. Caballero Bonald



Esta mañana en clase temprano vibró el teléfono, no cogí, y vibró, y no cogí, y así, y me fui temiendo lo peor, como me pasa desde que soy padre.  Pero era que había salido la entrevista, un poco recortada por las puntas, pero bien. Al ver el periódico me he alegrado lo indecible. En la portada, grandísima foto de la cabeza de Caballero Bonald, el príncipe de los heterodoxos, flamante premiado con un premio de cuyo no nombre no puedo acordarme, y en la contraportada, Moro, que perdió la suya. Todo en su sitio. 


lunes, 18 de junio de 2012

Dos SOS, una falso y otro dramático

Una de mis penas traductoras más grandes era que cuando Moro (en Sir Thomas More de Shakespeare, nada menos, y de otros más) acaba su discurso en defensa de la piedad con los extranjeros y habla de su "espantosa inhumanidad", en inglés dice: "This is the stranger's case / and this your mountainish inhumanity". Esa montañosa inhumanidad, qué acierto, recuerda al Góngora del Polifemo: es grande, da vértigo, es rocosa, fría, deshabitada, montuna. Además, es una palabra extrañísima que sólo se usa una vez más en la literatura inglesa y la usa... ¡Shakespeare! O sea que es otra prueba de la teoría de que WS no es una mano más en una obra común, sino la mano cantante. Y yo no iba a ser capaz de conservarla. Aunque, ¡idea! ¿Y si traduzco mountainish por cerril? Ahí está el cerro y lo cerrado, y la sorpresa del adjetivo extraño también se salva por lo fuerte y rústico que en el florido discurso de Moro sonará de cierre cerril. Me hace ilusión pensar que Shakespeare (que había leído como mínimo la Diana) quisiera traducir precisamente "cerril" con eso de mountainish. Quedaría: "Así es vuestra cerril falta de humanidad". [Este es el falso SOS, falso sobrevenido, eh, porque pensaba pedir ayuda —y la pedí en privado—, pero se me ocurrió lo de cerril, y lo último que quiero yo es engañar a nadie o hacer que penséis en vano. Ahora lo pongo por dos cosas por si me lo queréis chafar (¡mejorándolo, eh!) y, sobre todo, lo confieso, para que cuando lo leáis en la obra —la edición no será bilingüe— no creáis que traduzco directamente stubborn y a correr.]

*** 

El segundo SOS es verdadero y dramático. El tono de la obra es bastante luminoso, a pesar de todo, y por eso me da mucha rabia que se me pierda su pincelada más oscura. Moro, que ya ha perdido el favor real, habla con su yerno Roper de los peligros y falsedades de la Corte y dice, refiriéndose a las malediciencias, consolándose de su confinamiento:
MORO 
True, son, here's no strife, 
Nor does the wanton tongue here screw itself 
Into the ear, that like a vice drinks up 
The iron instrument.
que sólo he podido traducir como:
MORO 
Cierto, aquí no hay discordias, 
ni la impúdica lengua se enrosca cual tornillo 
en el oído, que se traga 
el instrumento férreo.
Vice (que es un instrumento de carpintería que agarra la pieza que va a ser taladrada) es un acierto brutal de Shakespeare que se me escapa de las manos. Por un lado está la imagen en sí, por otro su sonido, que remite al vicio, como salta al oído, y por último el concepto resultante: eso de que el vicio y en concreto las calumnias nos inmovilizan. Pero no he sido capaz. ¿Alguna sugerencia? Se pagará con el envío de un ejemplar dedicado por los traductores y con el agradecimiento eterno de William Shakespeare, que no quiere que se pierda nada de la obra, y con la bendición de santo Tomás Moro. 

jueves, 7 de junio de 2012

Now I am in a holiday humour

En la reseña, me recreo poco en Rosalinda, pero no hace falta decir la admiración que me produce una chic capaz de verso tan claro: "A traveler! By my faith, you have a great reason to be sad".