martes, 15 de diciembre de 2009

Su primer libro

Siempre me pareció especialmente idiota el anuncio aquel de "su primera colonia", pero viendo la ilusión que me ha hecho su primer libro, y teniendo en cuenta que el personal suele valorar más un perfume que un volumen, me retracto públicamente. Ayer, cuando fui a Correos, con lo último que esperaba encontrarme era con un regalo para nuestra niña. Ni con esta carta:

Queridos Leonor y Enrique;
Quería manifestaros toda mi alegría por ese nuevo miembro en la familia. Como la amiga librera que soy a mí me toca ayudar con la biblioteca de la pequeña.
Yo no os profetizo que leáis menos [o sea, que encima ¡me lee!], pero quizás cambiaréis el tipo de lecturas. Para empezar os envío el libro de poesías que más me marcó en mi infancia. He intentado buscar la edición antigua, pero no ha habido manera. Ésta, aunque cambiando las cubiertas, es calcada de la original. Es una traducción, pero increíble lo bien que está. Me encanta, por ejemplo, el poema 40.
Bueno, el caso es que un libro que adoro y con el que quiero contribuir al inicio de la que supongo será una pequeña lectora.

"Espero que os guste...", seguía. Y ha sido mucho más que un gusto. Qué emoción inaugurar su biblioteca, y con un libro de poemas, y con un regalo de S. De S., y de San Juan de la Cruz, que todos los años el día de su santo me trae algo, y este, cuando ya parecía que se había olvidado de mí, se ha superado a sí mismo. Para que no cupiera duda, miren su firma, "oscura noche hermosa", en el primer poema que leí, a la puerta de Correos, a la luz titubeante de un farol que brillaba con un no sé qué que queda parpadeando. El libro es El libro de los monicacos de Michael Ende. Y el poema 40, "Para susurrar mientras concilias el sueño" hubiese sido, además, perfecto para Leonor anoche:

Suave, leve, blando arrullo,
pausado, quedo murmullo.
En el cercano aposento
suena el viejo reloj lento.

Blanda, suave, leve almohada,
fiel quietud, mano posada.
Padre, madre: cercanía;
cerca están: confía, fía.

Confía fía, reposa;
tras la oscura noche hermosa,
se abrirá la luz temprana:
¡qué bello día mañana!

Suave, leve, blando arrullo,
susurreo, bisbiseo, murmullo,
ola lisa, balanceo,
columpio, barco, trineo.

Trineo, columpio, barco,
para mis sueños me embarco.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Entre los derechos del/la nasciturus está el de leer. Bien por haber inaugurado esa biblioteca futura, precisamente el día del Patrono de los Poetas. A mí, cuando iba a nacer mi hija Ana me regaló el inefable Don Antonio Galea, regente de la Librería Anticuaria de Carlos García, la mejor de Sevilla, un Catecismo de Ripalda y una Urbanidad de Edelvives (niñas), "para que la educara cristianamente".

Jibarito dijo...

Pues hace efecto... son las 11 y media de la noche y con ese "suave leve y blando arruyo" me están entrando unas ganas de coger la cama...