jueves, 31 de marzo de 2016

Último poema


En el número 117-8 de la revista Turia, sale mi último poema, que se juramenta para lo contrario, para no ser el último. Es éste:


..............INDISOLUBLE

Descubrí con espanto
que la poesía ya no me gustaba.
¿Desde cuándo?
..........................¿Por qué?
.........................................¿Cómo empecé a morir?

Sentí cómo se abría un vacío sin fondo 
a la altura del pecho.
Me tuve lástima. Pensé en los años
que la amé sin mesura: ¿ahora perdidos?

Gané enseguida, sin embargo, esa indulgencia
que los culpables reservan para ellos,
y hasta una pose cínica:
"Todavía es posible que me ame.
Poesía es nombre de mujer y a ellas
les gustan las historias desgarradas
y escogen a quien menos las merece,
sufriendo luego mucho..."
..........................................Pero no,
ni me pega el cinismo ni por mí
sufrirá: yo lo disimularé.

Con Leonor no hace falta,
pero que la poesía
............................—mi otro gran amor único—
aproveche que soy un ortodoxo
que cumple su palabra. Y a ella se la di.

Desde luego eso tiene: mi palabra.





miércoles, 30 de marzo de 2016

Golondrinas



Dante puso al pruno en el Inferno como el árbol de los suicidas por sus hojas sanguinolentas. ¿Lo habría hecho de verlo florecido?

No me gusta nada la bandera del Puerto de Santa María. 
Me decían que es el amarillo de la arena de la playa y el verde de los pinares. Me parece poca alegoría y poca exactitud cromática. Pero, por fortuna, me consuelo con el escudo:




Ayer, sin embargo, viendo los cipreses florecidos, descubrí los colores de la bandera:



Y, como fin de fiesta, cruzó el azul la primera golondrina, que es una emoción única de todo los años. 

Y, enseguida, la segunda, para que no diga el refranero.





martes, 29 de marzo de 2016

lunes, 28 de marzo de 2016

Tales


Me he pegado un jardazo de impresión como Tales de Mileto, aunque en mi caso mirando un pájaro que cantaba. No había por los alrededores ninguna muchacha tracia, así que no se rió nadie. Y lo traigo aquí para que os sonriáis al menos. Por si la risa o la sonrisa conjuran lo del molino de aceite y la fortuna que venía después.


domingo, 27 de marzo de 2016

Miguel Espinosa, mi padre


Como de Miguel Espinosa, mi padre he escrito en el Diario el artículo que tenía que haber sido una reseña aquí y he dejado caer mis admiraciones en Twitter, traeré a Rayos y Truenos una pega.

Me entusiasmó, como es natural, esta denuncia de Juan Espinosa del truco del almendruco.  Y a las pocas páginas va y se mete con el marqués de Peralta, esto es, con san Josemaría Escrivá de Balaguer, o sea, con el fundador del Opus Dei, sin venir mucho a cuento. Parecía, realmente, el pago del peaje al mundo que había denunciado diez minutos antes. Yo, en cualquier caso, se lo perdono, que el mejor escriba echa un borrón. Y el libro es una maravilla.

Lo que colgué en Twitter:








jueves, 24 de marzo de 2016

El truco del almendruco


Os hablaré mucho más del libro Miguel Espinosa, mi padre, pero no me resisto a traer de inmediato esta observación aguda, como suya, de Juan Espinosa, su hijo:




domingo, 20 de marzo de 2016

Un esnobismo inaudito


La baronesa Blixen, en Sombras en la hierba:


Alabado seas, Señor, por el hermano León, que es tranquilo, tiene zarpas poderosas y fluye por la hierba luida con la boca enrojecida, silencioso, con el rugido del trueno listo en el pecho. 
* 
Mis amigos se rieron de mí cuando les dije que pensaba regalar la piel del león al rey Cristián X.—Es de un esnobismo inaudito. 
* 
Ninguno de vosotros sabe lo que es vivir largo tiempo fuera de la patria. 
* 
A mí la peste no me daba miedo […] consideraba noble morir de una enfermedad a la que papas y emperadores habían sucumbido. 
* 
Como todas las raíces, pedían oscuridad. 
* 
… y rompían a reír. En las caras desdentadas de las mujeres viejas cien arrugas delicadas trocaban mejillas y mentón en una radiante máscara barroca, pues ya no eran las cicatrices de la guerra de la vida, sino las huellas de muchas risas. 
* 
[Epitafio —excepcional para mi gusto— de una tía suya] “Tuvo más de un día malo, pero sus noches eran gratas” .
* 
El primer precepto de un manual de etiqueta del siglo XVII prohíbe contar a otros los sueños propios, ya que es imposible que le puedan interesar. [Atención, poetas y diaristas, por favor.] 
* 
Cuando en un sendero uno se topa con un masai, se le saluda diciéndole: “Saubaa”. Si es una mujer masai, se le dice: “Tarquenya” [Qué listos los masais. Yo, la verdad, aunque siempre digo “hola” entono de manera diferente.] 
* 
El entonces gobernador, Sir Philip Mitchell, decía que me escribía en vista de la insistente demanda de su criado Alí Hassan. Decía que Alí era el mejor criado que jamás tuvo, pero que desde el primer momento le hizo saber a su amo que se consideraba aún a mi servicio y que si alguna vez yo volvía al África, él se reservaba el derecho de dejar la casa del Gobierno sin previo aviso. 
*La gente trabaja mucho para asegurarse un porvenir; yo daba a mi mente trabajo y preocupaciones en mi intento de asegurarme el pasado. 
* 
La muerte de Farah. […] no era la primera vez que lo había mandado por delante a algún lugar desconocido, para que me instalara el campamento. [Es aquel epitafio de G.K.Chesterton] 
* 
[Última carta de su criado Kamante] “Yo ciertamente convencido cuando pido por ti a Dios todopoderoso que esta petición te la concederá sin falta. Por eso pido a Dios que sea bueno contigo de ver en cuando”. 



sábado, 19 de marzo de 2016

Dos o tres impresiones provinciales


He disfrutado mucho la lectura de Impresiones provinciales, la última entrega del dietario de José Jiménez Lozano. No ha sido el menor placer haberla simultaneado con el magistral y apabullante diario de Andrés Trapiello. Siendo ambos inmejorables en su estilo, se equilibraban.

Por supuesto, he sacado, como siempre de JJL, noticias  interesantes, ideas profundas y lecturas imprescindibles, pero me he llevado dos o tres impresiones muy personales que quiero compartir.

La primera este poema:


CANECILLO  
Muchas veces he visto un canecillo 
en una iglesia abandonada, 
un bufón burlándose: 
—¿Sigues riendo? —le pregunto. 
—Aunque soy de piedra —dijo—, 
¿qué podría hacer, si miro al mundo? 
Yo hago mi oficio. 


A mí también me han preguntado a menudo, con cierto tono de censura, si sigo riendo. Ya tengo mi contestación: hago mi oficio.

Más tarde habla del oficio del fotógrafo. Yo, que defiendo el yo en literatura, he recibido estas palabras como agua de mayo, claro: la fotografía es válida y salvífica "verdaderamente, sólo si el fotógrafo, como el pintor lo hizo siempre, consigue constituirse en el sujeto del fotografiar: esto es, capta el sentido y se lo otorga a la realidad fotografiada".

Y una tercera impresión incluso más personal. ¿Más todavía? No, más no, pero más biográfica. Fui yo el que di el teléfono a un amigo que quería invitar a JJL a la Academia de Artillería. Me ha dado un alegrón ver que aquella visita, para la que puse mi granito de arena —o de agenda—, salió tan bien: 




Calimero

Pollo a la petitoria: Pollo a la petitoria

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Su propio afán
.

viernes, 18 de marzo de 2016

Oceánica impiedad


Ha saltado a la actualidad, por el asunto doloroso de los refugiados, el Tomás Moro de Shakespeare, que tuve el honor de traducir con Aurora Rice para Rialp. Todos los periódicos, dan cuenta de la noticia, dejando claro que es el mayor manuscrito de William Shakespeare del que se dispone y una pieza shakespeariana de un valor incalculable. No percibo ese entusiasmo cuando la obra se presenta como lo que es. Otra prueba más el criptocatolicismo militante del Bardo. Pero bien está que se vaya abriendo paso, pues Shakespeare —Borges dixit— siempre lo hace. El manuscrito es bellísimo y quién lo tuviese como un cuadro en casa.


Adjunto nuestra traducción del discurso de Moro para calmar la Rebelión del Primero de Mayo: 






jueves, 17 de marzo de 2016

Espejito mágico


Percibes de golpe tu edad cuando ves lo mayor que está la amiga de la adolescencia a la que no te encontrabas hace tiempo. Pero es un espejo mágico, que te halaga. Porque ella sigue muy guapa.




martes, 15 de marzo de 2016

Fiel a su historia



La baronesa Blixen o Isak Dinesen, que fue su seudónimo, está estupenda en las entrevistas que se reunen en Ser fiel a la historia (Confluencias, 2013).

[Acerca del amor de los jóvenes por la velocidad de los coches] No obstante, cada vez que me acuerdo de cuando montaba a caballo siento que se ha perdido algo de incalculable valor.
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Es posible que nos encontremos ante el fin de algo, de una forma de civilización.
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[Su vida, que no salió en absoluto según sus planes] Esto demuestra que la imaginación de Dios es mejor y más refinada que la nuestra.
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Vivir allí [en Kenia, en su plantación] era, creo yo, como en la Inglaterra del siglo XVIII.
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Divertía a mi gente a través de la rima; no la conocían, todavía no la habían descubierto. Les decía cosas del estilo de “Wakamba nakula mamba” (La tribu Wakamba come serpientes), que en prosa los hubiera enfurecido, pero que en versos con rima les divertía enormemente. Y me decían: “Por favor, Mem-Sahib, hable como la lluvia”.
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En ninguna historia se puede avanzar sin haber analizado antes las cuestiones supuestamente simples.
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[La explicación de su seudónimo. Dinesen es su apellido de soltera] El nombre “Isak” significa “El que ríe”.
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Tengo tres mil años y he cenado con Sócrates.
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El núcleo de mis obras no lo constituye la idea sino el desarrollo de la trama; es algo que se puede narrar, por ejemplo, Alí Babá y los cuarenta ladrones, a diferencia de Ana Karenina, que no se puede narrar.
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Reescribo compulsivamente. ¡Es un infierno! Una y otra vez. Y luego, cuando creo haber terminado y Clara prepara las copias para enviarlas a la editorial, los vuelvo a leer, me da un síncope y los reescribo una vez más.
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Sería terrible si pudiera explicar cualquiera de mis cuentos mejor de lo que se expresa en el propio cuento.
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Mi mayor constante en esta vida ha sido la alegría de vivir, creo. Tenía buena vista, buen oído, buenas piernas y cualquier cosa me hacía feliz: levantarme, bailar, viajar. Pero también he tenido grandes penas…
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Hemos tenido que pagar un alto precio por la emancipación de la mujer.
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Una sociedad en la que hombres y mujeres fuesen idénticos me parecería tremendamente triste y estéril.
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[¿Qué aconsejaría a los jóvenes?] Ante todo, deben ser valientes. Sin valentía no hay forma de vivir. Y si me volviesen a preguntar, añadiría que es imprescindible poseer el don de amar y un buen sentido del humor.
* * *

[Cita su cuento “La página en blanco”] Cuando el narrador es fiel, eterna e inquebrantablemente fiel a la historia, al final es el silencio el que habla. Cuando la historia ha sido traicionada, el silencio no es más que vacío. Pero nosotros, los fieles, cuando hemos dicho nuestra última palabra oímos la voz del silencio.



jueves, 10 de marzo de 2016

Ciprés


He pensado dejarle una nota en el buzón al dueño del ciprés de dos o tres casas más al norte. Cuando subo las escaleras de nuestro dormitorio, ahí está el ciprés, de guardia, enhiesto, indicándome el camino. Y, como las escaleras son empinadas y yo soy lento, me da tiempo a recibirle todos los ánimos físicos y luego los más espirituales y metafóricos. El ciprés siempre firme, haciendo más azul el cielo, más sensual el pino.





miércoles, 9 de marzo de 2016

¿Cuántos padres eres?


"Tú, ¿cuántos padres eres?", me preguntó Carmen desde su bicicleta, con el pie apoyado y una mano en la cintura, el manillar doblado y la mirada chispeante y retadora.

"Uno", hice con el dedo, porque sigo sin poder hablar. 

"Pues ahora estás conmigo", concluyó, recordándome la pericia forense de Porcia en El mercader de Venecia. Se había dado cuenta de que me volvía nervioso para ver si Enrique aparecía o no al fondo de la calle. Se había quedado atrás con el patinete y con su madre.

Me pareció muy bien que no me reclamase en exclusiva, sino aquí y ahora, y argumentando con lo esencial. Y recordé a mis jasídicos. Lo que me hizo estar un poco absorto, quizá. Si Carmen se percató —que se percataría—, ya me dio por imposible. 




martes, 8 de marzo de 2016

Matar al padre


Mi mudez transitoria entusiasma a mis hijos, que no se cansan de mi silencio. Yo, sin embargo, no me rindo y he encontrado, para reñirles, un aliado natural en la simbología. Y ya van ellos captando los matices. Cuando nos divertimos, es mímica. Cuando educo, son iconos.

Y demasiado bien los captan. El summum de seriedad es mi dedo índice levantado, que debe dejarlo todo inmediatamente en suspenso. Y mi hijo Quique, entonces, hace una tijera con sus dedos y pretende despojarme de mi autoridad cortando por lo sano. Es un ejemplo clarísimo de la pulsión natural a matar al padre.



Claro que él eso no lo sabe, porque no lo haría.





lunes, 7 de marzo de 2016

Es lo más


Me pasma (en varios sentidos) el lenguaje preadolescente de Carmen. De pronto, dice mucho el superlativo guay: "Es lo más". Y yo he caído de bruces en el giro girardiano de la expresión. Porque no importa lo sustantivo, sino lo comparativo. En qué concreto sea algo lo más da lo mismo, siempre que supere a sus rivales o competidores. El valor se desplaza, imperceptiblemente, con la excusa de una facilidad, de la realidad a la rivalidad: a la rivalidad vencida.

Ni que decir tiene que no se lo voy a explicar a Carmen por ahora.



domingo, 6 de marzo de 2016

Calle Sorolla


¿Os he dicho ya que estoy muy orgulloso de vivir en el calle Sorolla? También estaba contento de vivir antes en la paradoja de la calle Mar de Labrador, pero Sorolla es todavía más.



sábado, 5 de marzo de 2016

Bicicleta


Se me escapó un grito de júbilo, a pesar de mi prescrito silencio absoluto. Carmen me pidió que le enseñase a montar en bicicleta sin ruedines y yo, fiel al deber, allí que fui, pero temiendo por mis riñones y lamentando el destino trágico del padre tardío.

Sin embargo, a las dos vueltas, salió andando sola. No me lo podía creer, y grité, ay, de alegría.

Y lo mejor no fue eso. Corría (sí, corría, así es el instinto paternal) a su lado, por si tenía un desfallecimiento, y la oía decirse: "Vas con ruedines, vas con ruedines". Luego me lo ha explicado: "Imagino que los llevo puestos y así me siento mucho más segura". Ese método es muy mío y es un ejemplo de poner la ficción al servicio de la realidad, siempre más emocionante y peligrosa. Tuve otro ataque de júbilo, pero ya no grité, por la prescripción médica y porque la alegría iba mucho más honda.


viernes, 4 de marzo de 2016

Brisa



Carmencita ha tenido esta noche una pesadilla, decía a las cuatro de la mañana, cuando ha aparecido en nuestro cuarto con la pretensión, irreal como una investidura de Pedro Sánchez, de meterse en nuestra cama. De la mano hemos ido a su cuarto y yo sí me he acostado a su lado. A los cinco minutos estaba dormida, con una respiración honda, rítmica y cálida, que me alborotaba el flequillo, como la brisa de las noches de agosto en la playa con marea baja. 

Feliz pesadilla.



jueves, 3 de marzo de 2016

Gatopardo



Muy recomendable biografía de Lampedusa: El último Gatopardo, de David Gilmour. A ratos, inquietante, casi siempre deliciosa. Un ejemplo de lo primero, su psicoanalizable matrimonio con la psicoanalista Lizy Wolff-Stomersee. Uno de lo segundo, cuando un pastor  le pregunta en Inglaterra si pertenece la High Church o a la Low Church y contesta, para mi lógico regocijo, que "a la Iglesia más alta".

Pero si escojo ese ejemplo lo hago con mala conciencia, lo confieso, llevado por mi espíritu combativo. Hay muchas otras cosas. Esta contestación a una pregunta absurda no tiene desperdicio: "Si me dijeran que todas las obras de Shakespeare debían sucumbir, menos una que yo debiera elegir, primero intentaría matar al monstruo que me hubiese hecho la propuesta; después, si no resultaba, intentaría suicidarme, y si ni siquiera pudiera llegar a eso, pues bien, al final de todo, elegiría Medida por medida".


Otra maravilla, también muy personalizada, ha sido caer en la cuenta de que este hombre, con todo el tiempo del mundo, sólo se puso a escribir su novela cuando asumió la pesada carga de... ¡dar clases! Dios le bendiga de mi parte, que tantas tentaciones tengo siempre de culpar a la pedagogía de mis diversos males.


Y hablando de mi lectura egocéntrica, yo lo he leído recordando a cada paso mi viaje a Sicilia, tan inolvidable. Con un asombro alborozado he visto que nuestro hotel en Palermo tenía a su espalda la vía Butera, donde vivió Lampedusa muchos años y los más fructíferos. Quizá podría haber visitado su palacio. Aunque la página web hace bastante bien el papel




También me ha hecho mucha gracia una tontería. Creo que conté aquí que el viaje empezó con mal pie y que me perdieron mi maleta. (A la vuelta, también, por cierto.) Yo, angustiado, salí esa misma tarde a comprar compulsivamente calzoncillos y calcetines por Catania (caten la aliteración). Creo que era sábado y estaba casi todo cerrado. Encontré modelos bastante discutibles. Al día siguiente reapareció la maleta, y aún tengo todo aquello sin estrenar. Pero ahora he caído, con regocijo parejo al de la calle del hotel, que en aquellos calcetines tan cortos, que aún guardo, había bordado, inesperadamente, ¡un gatopardo!




miércoles, 2 de marzo de 2016

Descansando


Recuerda a lo de Pío Baraja, que cuando los de Vera le veían leyendo en la hamaca le decían: "Qué, don Pío, descansando", y él contestaba: "Trabajando". Luego le veían cavando en su huerto y le gritaban: "Qué, don Pío, trabajando" y replicaba: "Descansando". 

Cómo descansarían estos curas párrocos con el hacha.