lunes, 31 de enero de 2011

— Mon semblable, — mon frère

En la barra del bar, junto a su taza de café, el parroquiano, serio, meticuloso, reflexivo, hace su quiniela. Yo, a un metro y medio, junto a mi taza, también me concentro en mi papelito: en una servilleta tomo notas para un poema. ¡Oh, mi hermano, los dos esperamos un golpe de fortuna!

Ángel Mendoza 3/4

...............NIGHTMARE

Era de nuevo octubre del noventa
y en el viejo autobús hacia la Facultad
se sentó junto a mí,
pero en cambio esta vez no dije nada.
Así que nunca más la volví a ver,
y nunca coincidí con ella en ningún sitio,
ni pude presentarme, ni insistí en que supiera
mi pasado de niño de barrio pobretón.
Tampoco se partió de risa con mis chistes
sobados y patéticos,
ni accedió pensativa, haciéndose la dura,
a ver una película de moda en esos años,
Nightmare, (ni a los refrescos
invitó ella y a las copas yo.)
Así que no nos vimos muchos años después,
recién salidos de otra pesadilla,
y no hablamos mil horas por teléfono,
y no hicimos un nudo de aquellas cuerdas rotas,
y una mañana no naciste tú,
y yo no te escribía jamás este poema. 

De Horario de invierno (Pre-Textos, 2005).

domingo, 30 de enero de 2011

Cambio de planes

El trampolínk para mi artículo de hoy se me ha ido convirtiendo entre los dedos en otro artículo, y como está la cosa muy mala y hay que ahorrar, lo he guardado avaramente para el miércoles.

En cambio no pensaba colgar la otra glosa que publico en el Semanario Alba sobre lenguaje. Pero el comentario de Dal del otro día me ha --además de emocionarme-- animado. Aquí va. Espero no aburriros:


Me he llevado años envidiándoles la palabra “aburridor” a los colombianos. Nosotros usamos “aburrido”, que califica sólo el triste estado del paciente paciente. Con “aburridor” se describe al agente activo del aburrimiento, a aquel que lo provoca, y de paso, como quien no quiere la cosa, se le insulta un poco, en venganza. Sin embargo, he leído un “Elogio de los pelmazos” de mi inseparable Chesterton, donde demuestra que los aburridores no existen. Sólo hay gente que no sabe prestar la suficiente atención o que es incapaz de descubrir el lado interesante de lo que cuenta el aparente aburridor. Me ha convencido y me he alegrado de que nuestro español de aquí, tan vapuleado, no conozca más que la palabra "aburrido". 

sábado, 29 de enero de 2011

Yo sería su Escudero

De Nunca se sabe de Isabel Escudero (Quintana de la Serena) estos poemitas/poemazos:

Todo va de acuerdo:
el espejo que desgasta mi cara,
los ojos que emborrona el tiempo.
*
No hacer distinciones:
vivir con los muertos:
los de antes, los de luego.
*
¡Que se entretengan,
que se entretengan!:
¡que se aburran
sin darse cuenta!
*
Como Eva en el Paraíso,
huyendo de la ley,
caigo en el capricho.
 *
Del agua saltó un pez,
relámpago de plata:
¡volverlo a ver!
A ver, niña,
sonríe un poco,
que el día de mañana
te sonreirá la foto.
Ser feliz un momento,
aunque sólo sea
para el recuerdo.
 *
Pace el caballo,
acaban de venderlo:
no se ha enterado.
 *
En mis sueños
nadie del todo ha muerto:
sigue chillando el cochino
con el cuchillo en el cuello.
 *
Que te hayas ido, bueno,
pero ¡que te lleves
también tu recuerdo!
 *
¿Vivir para contarlo?
Puede ser;
pero mejor, al revés.
 *
Yo me voy,
tú te quedas:
que huelas por mí las rosas
a la primavera.
 *
Cada copla una flecha,
y si acaso no te toca,
que se pierda.
 *
Que sean muchas,
a ver si de tantas
te acierta alguna.
 * 
En la mina del alma,
revueltos
el oro y la ganga.
 *
Luna insomne:
se ríe de los sueños
de los hombres.
 *
Cae la flor del almendro
a cámara lenta;
a plomada
cae la almendra:
en dejarse caer
hay mucha ciencia.
Arbolillo menudo:
¡qué castigo
tantos frutos!
 *
Con periódicos
de anuncios de pisos,
se cubre de la noche
el mendigo. 
 *
Hasta mi esposa
en primavera
me parece otra.
 *
Será por la distancia, no sé,
pero con qué cariño
me miro los pies.
 *
¡Tan feliz sube la pelota!
Y luego cae
como si tal cosa.
 *
“Llueve a cántaros”,
qué bien que uno se explica
exagerando.
 *
Voto de pobreza:
no tener ni idea.
 *
Exactitud, claridad,
y si además, sencillez,
¡el no va más!
 *
… a la luz de los farolillos
de las buganvillas…
Gracias, gracias, amigas, [las flores]
por ser tantas, y tan repetidas


viernes, 28 de enero de 2011

Eclesiastés 2.0

Wanitas wanitatum et omnia wanitas.

El correcto español


Una expresión que no se me cae de la boca ni de las intenciones es “matar dos pájaros de un tiro”. Luego, rara vez los mato, porque de puntería ando nada más que regular. “¿Por qué —me preguntaba el otro día yo retóricamente—, por qué, por qué se dirá ‘matar dos pájaros de un tiro’ cuando es algo tan deseable? ¿No sería más bonito hablar de ‘soltar dos pájaros de un solo y leve movimiento de muñeca que abriese la portezuela de la pajarera’?” “No, no, muchacho —me corrigió el idioma, tan poco retórico, tan a la pata la llana como suele—: cuando intentas hacer varias cosas a la vez las matas del tirón. Si quieres que vuelen y canten, mejor de una en una, con mucho orden”. 

Qué bien habla el idioma y cuánto sabe. 

jueves, 27 de enero de 2011

Vladimír Holan, Dolor, Hiperión, 1986, trad. Clara Janés

Hay cuatro o cinco poemas en ese libro ante los que incluso las irreverentes tijeras del barbero, que no se cortan, tiemblan y boquean, sin atreverse a entrar. Del resto, han recortado estos mechones:


Hay destinos
donde  todo lo que carece de temblor no es sólido.
*
Todo, hasta el mismo silencio,
tiene algo que callar.
*
[…] quieres escribir un poema
tan sencillo y diáfano que sería invisible
[…] pero tal vez un ángel
lo leyera.
*
Lo que sólo es poético mata la poesía…
*
Hubiera debido buscar palabras cotidianas.
Ni siquiera al vino sin consagrar
se le puede añadir nada.
*
[...] aunque el corazón patalee sin cesar.
*
Incluso pecador, un cura es un cura…
Pero el poeta […]
*
presiente una palabra tan grávida, que debería estar encerrada
en un libro imposible de sostener en la mano…
*
Qué silenciosamente bebe el caballo…
*
Un poema
es un don… Sí, pero lo hablado vale más que lo escrito…
¡Qué daría por un amigo!
*
Todo es un poco más plano,
como un poema escrito a máquina
o una iglesia con calefacción…
*
En el jardín, la lluvia
se tiñe el pelo como el saúco.
*
Sólo el ángel de la guarda no entra ni sale,
siempre está con nosotros, conmigo casi cincuenta años,
y, sin embargo, hasta hoy nunca se me ha ocurrido
ofrecerle un vaso de vino.
*
Dios, ese amante no correspondido…
*
[El dolor]
es siempre mayor que el hombre,
y sin embargo tiene que caberle en el corazón. 

miércoles, 26 de enero de 2011

Epitafio

.......................................A Cristina Moreno

No, no te sea leve la tierra en que reposas
ni tampoco tranquila. No estás acostumbrada.
Que retumben en ella cada día más firmes
los pasos de tus hijos y el ruido de sus risas.

-

martes, 25 de enero de 2011

Carta de amor de G. K. C. a su novia Frances Blogg, madrina de este blogg

[…]

Estoy echándole un vistazo al mar mientras trato de contar el patrimonio que puedo ofrecerte. Hasta donde alcanzo a divisar, mi equipo para emprender el viaje al mundo de las hadas consta de los siguientes elementos:

1º. Un sombrero de paja. La parte más antigua de esta reliquia admirable muestra vestigios de auténtica artesanía normanda. El vandalismo de los soldados de Cromwell nos ha dejado muy poco de la cinta original del sombrero.

2º. Un bastón, muy nudoso y pesado: admirablemente apropiado para abrirle la cabeza a cualquier paisano de Suffolk que niegue que tú eres la más noble de las señoritas, pero de ningún otro uso. 

3º. Un volumen de los poemas de Walt Whitman, una vez casi regalado a Salter, pero luego no. Tiene su nombre escrito todavía en él con una afectuosa dedicatoria de su sincero amigo Gilbert Chesterton. Me pregunto si alguna vez llegará a sus manos.

4º. Numerosas cartas de una señorita, que contienen todo lo bueno y generoso y leal y santo y sabio que no está en los poemas de Walt Whitman.

5º Una navaja inmanejable, cuyas hojas tienen unos filos más variados y exóticos que los que suele fabricar un cuchillero corriente. Su parte principal, además, es una cosa “para extraer guijarros de la pezuña de un caballo”. ¡Qué hermosa sensación de seguridad le da a uno reflexionar que si tuviese alguna vez dinero suficiente para comprar un caballo y lo comprara y le sucediese que el caballo tuviera un guijarro en su pezuña, está listo, permanece perfectamente preparado, con una sonrisa desafiante!

6º Tras el útimo milagro de visión práctica, llegamos a la caja de cerillas. De vez en cuando, enciendo una, porque el fuego es hermoso y quema los dedos. Algunas personas consideran esto un desperdicio de cerillas: son los mismos que tienen objeciones a la construcción de catedrales.

7º. Alrededor de tres libras en oro y plata: lo que queda de uno de los estallidos de afecto de mi editor, el Sr. Unwin: esas explosiones de espontáneo amor por mí, las cuales, tal es el orden perfecto y la armonía de su mente, ocurren cada cierto período de tiempo, sorprendentemente exacto.

8º. Un libro de poemas para niños, en manuscrito, titulado “El libro climatológico” terminado en ¿sus tres cuartas partes?, y que enviaré al Sr. Nutt. He estado trabajando en él de una forma bastante estable, lo que me parece bien digno de alabanza en estas circunstancias. No se puede contar en él lo que realmente interesa. Ya lo entenderán cuando sean mayores.

9º. Una raqueta de tenis... no, no te sorprendas. Es parte del nuevo régimen, y la única cosa nueva y reluciente en el museo. Pronto la avejentaremos, como el sombrero de paja. Mi hermano y yo estamos enseñándonos mutuamente tenis sobre hierba.

10º. Un alma, hasta ahora ociosa y omnívora, pero ya lo suficientemente feliz como para avergonzarse de sí misma.

11º. Un cuerpo, igualmente ocioso y, desde luego, igualmente omnívoro, absorbiendo té, café, vino rosado, agua de mar y oxígeno a su entera satisfacción. Le encantará nadar, supongo, siendo el mar de un tamaño adecuado.

12º. Un corazón... extraviado en algún sitio.

Y éstas son todas las propiedades que puedo inventariar en la actualidad. Después de todo, mis gustos son estoicamente simples. Un sombrero de paja, un bastón, una caja de cerillas y algunas poesías propias. ¿Qué más puede un hombre necesitar?

[...]

lunes, 24 de enero de 2011

Las cosas de Palacio

Entre las muchas agudezas de Manuel del Palacio, ésta en que da las gracias a su traductor de dos poemas al sueco allá por 1892:
 
¿No han reparado ustedes
que estoy muy hueco
desde que Goran Bjorkman
me vertió al sueco?
Mil gracias al amable
doctor de Upsala
por el precioso libro
que me regala;
y en prueba y testimonio
de simpatía,
pues su lengua no entiendo
y él si la mía,
mi ruego no desoiga
ni lo desdeñe:
remítame una sueca
que me la enseñe.
Lo que demuestra, de paso, que la cosa aquella con las suecas no fue, como nos hizo creer la leyenda negra, un producto más del tardofranquismo.

Hombre sin descendencia

Un poemario llamado así tenía por fuerza que interesarme. Fui un hombre sin descendencia, y, aunque sea por la costumbre, y con permiso de lo que los siguen siendo, lo seré a título honorífico siempre un poco. No es tan raro: Charles Ryder, por otros motivos, se consideraba childless a pesar de sus dos hijos. El caso es que he leído este libro de Braulio Ortiz Poole (Sevilla, 1974) con mucha atención.

El barbero ha seleccionado lo que sigue:
Hablo de lo pequeño, y comprendo que es grande.
*
Escribo para saber que tengo alma.
Lo más próximo a un milagro que conozco
[No entiendo bien si Braulio Ortiz Poole se refiere a la amistad o a la comunicación íntima que produce, aunque para el caso es lo mismo, un milagro.]
*
Estar aquí ya es mucho.
Siempre, en realidad, fue suficiente.
*
Más allá de cualquier alumbramiento,
un hombre siempre deja descendencia,
[…]
Si ha sido querido,
un hombre nunca muere.
*
[En el epílogo destaca entre las hondas contradicciones de la muerte] —cómo puede seguir tan presente alguien que ya se fue—

domingo, 23 de enero de 2011

Desde un fracaso escribo

 aquí


[Y escribía también, sin saberlo, desde una paradoja: mientras redactaba y enviaba este artículo al periódico, en las páginas del ABCD cultural mi libro... ¡salía en la lista de los más vendidos! No es una paradoja chestertoniana porque es muy pequeñita y formal. La lista de los más vendidos de poesía no habla ni inglés: no sabe pronunciar best-seller. Pero no deja de ser una bromita del destino que, para una vez que hablo de los best-sellers, que nunca lo hago, sino que paso, me pase esto.]

sábado, 22 de enero de 2011

La difícil educación

No tratamos los llantos de mi hija por igual. Y los demás padres hacen prácticamente lo mismo. Si llora por hambre, frío o por algún leve dolor, nos preocupamos muchísimo, y enmendamos la situación sin pérdida de tiempo. Si llora porque quiere estrechar sus lazos familiares (esto es, ser cogida en brazos), ya nos importa menos: “Deja que llore un rato”, decimos, poniendo cara de pedagogos. Si lo hace porque quiere que se la levante, no se le hace ningún caso: “¡Qué caprichosa!”. Con eso, fomentamos inconscientemente que se dé más importancia a las necesidades físicas y elementales que a las sociales y espirituales. Levantarse, ¿no es acaso la más humana de las ansias: Ad sidera tollere vultus? Luego nos quejaremos.

viernes, 21 de enero de 2011

Osito

Carmen salió ayer a merendar. Se la llevó Leonor, que había quedado con sus compañeras de la bodega. Esas meriendas son eternas, eternas. Amparo y yo salimos, desazonados, a despedirlas. Luego, la casa, entre el frío y la noche, que caía lenta e inexorable, y el silencio, parecía muchísimo más grande. Los pasillos se alargaban. Yo leía y leía en el cuarto de estar, cada vez más gris. De pronto, del fondo de la casa, oí al osito mecánico de Carmen que decía: "Canta conmigo: uno, dos, tres, cuatro..." Y luego: "Vamos a aprender los colores: rojo, azul, verde y aaamariiilooo". Amparo, cincuenta y pico años, estaba jugando con él.

Otro subtítulo para Rayos y truenos

Esto es un borrador, que quede claro.

Explicaciones

Llegaba tarde a la última misa del día y tenía mucho interés en oír misa, y más, si cabe, en comulgar. Miraba el reloj, guiñaba desde lejos a los semáforos por si se abrían a mi paso, como el Mar Rojo, me atribulaban los pesados camiones y los interminables pasos de cebra,temía la búsqueda final del aparcamiento, y en ésas me sorprendí, de repente, repitiéndome esta frase: "Sólo un funeral puede salvarme, sólo un funeral puede salvarme..." Espero que explicando los antecedentes tenga una disculpa.

jueves, 20 de enero de 2011

miércoles, 19 de enero de 2011

¡Fea!

Del anteproyecto Pajín se pueden decir muchas cosas y yo digo las que caben en el artículo. La gente se ha quedado, sin embargo, con la broma de que no se podrá llamar feo a nada ni a nadie. No es una broma. En el mundo actual lo más contrarrevolucionario que se puede hacer es tener buen gusto. Y es imposible formarlo (en uno, primero, y en los demás) si no se dice "feo, muy feo" muchas veces al día. Lo supo Marcial cuando dijo (cito de (mala) memoria) que al que nada le parece mal, nada le puede parecer bien. Contra el anteproyecto Pajín lo primero que hay que señalar es, precisamente, que tiene una pinta muy fea.

martes, 18 de enero de 2011

Ángel Mendoza 2/4

....................CUATRO OJOS

Me emociona ese niño que está en la biblioteca
mirando viejos tomos
de Juan Ramón, de Rilke, de Alberti (de quien guarda
autógrafo con foto).
Me emociona mirar cómo pasa la tarde
con tanta noche al fondo.
Cómo una voz lo avisa, cómo apagan las luces,
cómo él se apaga, cómo
de regreso a su barrio donde le espera nadie,
donde le esperan todos,
va pensando unos versos, va soñando esa música
que no dirá a los otros.
Golfillo que apedrea las farolas del parque
y gasta malos modos. 

[Cercanias, Pre-Textos, 2001, pág. 48] 

lunes, 17 de enero de 2011

Meta chinchetas

Los aforismos florecen en los amenos prados de nuestra literatura. Bien. Claro que entre ellos, para el lector atento, como para el botánico en el campo, hay de todo. Ya me metí en el feraz jardín de Gómez de la Serna para picar unas flores y otras, y ordenarlas en alegres ramilletes. También hice un poco de Teofrasto en general, siguiendo a Cristóbal Serra. Se agradece cuando los autores ayudan, y clasifican a los suyos, como hizo Ramón, llamándooles greguerías, o Mario Quintana, con sus quintanares, o Sánchez Ferlosio con sus pecios, o Nietszche con sus flechas, o Ramón Eder con sus ironías, o José Mateos con sus divinanzas, o Enrique Baltanás con sus volaterías... Yo también me apunto, y a los míos los llamo, qué remedio, chinchetas.

Menos punta que un alfiler, pero más cabeza.
*
Ya querría yo que fueran imperdibles, pero son chinchetas.
*
Chinchetas de quita y pon. Las prendo en mis artículos de prensa o en mis reseñas, y después las vuelvo al corcho, hasta otra ocasión.
*
Chincheta salomónica: tornillo. (¿Demasiado barroca para mí?)
*
Menos genial que la greguería, pero la chincheta lo clava. 
*
Del derecho, lo clava; del revés, pincha.
*
Chinchetas de colores, un guiño a la fantasía.
*
El mundo, la peonza de Dios. La peonza del escritor, la chincheta.
*
Estrellas: chinchetas gloriosas.
*
Las mejores chinchetas son aforismos fantasmas: me sopla el espíritu de la escalera.
*
Chincheta rima con poeta.  Sí, y con cuchufleta.
*
No querrían que chincharan, pero lo llevan en el nombre.
*
Coma, chincheta doblada.
*
Punto final: chincheta clavada hasta la bola.

domingo, 16 de enero de 2011

El discurso del rey

Entre los argumentos que voy enumerando para convencer al respetable de que que corra a ver la película, me dejo fuera dos: el más metapoético y el más personal. Empecemos por el más personal, para acabarlo cuanto antes: la abuela de mi mujer decía de mi tartamudeo (levísimo, creo), que era muy elegante pues recordaba al del rey Jorge. Después de ver la película, yo me preguntaba: "Ups, ¿pero tanto?" En todo caso, conociendo la anglofilia sin resquicios de la señora, hay que tomárselo como un pi pi piropo real.

Pasemos a lo metapoético. Decíamos ayer que la emoción poética aumenta cuando se vence una dificultad de expresión. Si en Poetry era una emoción lírica, aquí es épica, pero en ambos casos un problema lingüístico redunda en un resultado literario. El peligro que se sigue --nunca se avanza sin peligro en el campo de minas literario-- es fingir cualquier dificultad expresiva o incorrección: lo que algunos se creen que es la sprezzatura. El problema, entonces, no está en la dificultad o la incorrección, sino en el retórico fingimiento: la retórica de la antirretórica. El camino es otro: a medida que se domina el lenguaje, han de acometerse retos más difíciles, de modo que aquél vaya siempre por detrás de éstos, sin llegar del todo a alcanzarlos, obligando al lector a empujar un poco, a echar una mano. [No sé si me explico, pero lo he intentado con todas mis fuerzas.]

sábado, 15 de enero de 2011

Aviso urgente

He sido siempre un quejica. Entre mis quejas, sobre todo, la falta de tiempo... y que nadie me echara cuenta y dedicara unas buenas horas a lamentarse conmigo. Pero últimamente sí me echan cuenta, y es, ay, peor. De pronto, un amigo y maestro se excusa por mandarme sus poemas inéditos y maravillosos. Pero leerlos en rigurosa exclusiva es un privilegio, y lo sé. Un conocido me manda su libro entre titubeos y disculpas, y resulta que es un libro precioso. Una amiga me llama, avergonzada, y sólo porque tiene un problema serio, que, si no, no me molestaría, se excusa. Otros no se atreven a invitarme a cenar. Salgo aquí y ahora, como en aquel poema de José Luis Tejada donde empezaba pidiendo que le dejaran solo y que terminaba suplicando: “Que era broma, que era broma”. Ya no me quejaré más.

viernes, 14 de enero de 2011

La mano que mece la cuna

A los pocos días de llegar Amparo a casa a cuidar a Carmencita, me di cuenta de que tenía que apuntar lo que iba diciendo para escribir cuanto antes una entrada. Fue cuando la oí llamar a grito pelado: “¡Carbón, ven aquí, ven a comerte a Carmen!” porque la niña no quería comer... Pegué un respingo que me duró tres días y no sé cuántas noches. Cuando estuve ya casi repuesto, dijo, pensativa: “Huy, esta niña está tan mona que la voy a vender”, y regresaron mis pesadillas. Cuando le da biberones, la anima al grito de: “¡Otro buche de vino blanco!” y cuando es tila o manzanilla: “Y dale otro trago a la cerveza”. Me consuelan: “Pero se nota que la quiere mucho”; y vaya si se nota, porque en sus momentos de arrebato, suspira: “Ay, ay, que yo me la voy a llevar a Chile”. De paseo sí se la lleva constantemente, despidiéndose de esta guisa: “Carmen se va al parque a ver a los muchachos”. Claro que no sé si es peor que se quede, porque luego nos asegura: “La niña y yo lo hemos pasado cachondo”. A todo se acostumbra uno, sin embargo. Y acabé olvidando el propósito de la terapia bloguera. Hasta que ayer, mientras cenábamos, nos aseguró que había visto una película preciosa. “¡Oh, sí, qué interesante —repusimos Leonor y yo al unísono—, y cuál, Amparo?”. “La ramera errante”. El respingo fue tan grande que esta vez nos lo notó. Por lo visto, no sale nada de nada en la película ésa, nada, es muy decente, es preciosa, de aventuras. “Ah, ah”, alcanzamos a decir con un hilillo de voz, boqueando.  

jueves, 13 de enero de 2011

Uf

"Incansable": un adjetivo más idiota para arreárselo a un crítico no lo hay. Que sea incansable, siempre que no sea cansino, es un motivo de agradecimiento, o debería serlo. Cuando se publica tanto como para que Enrique Andrés Ruiz sienta, ante los atestados anaqueles de las librerías, la tristeza del mundo, un crítico es un pequeño benefactor de la humanidad, a la que quita —ahí es nada— un motivo de decaimiento cósmico.

Lo cuento, entre otras cosas, porque ayer pasé por el vértigo de sentir que un crítico del que me fío (y no tenemos tantos) me iba a decepcionar. Y por triplicado, porque haciéndole caso (en realidad, me bastaron dos palabras suyas y un christmas) había pedido a los Reyes el libro para mí y para dos personas más. En las primeras páginas, cuando aún no había cogido vuelo la cosa, se me nubló la vista de pavor.

Pero todo estaba controlado por Echeve. Lo reconoce en la solapa: “La libertad en caída libre hacia la responsabilidad del arte y de la vida. ¿Funcionará el paracaídas?” Pocas veces una solapa ha sido tan descriptiva: ése, justo, era mi vértigo. Y pocas veces una pregunta en una solapa ha sido tan inquietante: ¿funcionaría...? Y qué suspiro de alivio: ¡uf, funciona!

Y con el paracaídas, funciona el crítico. Efectivamente, Título del libro es original, tierno, sorpresivo, juguetón, hondo, y muy inteligente. Merece la pena hasta el susto inicial. Va de que las páginas del libro nos hablan y cada una nos cuenta su historia o nos canta su casi poema o nos hace su número de baile o una proposición indecente o... o... o... Oh.

Un botón de muestra:
Las páginas nunca estamos solas. Siempre tenemos una delante o detrás. Lo curioso es que sin la otra no podemos existir. Nuestros destinos son inseparables y tienen un nombre común: hoja. Aunque yo prefiero hablar de amistad, amor o matrimonio. Unidas pase lo que pase. Lo contrario sería espantoso: girarse y encontrarse con... la nada. ¿Quién puede convivir con un abismo?
Este sí que es un argumento serio y lírico, valga la redundancia, para la defensa del libro de papel. Porque las brillantes páginas de internet, tan ágiles y versátiles, son páginas solteras, y quizá por eso este regusto a soledad que dejan, a pesar de tantas visitas [gracias]. Un hipertexto es otra cosa: una aventura momentánea, que está bien, pero no colma como esas hojas unidas indisolublemente. Meditaciones así, que Dios sabe adónde nos acabarán llevando, emprende uno leyendo a Echeve,...

A la alegría de dar con un librito maravilloso (y no hay, como sabe de sobra Enrique Andrés Ruiz, tantos), y a la de haber acertado con los regalos, se ha unido la de que no me había fallado uno de mis críticos incansables; y que no se nos canse, por favor.

miércoles, 12 de enero de 2011

Ea

Lo que más me emociona es la épica de la alegría. Hay a quien le emociona el drama o la tragedia o la melancolía, y a mí también, pero mucho menos; o a quien le basta la risa fácil, suelta. A mí, no. Ayer volvimos a llevar a Carmen a vacunar, que es asombroso lo vacunados que están los bebés. Le clavó la enfermera la aguja y no lloró en un primer momento. Puso cara de sorpresa. Dos segundos de ojos verdes bien abiertos y silencio. Luego soltó un “ayayay” hondo con su boca de dos dientes y se le escaparon unas pocas lágrimas redondas. Enseguida, cuando le frotó la enfermera el algodón en la piernecilla, de nuevo cara de sorpresa, esta vez fresquita. Su madre susurró: “Ea, ea”. Y la niña se tragó sus tres lágrimas; y sonrió de tal manera que me volví buscando el arco iris al fondo de la enfermería. La enfermera estaba estupefacta, halagada con su parte alícuota de sonrisa: no había visto a un bebé tan simpático y valiente nunca. Si hubiese sido algo mayor, habría salido Carmen cojeando un poco y consolándonos: “No es nada, ea, ya está” con una mirada dulce. También, si hubiese sido mayor, le podría haber ido explicando por qué me emocionó tanto, pero como es tan chiquitita la saqué en brazos, como a hombros, orgulloso. Ella iba riéndose, feliz, épica. 

martes, 11 de enero de 2011

Himno

Los contrarios a la guerra de los Boers cantaban en sus rondas por las calles de Londres este hermoso himno, altamente inspirador:
Somos los enemigos de la guerra y la sangre
y nadie nunca nos llamará cobardes,
¡nunca, nadie, jamás!
Si algunos nos pretenden resistir,
les partiremos la nariz.
¡Somos de la Brigada de la Paz!

lunes, 10 de enero de 2011

Meditación sobre el malditismo

Pasé unos días dudando si enlazar o no esta entrada, traviesa, aunque un tanto larga [resumen: El que quiera escandalizar que no se haga maldito, más bien debe hacerse del opus dei, es mucho más efectivo y más salvajede María Eloy-García. Decidí que no, no. Me pareció feo arrimar el ascua a mi sardina salvaje posando de maldito por lo que es una bendición. Algunas veces me he llevado un cosqui a cuenta del Opus, no lo niego, pero muy pocas, y las más de ellas por fuego amigo (que ésa es otra). Pero en cualquier caso, viendo todo lo recibido, ha sido un peaje pequeñísimo: el uno por ciento, digamos. En Ardua mediocritas lloriqueé algo, un poco por provocar, lo reconozco, pero hace tiempo que no recaigo. Sólo replico a los más inteligentes, y no quiero escandalizar jamás a nadie nunca, Dios me libre. A mi hermano Jaime le sacan el asunto en una entrevista, y aquí está. Lo enlazo porque contesta estupendamente; porque dice esta verdad de la buena: "La verdad es increíble; la mentira es lo de siempre. Lo que pasa es que, mientras que la mentira la regalan por la calle, la verdad es para quien la trabaja"; y porque un hermano es un hermano: Frater qui adiuvatur a fratre quasi civitas firma, ya saben.

domingo, 9 de enero de 2011

Novísima tradición

La inauguramos el año que viene. La víspera de los Inocentes pondremos en un sillón nuestro zapatito izquierdo. El derecho, naturalmente, lo seguiremos reservando para sus Majestades de Oriente.

sábado, 8 de enero de 2011

Escribiendo el diario (curiosidad)

Los días malos resultan mucho más narrativos que los buenos.

Ser, ser es la cuestión

Me preguntan qué gracias hace mi hija o, conociendo al padre, si hace alguna. Yo les miro estupefacto porque qué más gracia que ser, que existir. A los bebés les basta con eso y a los demás nos debería. Con los mayorcitos ya sé que no es así. Tenemos que andar por la vida cayendo, ay, cayendo si es posible en gracia. La verdad es que mi hija hace abundantes monerías: ha empezado a decir mamá, chapotea en el baño que ni Esther Williams y se come las orejas de la perra. Para mí -no sé para la perra- son graciocísimas, pero me da un poco de pena que empiece a abandonar esa feliz edad (tan metafísica en el fondo) en que se ganaba nuestras sonrisas con dormir y comer, sólo siendo.

viernes, 7 de enero de 2011

Ángel Mendoza 1/4

Con los cuatro libros de poesía de mi amigo Ángel Mendoza (Puerto de Santa María, pero Puerto de Santa María, 1969) me pasa una cosa muy simétrica, digo, curiosa. Gustándome mucho sus poemas, en cada uno de los libros hay uno que me entusiasma sobre el resto. Voy a ir señalándolos, como una mini súper antología. De Pequeñas posesiones, Renacimiento, 2000, éste:

............HABITACIÓN
Habitación de los silencios. Viene
con paso gris la abuela. Sigue el rastro
del Ángel del demonio que, otra vez,
abrió las jaulas de los chamarices
y los echó a volar. Derrama afónica
su voz de patio húmedo. Por vieja
conoce mi escondite,
.................................. pero sigue buscando.

jueves, 6 de enero de 2011

Un regalo de Reyes

Teniendo en cuenta que él no comulga con el tiempo sagrado del ritual que pauta mi vida, qué fino ha estado Antonio Rivero Taravillo haciéndome, justo hoy, este regalo de Reyes.

miércoles, 5 de enero de 2011

Foto oficiosa


La niña más fotografiada del hemisferio norte es Carmen. En ésta, por pura casualidad, aparezco al fondo. Aquí si doy la cara, sin perder la jerarquía de valores. Quizá consiga más aprobaciones que la foto oficial.

Alfonso y los RRMM

Alfonso es un chico de misa diaria. Hace unos meses me sorprendió al confesarme la especial ilusión que le haría ser el padrino de Carmen. Ya la habíamos bautizado y no pudo ser, pero le dije que moralmente se considerase, por favor, padrino de la niña. Raro es el dia en que no se interesa por su ahijada, muy cariñoso, en su papel. Ayer le pregunté qué le ha pedido a los Reyes Magos y me ha dicho: "Que me deje como estoy". Es uno de los deseos más felices que pueden hacerse, si no el que más. El singular, por cierto, tiene su importancia capital, como en aquel poema de Blas de Otero. Sabe Alfonso, que es síndrome de Down, a Quien hay que pedir las cosas.

martes, 4 de enero de 2011

Foto oficial

Una de las alegrías que me ha dado Nueva Revista al escoger un texto mío para su muestra de 22 escritores españoles del siglo 21 ha sido aceptar la foto que les mandé. Me temía que no y ha sido que sí. Es mi mejor foto.

La mejor no sólo porque estoy de espaldas. Me la hizo mi hermano Jaime. Estoy frente a mi cuadro por excelencia: por el tema, claro, y por la técnica, pero no por las dos cosas, ojo, una más una, sino por todo. Y encima en mi mano sostengo mi libro, no como los argentinos, que según César Fernández Moreno, si llevan un libro bajo el brazo, es porque es el suyo. Sino porque era el que le llevé a mi hermano Jaime, y me pidió que se lo sostuviese un instante mientras me hacía la instantánea. Todo a la vez, el Prado, Roca Española, Velázquez, la coronación, la gloria de los morados, el quinto misterio del rosario, mi hermano, el libro, mis espaldas hacen que ésta sea mi foto, la oficial, si puedo decirlo.

Cubrirnos las espaldas

Ángel no está de guardia. No el de la guarda, que no para, sino el de Compostela (y acabo de caer en que Gerardo Diego publicó un libro titulado Ángeles de Compostela, precisamente). Si estuviese a pie de blog, creo que habría enlazado este artículo. Por si acaso, para cubrinos las espaldas unos a otros, ahí está, que impresiona.

Tobogán

Duermo la siesta y suena el despertador. Le doy un toque y lo callo y caigo de nuevo dormido pero de pronto suena de nuevo. Está en modo snooze. Se repite la operación cuatro o cinco veces, y todas me duermo, y me despierto. Contra lo que pueda pensar el amable lector la sensación es agradable. Tiene un regusto a infancia que ya había olvidado. Es como tirarse por un tobogancito y el brusco aterrizaje enseguida y vuelta a subir y a caer, ups, y a aterrizar. Me he levantado, por fin, feliz como un niño.

lunes, 3 de enero de 2011

Ca mucho es débil mi fragilidad

Iba buscando de nuevo ese soneto al itálico modo del Marqués de Santilllana dedicado a España donde la llama "triste hemisferio". Pero en el camino me llevé la alegría de encontrarme con este otro "Al Ángel Guardador":
De la superna corte curïal
e sacro socio de la jerarquía,
que de la diva morada eternal
fuste enviado por custodia mía,


gracias te fago, mi Guarda especial,
ca me guardaste fasta en este día
de las insidias del universal
nuestro adversario, e fuste mi guía.


E así te ruego, Ángel, hayas cura
del curso de mi vida e breviedad,
e con diligencïa te apresura,


ca mucho es débil mi fragilidad;
honesta vida e muerte me procura,
e al fin con los justos santidad.

sábado, 1 de enero de 2011

Las campanadas con Uriarte

Pensé celebrar con una celebridad cada Nochevieja. Pero di las primeras campanadas con Kierkegaard, y los años siguientes ya no encontré a nadie a esa altura de campanario ni a esa claridad de espadaña. Este año se me ha ocurrido reinciar la costumbre apoyándome en las citas que espolvorea Iñaki Uriarte en su Diarios. Y después de los cuartos (esta introducción) ahí van las doce campanadas:

1) Karl Kraus: "Cuando dos tienen una idea, ésta no pertenece al primero que la tuvo sino al que la tiene mejor".
 
2) Joseph Joubert: "La más hermosa de las valentías es la de ser feliz"
 
3) Oscar Wilde: "Si eres bueno, no tienes por qué ser feliz, pero si eres feliz tiendes a ser bueno".


4) Montaigne: "Sería útil que apostásemos en la decisión de nuestra disputas".
 
5) Heine: "Mientras leía un libro aburridísimo me quedé dormido. Acto seguido soñé que continuaba mi lectura y el aburrimiento me despertó. Eso se repitió tres o cuatro veces".
 
6) Pascal: "El pueblo tiene opiniones muy sanas. Por ejemplo, haber escogido el divertimiento y la caza más bien que la poesía. Los sabios a medias se burlan de ello y triunfan demostrando con ello la locura de la gente, pero por una razón en la que ellos mismos no penetran, la gente tiene razón".
 
7) Cyril Conolly: "Igual que ciertas flores emplean para su fertilización a algunos insectos, otras plantas, como la vid, el café o el tabaco, explotan la tendencia a la adicción del hombre para sobrevivir y multiplicarse".    


8) Dr Johnson: Nada ha inventado el hombre que haya proporcionado a la humanidad tanta cantidad de alegría como las tabernas.

9) Mark Twain: "No es posible que un hombre cuente la verdad sobre él mismo, ni que deje de comunicar la verdad sobre él mismo".

10) Iñaki Uriarte: Yo le decía que no iba a escribir más, porque tenía la impresión de que lo que yo hacía no era poesía, sino "como poesía". [Su interlocutor, llamado Marcos, le replica que eso le pasa a todo el mundo (sic), a lo que triplica Uriarte que] Le pasaría a todo el mundo, pero yo ya no escribí más.

11) Kipling: “En un relato, quitar líneas es como avivar el fuego. No se nota la operación, pero todo el mundo nota los resultados. Claro que los párrafos suprimidos tienen que haber sido escritos honradamente, para algo, con voluntad de permanencia”.

12) Philippe Lejueune: “’Ya en aquel tiempo’ y ‘todavía hoy’ son las frases claves de la escritura autobiográfica".

Ni que decir tiene que la uva que se me atragantó fue la de la sexta campanada, pero es una tradición venerable la de la uva atragantada. En cambio la primera la ataqué con ganas, porque en realidad Uriarte dice que esa idea de Kraus pertenece a Borges que, aunque la dijo después, la dijo mejor. No creo. Y nada más que añadir. O sí, sí: ¡muy feliz año!