martes, 31 de marzo de 2015

Casas palacio


Entre el cuidado de la pavera y la oración más íntima, también tuvo otra dimensión inesperada mi Domingo de Ramos. Mi conversación con mi compañera de cuidados, la diputada de pavera. Hacen falta un chico y una chica para llevar a los niños y a las niñas al baño, y allí íbamos los dos. Hablamos algo.

Cuando le comenté: "Qué lástima tantas casas-palacio maravillosas como tiene el Puerto y tan abandonadas", me contestó: "Eso, y tantas criaturitas por ahí sin un techo bajo el que vivir". Noté enseguida —avergonzado— el gap. Luego me fui enterando de cosas. Hacía cinco años que no salía porque no había tenido dinero de pagar la papeleta de sitio, cinco años, diez euros. Este año estaba muy contenta, saliendo. Había tenido una niña con 19 años, que venía en la pavera. Se casó el año pasado con el padre de la niña, que es muy bueno. Tiene 23 años. Su marido trabaja de butanero. Los butaneros no tienen sueldo, viven de las propinas. Qué vergüenza. No lo sabía, y nunca les daba propina. No te preocupes, me dice, todos los días se aprende algo nuevo. 

Yo estaba aprendiendo muchísimas cosas, muchísimas. 

lunes, 30 de marzo de 2015

Cuerpos perfectos


Ahora que me duelen los huesos, el hombro, la espalda, las rodillas, pienso mucho más en mi cuerpo. Y como el roce hace el cariño, la relación es más íntima y constante. A veces, diría que le quiero como a un hijo más torpe, que dicen que se les quiere más.
*
Llegan los veraneantes, y salimos a cenar con ellos. La conversación gira en torno al deporte y lo estupendo que es. Antes me rebelaba pensando: "¿Y si ahora les digo: pero mejor es leer a Dante o rezar el rosario?" Pero —debe de ser la edad— sin dar la espalda a Dante, asentía: "Qué bueno es, qué bueno es".
*
En un atasco, paro junto a este logotipo:


y me encanta. Lo veo como símbolo de la aspiración a la trascendencia que late en todas estas nuevas técnicas deportivas y en la moda del deporte en general. Pero lo que apunta hacia arriba no es lo más alto.
*
Se desatascó la calle y sigo en coche. Voy a adelantar a una chica corriendo. Tiene una melena extraordinaria y pienso que ojalá su cara esté a ese nivel. La adelanto volviéndome hacia atrás aun a riesgo de un accidente: una torsión de cuello. Pero no, pero me alegro igualmente. La melena tiene un valor en sí. Y además es una chica muy deportiva, lo que es una virtud, sin duda.
*
Y por muy dantesco que uno sea, no puede quitarle importancia al cuerpo, me digo, ya de verdad convencido, mientras escribo mi protesta del rollo del patrimonio inmaterial. ¿Inmaterial? ¡Anda ya!


sábado, 28 de marzo de 2015

Feliz (y monógama) coincidencia


Descubro ahora mismo esta idea de Chesterton: "La variabilidad es una de las virtudes de la mujer. Hace innecesarios las exigencias crudas de la poligamia. Si tienes una buena mujer, puedes estar seguro de tener un harén espiritual";  y recuerdo un monólogo de Don Juan que escribí en 1996, en Ardua mediocritas.


jueves, 26 de marzo de 2015

Propuesta al mundo mundial


Ayer nos instalaron un nuevo router. A ver si ahora... 

Mientras el operario me dictaba la infernal contraseña, tuve una iluminación que puede facilitar nuestras vidas. En vez de decir A de abeto mayúscula, que ya la has marcado cuando tienes que ir para atrás para ponerla en mayúscula y entonces el buen hombre ya va por la Y griega de Yogú minúscula, en vez de eso, podríamos ponernos de acuerdo para decir A de Austria, y la ponemos en mayúscula o A de asma y la ponemos en minúscula. Y así sucesivamente, Nombres Propios y nombres comunes. Seguro que alguno se lía con la palabra Dios, pero se lo tendrá merecido. 

¿Creéis que merece la pena que patente el sistema o lo doy libre?


miércoles, 25 de marzo de 2015

Santa Rita, rita, el error sí se quita


Voy demasiado deprisa. Me salgo por los párrafos. Releo mi artículo de hoy, al que le tenía ganas, encima, desde hace mucho tiempo, y caigo en dos errores de bulto. 

Las dos últimas frases del segundo párrafo deberían decir: "Podríamos poner más ejemplos, pero la costumbre y el uso están claros. Queda desenmascararlos". Y sobre todo la última frase del tercer párrafo quería ser: "En otros supuestos menos notorios, evitaríamos el ridículo balancín que decía José María Pemán, con nombres de calles y monumentos que van y vienen, vienen y van, según el signo político de cada instante".

El problema ahora es de fondo. ¿Si corrijo la forma de mi artículo estaré yendo, ay de mí, contra su fondo? Supongo que no, pero no era el mejor momento para tener que dar marcha atrás, ¿verdad?


martes, 24 de marzo de 2015

Los motivos del Lobo


Qué torpe. Dos veces, dos, le he recordado a don José Lobo, mi profesor de 6º de EGB, la torta que me dio. Las dos veces se ha cortado mucho, incluso la primera vez se puso colorado, con la de kilómetros que tiene ya y que siempre tuvo. Los hechos fueron los siguientes. En clase de Historia me sacó a la pizarra para hacerme algunas preguntas de la Edad Media. Para mí como si fuese la prehistoria: no tenía ni idea. Pero había estado leyendo algo por ahí de Ricardo de Woodstock, el Príncipe Negro. Con tan mala suerte que ya estábamos cerca de Navidad y que contesté, a medias con mi dislexia: "¡El Rey Negro!" La carcajada de la clase, que creían que aludía y veneraba al Rey Baltasar, que ya se acercaba por los arenales, fue estruendosa, aunque no tanto como el guantazo que me soltó el Lobo, furioso —supongo— de que el alumno aplicado por antonomasia le hubiese hecho esa mala jugada por la espalda. Yo asumí que las cosas habían salido de ese modo, y hasta me compensaba por tan abrumador éxito humorístico ante todo mi curso. 

Pero al recordárselo a don José, no le ha hecho ninguna gracia. "Naturalmente", me he regañado a posteriori. A ningún profesor le gusta castigar, ni un poco, y menos así. Qué torpeza la mía recordárselo, por mucho que yo crea que, dadas las coincidencias, me lo gané, y aunque lo guarde en el recuerdo sin ningún dolor ni resentimiento. Para la próxima vez tengo que contarle que fue en otra de sus clases la primera vez que sentí la potencia de lo poético. Todavía recuerdo la luz de aquella mañana y el extraño silencio interior, hondísimo, que siguió a la lectura. Había oído y leído mucho verso antes, pero fue ante Claudio Rodríguez y en aquella clase cuando me quedé pasmado:


ALTO JORNAL

Dichoso el que un buen día sale humilde 
y se va por la calle, como tantos 
días más de su vida, y no lo espera 
y, de pronto, ¿qué es esto?, mira a lo alto 
y ve, pone el oído al mundo y oye, 
anda, y siente subirle entre los pasos 
el amor de la tierra, y sigue, y abre 
su taller verdadero, y en sus manos 
brilla limpio su oficio, y nos lo entrega 
de corazón porque ama, y va al trabajo 
temblando como un niño que comulga 
mas sin caber en el pellejo, y cuando 
se ha dado cuenta al fin de lo sencillo 
que ha sido todo, ya el jornal ganado, 
vuelve a su casa alegre y siente que alguien 
empuña su aldabón, y no es en vano.



domingo, 22 de marzo de 2015

El Levante


Cubierta más bonita no la hay:


Y el contenido —aunque a ratos extenuante— está a la altura de la cubierta. Por desgracia y por suerte (para el blogg y para mí, respectivamente), he mandado la reseña a Nuestro Tiempo. Aquí sólo queda espacio para un fragmento, por no repetirme ni pisarme. Pero qué cosa. Los piratas atraviesan el arco iris:
Un arco iris se comba perezoso sobre la isla, como un puente, y cuando la muchedumbre amotinada lo atraviesa, sus pies se tiñen de rojo, naranja, verde, azur, índigo como la flor del cólquico, violeta como un suspiro, y los palicari ríen y se dan codazos, mesándose las barbas verdes y rojas con los dedos azules, mientras sus bocas moradas profieren juramentos y blasfemias rosas. 


viernes, 20 de marzo de 2015

No es esto, no es esto


Anoche corrí al blogg a añadir una nueva coda a la entrada de ayer. Al acostarse, para concluir un día del padre que, a pesar de todos mis prejuicios, había sido extraordinario, Carmen nos sorprendió rezando, precisamente ayer, el padrenuestro por vez primera. Final mejor no lo había. 

No lo había para el día, sin embargo, para mi entrada de ayer, con el rompimiento de gloria del cuadro, tenía ya final de sobra. Lo del padrenuestro resultaba cargaba la mano por el lado religioso, que ya estaba representado. 

Por la noche, me atormentaba una voz: "No es esto, no es esto", y me dolía pensar en los que visitasen Rayos y truenos de madrugada y se encontrasen así de tristemente chafada, por sobreactuación, una buena entrada, con lo raras que son. 

Lo suyo hubiese sido guardar la anécdota en la memoria privada, pero la mía es tan mala... El blogg hace las veces, como puede. Me he traído el padrenuestro aquí, y dejo la entrada de ayer como debió de quedarse y, de paso, me doy una lección metapoética, que falta me hace. La exhaustividad nos deja exhaustos. 


jueves, 19 de marzo de 2015

Un gesto, dos


Llevaba unos días retrasando esta entrada, para no pasarme el día hablando de mis hijos, que es lo único que me queda suelto para el blogg después de tanto artículo omnívoro de opinión. La cuestión era que a Enrique le apasionan los vídeos de esgrima. Le busqué la serie el pequeño Cid, pero le decepcionó: "Hay poca lucha", fue su conclusión crítica. Usamos las botellas de agua mineral vacías para entrenar, aunque tenemos que esconderlas bien porque las chicas nos las tiran a la basura cuando las encuentran por ahí. Y a lo que venía: el gesto de Quique, que me hace muchísima gracia, es que cuando me desarma, le apasiona --lo ha visto en YouTube-- el gesto caballeroso de empujar con el pie la espada para darme otra oportunidad. Ni que decir tiene que no agarro mi sable como un pájaro para que no se escape, sino que me dejo desarmar continuamente, por el puro gozo de ver esa patadita elegante y satisfecha. 

Eso es lo que estaba guardándome, haciendo tiempo, pero hoy Carmen se ha levantado con unas decimillas de fiebre. Le he dicho que se quede en casa. Le gusta más que nada (en eso ha salido a mí) quedarse en casa, pero ha dicho que ni hablar, que quería ir al cole. Luego me ha contado Corina que tiene que terminar y traerme su regalo sorpresa por el día del padre. El regalo ya me lo ha hecho. Le ha dado una patadita a mi corazón, desde luego. 


***

El regalo de Carmen era este cuadro:



Pondré mejor foto del lienzo, que voy a enmarcar, naturalmente. Y, en realidad, es más bonito todavía. Por lo visto, cada niño ha dibujado la escena en la que más y mejor imagina a su padre. Me ha contado Carmen que un amigo ha puesto a su padre en el campo, otra, en el parque, otra, en la playa, y así. Y yo estoy... ¡yendo a la iglesia! 

Más ilusión no ha podido hacerme. 




martes, 17 de marzo de 2015

La primavera


Estoy comentando no sé qué del trabajo con la profesora de Educación Física en la puerta del gimnasio. Me distraen dos gorriones que están muy entregados al juego del amor, digamos, retozando entre la hierba húmeda, abriendo y cerrando las alas y los picos, con una sensualidad que alcanza incluso ciertas cotas de violencia blanda, entre plumones. Revolotean un poco, descansando. Y vuelven. En esas volteretas dibujan en el aire los planos del futuro nido. Lo comento a mi compañera: "Qué barbaridad, tú, los gorriones, eh, ¿te has fijado?..." Y me contesta: "No, no me había fijado. Estás como los alumnos". 

Me quedo un poco cortado. Y decido, cobarde, echarle la culpa a la primavera. 


lunes, 16 de marzo de 2015

Una duda


Qué maravilla de álbum, Juana de Arco de , con prólogo espléndido de Luis Daniel González. Lo hemos leído Quique y yo con emociones diversas, pero iguales en intensidad. A mí me asaltaba una pregunta, que no es retórica, sino real. ¿Los nacionalismos tienen santos como los tienen las patrias? Rebusco por mi memoria y no caigo. Recuerdo aquella diferencia entre un idioma y un dialecto, que era que el primero tenía una Armada; y se me ocurre una muy parecida, pero de mayor intensidad. La diferencia con el nacionalismo es que el patriotismo tiene santos. 



viernes, 13 de marzo de 2015

Decadencia


Pukka, con lo que fue, está muy mayor. La salvamos de la eutanasia por los pelos. [Por cierto, qué raro que se diga sacrificar a un perro, ¿no?], y ahora estaba mejor, pero un poco sorda y ciega. A simple vista, el síntoma más evidente de su decadencia es que ha vuelto, como cuando era una cachorrita hace 16 años, a hacerse pipí y caca por las esquinas de la casa. Pero eso es nada. Hemos recogido las alfombras, que sólo extendemos si vienen invitados, y recogemos lo otro. A mí lo que me parte el corazón es ver gatos en el jardín. En los buenos tiempos de Pukka, ay del que se atreviese. Yo creo que no había gatos en toda la manzana. Y ahora los veo cruzar tan felinos, digo, tan tranquilos, nuestro jardín, ignorantes del destrozo que hacen. Se me cae el alma a los pies. 




jueves, 12 de marzo de 2015

Ya no


Se baja Enrique muy serio del autobús y me informa: "Ha sido el peor día de mi vida". Vaya por Dios. Resulta que la encargada de ruta le ha quitado el abriguito. Me reprimo la risa, porque ese "peor día de mi vida" en alguien que no levanta dos palmos del suelo tiene su arte. 

Por la tarde, salgo a Jerez, a la presentación de Antonio Moreno. Me asomo al baño, donde está retozando entre patitos de goma, y me despido: "Adiós, me voy. Ánimo con el peor día de tu vida". "¡Ya no!", me dice. Me reprimo la emoción, porque eso le deseo, peores días de su vida como éste, cortito e interrupto. 


miércoles, 11 de marzo de 2015

Justicia poética


A veces lo más importante del artículo diario es lo que se queda detrás o dentro... de la papelera. Aprendo más con lo que rechazo que de lo que publico. Tenía planeado publicar hoy una columna titulada "Justicia poética", cuyo argumento principal sería que son los políticos, que nos han abrumado con leyes, decretos y reglamentos, los que ahora están cayendo como moscas en las redes de tanta maraña legal. En el último momento, sin embargo, he pensado que no son tan inocentes y que, inflación legislativa aparte, está bien que tengan que responder ante la justicia ordinaria, aparte de la poética. 

La pena es la broma prevista —con publicidad incluida— que se pierde. Era decir que no quería defraudar ninguna expectativa, ni siquiera infundada, y que si alguien había empezado a leer mi artículo por la palabra "poética" de su título, yo quería darle lo suyo también, aunque fuese haciendo un aparte. Y es que hoy, en Jerez, —pensaba anunciar— se presenta Cuaderno de Kurtná Hora, de Antonio Moreno, libro donde viene, entre otros, este hondo (y alto) poema:


LA RAÍZ 

Ahonda la raíz 
su curso por la tierra; 
avanza abajo 
y en realidad 
se eleva al sol y al cielo. 

Alza un hombre sus ojos 
a donde van las nubes y unos pájaros; 
mira a la altura, 
y en realidad se siente más reunido, 
llevado adentro. 

domingo, 8 de marzo de 2015

Estreno corazón


Hacer un retiro espiritual en el colegio de toda la vida es un cóctel de memoria e introspección... que termina explotando. Uno va, no sabe si hacia atrás o hacia adentro —sospecho que es lo mismo—.


Virgen de Guadalete 

Imagen de la Virgen del colegio 
donde recé de niño, te propongo 
que sellemos un pacto. Yo, tu rostro 
veré siempre —clarísimo— en mis rezos; 

tú me devolverás, en pago, al pecho 
mío de hoy el corazón gozoso 
mío de ayer, tuyo, de ti, a tus ojos 
y de verdad más grande y más entero. 

Tú te sonríes. Sabes que el contrato 
es un timo: que a cambio de un milagro 
(un corazón sin años, pura llama), 

te doy lo que ya tienes, pues te he estado 
siempre, de niño y de mayor, mirando... 
Lo sabes, pero firmas, encantada.