lunes, 31 de marzo de 2008

Lo sé

Explica Lao-Tse:
El buen militar no es belicoso.
El buen guerrero no es irascible.
El buen vencedor evita la guerra.
El buen conductor de hombres
se supedita a ellos.
También el buen poeta evita lo poético.

domingo, 30 de marzo de 2008

Por bocazas

En el pecado va la penitencia. Después de [son]reírme de Jünger y de lo desagradable que le resultaban a él los elogios, un amigo me manda una reseña inédita con estas palabras, entre las que se oye un je-je guasón: "En realidad, más que para corregir cosas antes de mandarlo a imprenta -que también- me doy cuenta de que te lo envío porque, en primer lugar, eres un lector muy generoso y elogioso siempre (gusto del que no hay que privarse como autor, me comprenderás)".

Ahora no sé cómo devolverle la guasa, entre otras cosas, porque no hay nada que corregir abruptamente (lo que me gustaría) y me temo que no voy a poder salirme del papel ése de elogioso empalagoso que me endosa. Fijaos si es buena la reseña del puñetero que he dejado todo lo que tenía entre manos y me he lanzado a leer las Cartas de la prisión y de los campos, de P. Florensky. ¡Y las tenía atrasadas desde Dios sabe cuándo!

sábado, 29 de marzo de 2008

Sábado sabático

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Dice Cioran: "¿Los instantes de mi vida que más cuentan? Aquellos en que no hacía nada, en que permanecía tumbado, atento al paso del tiempo o rumiando alguna pregunta. Nada supera a la meditación, que es la forma suprema del ocio. El tiempo vacío de la meditación es, a decir verdad, el único tiempo lleno".
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viernes, 28 de marzo de 2008

De pájaros y flores

Con las imperiosa excepción del aborto legalizado, las hambrunas y otros crímenes de lesa humanidad, lo más acuciante en este comienzo de milenio es hablar de pájaros y flores. Esto es, de arte y de literatura, de belleza y de ideas. Durante la pasada campaña electoral, ciertos artistas se lanzaron a apoyar a Zapatero, y celebraron luego la victoria en todo lo alto de la tarima del PSOE, tan contentos. La exhibición tuvo de bueno que ha propiciado un debate sobre las relaciones (malas) de la derecha con la cultura.

Pasadas las elecciones, es el momento de que el debate gane profundidad, porque no se trata tanto de ver con quién se lleva mejor el puñado de autoproclamados artistas, sino de ver quiénes se llevan bien con la belleza y la emoción. Ése es el compromiso exigible a todos los artistas, mientras respetamos —faltaría más— la libertad de cada uno para entrometerse en política como cualquier otro hijo de vecino.

Que el arte moderno ha obliterado la búsqueda de la belleza, concepto que se considera retrógrado y perverso, es una de las principales denuncias que hace José Javier Esparza en su libro Los ocho pecados capitales del arte contemporáneo (Almuzara, 2007). A lo largo y ancho de sus 176 páginas, se nos advierte que el emperador —el arte hoy imperante— va desnudo.

Esparza se sitúa fuera del cortejo, denunciando a voz en grito. Desde el interior, con más matices y más afilado, se presenta Enrique Andrés Ruiz en Santa Lucía y los bueyes (Pre-Textos, 2007). Con una prosa hermosísima, que a ratos recuerda a la de Ramón Gaya y siempre a la de José Jiménez Lozano, nos va desgranando, da la impresión que sin plan preconcebido, mientras pasea entre concretas obras de arte o frente a otras que no lo son tanto, toda una estética, que desemboca en una ética. Elegante y erudito, Enrique Andrés Ruiz ha escrito un libro muy valiente, que se atreve a tocar, incluso con los delicados dedos de la teología, las más hondas llagas del arte actual.

En la Pascua de Resurrección de 1999, Juan Pablo II publicó su Carta a los artistas. En ella hacía un llamamiento a los creadores del tercer milenio: “la sociedad tiene necesidad de los artistas”. Que dos valiosos escritores españoles actuales se tomen en serio el problema de la belleza y la creación es un signo de esperanza.

jueves, 27 de marzo de 2008

Qué tío

Escribe Jünger: “Si uno se consiente una vez un retruécano, una observación insulsa, habrá con seguridad alguien al que precisamente sea eso lo que le gusta”. No podría estar uno más de acuerdo, por amplia experiencia propia. Pero Ernst sigue: “Asimismo se encontrará también quien se burle de los pasajes realmente hermosos”. Asimismo de acuerdo, si me perdonáis ahora la vanidad. Lo malo viene cuando Ernst Jünger se empeña en añadir: “Lo más desagradable es el primer caso”. Vaya, ante esto no me queda más remedio que agachar la cabeza y confesar: —Pues será lo más desagradable para ti, Jünger, macho.

miércoles, 26 de marzo de 2008

Salto

Después de la entrada hagiotanásica de ayer, este artículo rellenito de hoy; ma ne la chiesa
coi santi, ed in taverna co' ghiottoni
, me excusa Dante.

martes, 25 de marzo de 2008

Memento mori

Dispuesto a cumplir la penitencia del buen abad de Baltanás, me acordé un momento, transversalmente, de Flannery O'Connor ("She could never be a saint, but she thought she could be a martyr if they killed her quick") y alcancé esta conclusión:
La auténtica eutanasia es el martirio.
(Lo que no quiere decir que yo no esté también en contra de la auténtica, ojo.)

lunes, 24 de marzo de 2008

Etimologías pascuales

La Semana Santa —como su propio nombre indica— fue dos veces breve. Y hoy, lunes de Pascua, desde muy temprano experimentamos bien de donde sale esa otrora enigmática expresión de “hacer la Pascua”. Precisamente ahora, cuando no toca, hay que cargar con la cruz de cada día, y volver al cole.

Pero para que no decaiga el espíritu, mientras busco “Pascua” en el Corominas por si acaso habla de la vuelta al tajo, me salta en una página el jilguero de ayer, y qué regalo inesperado:
JILGUERO.- “Acanthis carduelos”, Princ.. S. XVII, del antiguo sirguero, S. XIII. Deriv. de sirgo ‘paño de seda’ porque sus colores recuerdan los de los paños antiguos de este tejido.

domingo, 23 de marzo de 2008

Apunte

Queda un retazo de sol
en la punta del ciprés.
Justo allí canta un jilguero.
¡Es muy bonito de ver!

viernes, 21 de marzo de 2008

IN MEMORIAM

Tú has ido por delante de mí siempre
abriéndome el camino. Lo has abierto
entre los simples y entre los más sabios,
entre los vivos y, ahora, entre los muertos.


...IN MEMORIAM
.......JJ. S. P.

You go before me on all roads
On bridges broad enough to spread
Between the learned and the dunce,
Between the living and the dead.

jueves, 20 de marzo de 2008

Behind

Unos amables tirones de oreja de nuestro troll de compañía a mis traducciones de Chesterton, me han llevado a releerlas. Y este poema, traducido con una libertad que roza el anarquismo, me ha vuelto a emocionar. Van las dos versiones, con el burrito delante para que no se espante:
.............................A LA ESPALDA

Yo vi un hombre muy viejo que parecía joven,
mirada azul brillante y pelo a lo Beethoven.
Andaba dando vueltas, vueltas, vueltas..., igual
que el trompo --vueltas y más vueltas-- de un chaval.

Le grité: --"Tonto, mientras miras a todos lados
los demás se hacen cultos, famosos, laureados".
Me escuchó sin pararse y dijo: --"Déjalos,
yo estoy haciendo algo mejor: yo busco a Dios.

Vemos el mundo entero a izquierda y a derecha
pero a la ciega espalda yo sospecho que acecha
el Maestro invisible, que nos guía, celeste,
por el norte y el sur y el este y el oeste.

Y así me vuelvo rápido con la esperanza fiera
de sorprender la luz de la perfecta esfera..."
--"Y, ¿has descubierto algo tras tanta voltereta?"
--"He descubierto, al menos, por qué gira el planeta".

BEHIND

I saw an old man like a child,
His blue eyes bright, his white hair wild,
Who turned for ever, and might not stop,
Round and round like an urchin's top.'

Fool,' I cried, 'while you spin round,
'Others grow wise, are praised, are crowned.'
Ever the same round road he trod,
'This is better: I seek for God.

''We see the whole world, left and right,
Yet at the blind back hides from sight
The unseen Master that drives us forth
To East and West, to South and North.

'Over my shoulder for eighty years
I have looked for the gleam of the sphere of spheres.'
'In all your turning, what have you found?''
At least, I know why the world goes round.'

miércoles, 19 de marzo de 2008

Más cera que la que arde

Como cuento en el artículo, tenía mis razones para dar cera a los niños. Y otra que me callo: el diputado de tramo amenazaba con echarnos de la procesión si no nos reportábamos. Yo andaba tan cansado (tan mayor, ay) que pensaba: "Eso, a ver si...", y seguía en mis trece.

martes, 18 de marzo de 2008

Ilusión

Llevaba muchos meses encerrado en mi despacho y hoy, que tengo prevista una salida a la mar, me siento un ligero oleaje en las venas. Tampoco es para ponerse argonauta con aquello de "Vivir no es importante; navegar es importante", pero lo cierto es que me iba entrando complejo de desaladora y que hasta la deliciosa copla de Luis Rosales empezaba a sonarme con cierto toque de reproche personal:
Tú que nunca has visto el mar,
¡cuántos peces de agua dulce
en las venas no tendrás!

domingo, 16 de marzo de 2008

Un remedio casero

Reconozcamos que el paso del tiempo, que da prestigio, embalsama y atiranta. Uno de los encantos de la Divina Comedia que se nos fue hace muchísimo por el sumidero del tiempo es el de las adivinanzas. Tengo la impresión de que el Dante propone a sus lectores un juego, pues no declara al principio quién es su personaje, sino que va dando pistas, cada vez más evidentes. Un lector culto del siglo XIV disfrutaría tratando de vislumbrar pronto quién era el príncipe o el cardenal o el artista en cuestión. Algo parecido nos ocurre a nosotros con las X de los diarios de Trapiello. Pero ahora, en la inmensa mayoría de los casos, es imposible adivinar nada y tenemos que rebajarnos a las notas a pie de página. Un remedio casero quizá sería, en las relecturas, ver si somos capaces de recordar de quién nos habla el Dante. En el siglo XIV se mediría lo informado que estaba el lector de su tiempo, y en el siglo XXI su dantesca erudición. El reto, aunque no es el mismo, sería análogo.

sábado, 15 de marzo de 2008

Funerales

Los que acudimos a misa a diario coincidimos a menudo con algún funeral. Muchos han abandonado la sana costumbre de ir con regularidad a la iglesia, pero no la de morirse, ni tampoco —y esto es ciertamente más singular— la de acudir a la parroquia a rendir su homenaje al familiar o amigo difunto.

En consecuencia, he asistido a tantos funerales que se me puede considerar un funerólogo. Pedrito de Andía, en la encantadora novela de Sánchez Mazas, comentaba lo buenas que son las misas para mirar y, aunque suene frívolo, tenía más razón que un santo. La cosa es que uno contempla, con creciente ternura, la falta de costumbre mezclada con una necesidad profunda de rezar. Hay una fe resistente a las oleadas de laicismo.

Quitando el momento de la paz, que todos conocen de sobra y ejecutan con gran destreza y efusión de besos y abrazos, tiene que ser casi siempre el sacerdote el que, con leves movimientos de director de orquesta, indique cuando sentarse, cuando levantarse. Como los familiares ocupan los primeros bancos, no pueden fijarse en lo que hacemos los asiduos, colocados en un lugar discreto, muy pudorosos de entrometernos en la pena ajena.

Con todo, a la hora de comulgar, hemos de dar un paso adelante y entonces es fácil percibir las miradas interrogadoras de la familia. “¿De dónde ha salido ese amigo de papá que no he visto nunca jamás en mi vida?”, por ejemplo. El malentendido tiene, no me lo negarán, interesantes ribetes novelescos.

Pero la explicación teológica es más interesante, y más auténtica. Al participar juntos en el mismo sacramento, uno se convierte ipso facto en un amigo íntimo de la familia, más, en un hermano. Por encima de detalles tan circunstanciales como el de conocerse o no conocerse, hay entre todos los hombres una indisoluble solidaridad en la historia y más allá. Qué bonito sería no escabullirse con sigilo cuando acaba la misa, y acercarse a dar el pésame y explicarles esto. Pero les sonaría un poco raro y tampoco hace ninguna falta. Al rezar el viernes pasado por Isaías Carrasco sentí lo mismo; y también, en otro orden de cosas, si me perdonan la metáfora funeraria, al pensar el domingo por la noche en el destino común de todos los españoles.

jueves, 13 de marzo de 2008

miércoles, 12 de marzo de 2008

Gracias

Me he pasado una semana ahogándome (en un vaso de agua). O corriendo, en plan sanfermines, entre los cuernos de las manecillas de mis relojes. Entre las correcciones de exámenes y otros asuntos de muy ordinaria administración, no he tenido tiempo para dibujos. Lo cual se agravaba bastante por las llamadas y correos electrónicos de algunos de vosotros, tertulianos del blogg, preocupados por mi afonía. Me he emocionado, lo admito, pues ya iba criando un complejito de grafómano. Ver que a un puñado no os importa ha sido muy gratificante. Así que... preparaos.

Politólogo

Análisis personal.

miércoles, 5 de marzo de 2008

Edificar sobre Rouco

Cuando andaba con la musa insumisa, la embestida de Touriño contra la elección de Rouco viene a ponerme unas reanimantes banderillas. Que volvamos a los evangelios, nos predica. ¿Pero sabe usted, maese Pérez, lo que dice? Lo peor que le podría pasar a la política de usted y a los políticos como usted, es que un buen puñado (no hacen falta muchedumbres ni mayorías absolutas) leyésemos muy en serio el Evangelio. El consejo suyo, tan oportuno como suicida, se lo agradezco. Y lo pongo en práctica ahora mismo: voy a hacer un rato de lectura.

lunes, 3 de marzo de 2008

Los días que me gustan

¡Cómo se solapan los libros de mi mesilla, unos sobre otros! Si no acabase de leer del arte de la ceremonia del té (Cha no Yu) y del arreglo foral (Ikebana), ¿habría disfrutado tanto con las prosas poéticas de Algunas ciudades (Pre-Textos, 1994)? Por ejemplo, con ésta:

RESUMEN DE UN DÍA
Cierro la ventana antes de acostarme: luces de una grúa, ventanas encendidas. He visto los puestos en las calles, una ciudad moviéndose, y ahora quedan lejos las voces de los que paseaban, el golpeteo de escaleras, un niño que aplastaba la lengua contra el cristal de un escaparate. He traído una flor para mi cuarto, una flor amarilla, y la he puesto encima de la mesa. Y nada más, si nada ocurre en los días que te gustan.


Seguramente no. Y, sin embargo, desde que leí hace muchos años unas pocas, mínimas prosas poéticas antologadas por Francisco Bejarano en La poesía más joven (Qüàsyeditorial, 1991), aunque lo ignoraba todo del Cha no Yu y del Ikebana, no había olvidado el nombre de Esther Morillas.

sábado, 1 de marzo de 2008

Seguro

Me escribe el siempre sorprendente Quintana, Emilio: "Ya sé que es un off-topic, pero este anuncio de Delta Lloyd Insurance parece un aforismo de Lec, ¿verdad?" Verdad. Y sigo viendo anuncios de la casa, y no me digáis que este otro no parece una página gloriosa de Cervantes. Y luego mi preferido, que yo titularía "la delicadeza puede más". Me lo pido —completamente en serio— de ambiciosa poética. Podría hacer una pormenorizada glosa del vídeo, pero para qué, seguro que os habéis dado cuenta de todo.