- Preparados, listos, ¡ya! (La muerte)
- —Te quiero. (La inapelable sentencia del Juez en el Juicio)
- Querer no quererlo. (Infierno)
- Querer quererlo. (Purgatorio)
- Quererlo, quererlo, quererlo… (Paraíso)
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Una tormenta de ideas con algún rompimiento de gloria
6 comentarios:
Está muy bien, yo sólo te cambiaría el primero, por un lacónico:
¿Ya?
Lo que sentirá Dios hacia los condenados es su secreto mejor guardado. Uno de los momentos más dramáticos del Libro de la Pasión de Langlois es el "amor amor mío Judas" ante el suicidio del traidor. ¿Podrá querer no quererlos?
Ideal para explicarlo a los peques de catequesis
Estupenda acotación, JMMF. Será lo normal como tú dices. Esa sorpresa. Lo mío, más optimista-antropológico-lo-siento, presupone una preparación, Y que la verdadera vida empieza entonces.
Para mí, que Dios los seguirá queriendo con locura. Serán los que estén en el infierno (que ojalá que sean pocos) los que no querrán, no, no y no, responder a ese amor.
Y gracias mil, Miriam. Lo escribí para eso: para catequizarme.
Si tienes toda la razón, creo que las dos cosas ocurren, y como decían nuestras abuelas, mejor que "Dios nos pille confesados".
Ocurre más lo tuyo, que tiene, además, la belleza de la brevedad (como la vida es breve). Dejo lo mío, literariamente peor, por los motivos catequéticos que señalaba Miriam. Y tu santa abuela.
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