domingo, 24 de marzo de 2019

Microhumillaciones y moralejas


Escribí un artículo que era un elogio de las microhumillaciones. Una amiga me preguntó enseguida que quién me había microhumillado a mí, eh, que tendría que vérselas con ella. Y entonces caí en que el mejor elogio del artículo era que no recordaba en absoluto qué lo había motivado.

Era un artículo que se me quedó atrás y que tuve que recuperar en el último momento porque el que tenía escrito para ese día, por una carambola mediática, podría entenderse al contrario de cómo yo lo había pensado. Ahora he deducido que no lo mandé en su momento quizá porque estaba muy fresca la herida y quién sabe si incluso mi microhumillador o microhumilladora podría atar cabos. No me acuerdo de nada en absoluto y eso merece un aplauso. 

Es la mejor moraleja de mi artículo moralista: justo la que no digo ni siquiera sabía, lo que no deja de ser, oh, otra moraleja más.

1 comentario:

Mara dijo...


Desde luego todas las personas sufrimos "microhumillaciones" y lo más positivo es que las olvidamos pronto. Me ha gustado mucho pasar por aquí. Un saludo.