La presencia de la política es tan asfixiante que incluso cuando escribimos contra la asfixia hablamos de política. ¿Cuántas veces no habré dicho yo que una de las maravillas de la poesía es que te permite admirar a gentes que están en nuestras antípodas ideológicas y tal y cual?
Pero el milagro de la poesía no redime sólo la política. Hay abismos mayores que la poesía es capaz de saltar grácilmente. Pocos animales me repugnan más que las salamanquesas y, sin embargo, qué bonito este poema, con su épica de porche y noche de verano:
Alegres salamanquesas del mundo
que acudís cada noche a por la cena
y regresáis a lomos del fanal
a restaurar el yugo de lo antiguo.
Y nos libráis de bubas y de chinches
y limpiáis la polilla de roperos
y conciliáis el sueño de los niños;
mis aleves dinosaurios del muro.
El poema es de Miguel Ángel Herranz, y está en Lírica de lo cotidiano (Renacimiento, 2019).
2 comentarios:
Muchas gracias, Enrique. Que me aludas resulta todo un privilegio, llevo muchos años por aquí, aunque siempre he mantenido un discreto silencio.
Un saludo, Miguel.
He disfrutado muchísimo tu libro. Mil gracias por escribirlo.
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