domingo, 9 de agosto de 2020

Transformador

 

Las capuchinas dejaron hace muchos años su bellísimo monasterio de San Miguel en pleno centro del Puerto, que ahora es un hotel de lujo con encanto, y ellas se fueron a las polvorientas afueras. A una zona de casas tal vez ilegales y caminos improvisados. Allí hizo la primera comunión de urgencia mi sobrino Jaime. Todo fue precioso, íntimo, en ese estilo «espías de Dios» que la pandemia ha impuesto. En Madrid, no pudo hacerla cuando estaba prevista y es posible que tampoco pueda hacerla a la vuelta. Lo han solucionado por lo sano.

A la salida, me fijé que una calle que sale de la del monasterio nuevo se llama, por motivos eléctricos evidentes, calle del transformador. Pero el monasterio va transfigurando la barriada y era imposible no leer el nombre de la calle como «del Transformador». Eso pedí yo, que lo fuera.



1 comentario:

DAL dijo...

Deformata reformare,
Reformata conformare,
Confomata confirmare,
Confirmata transformare.

Qué bueno, el Transformador.