Ayer sólo tuve ánimos para ver Muerte entre las flores. En principio, fue por el título, tan apropiado. En la película los gánsters dan órdenes y manejan a políticos corruptos y a policías serviles. A los políticos les gritan, les ponen plazos, los mueven de sus sillones, los readmiten con nuevas condiciones. A la policía la utilizan como mano de obra barata y feroz. La ley no importa y el pueblo aparece como unos extras insignificantes, que cruzan la calle o beben en los bares o juegan a la ruleta.
Pero también es una película sobre la fidelidad a pesar de todo. El hombre que mantiene esa débil llama no se va de la ciudad, recibe todos los golpes, le insultan, arriesga su vida, apenas duerme, no gana jamás una apuesta, y cuando le soluciona todos los problemas al jefe de la banda, su estúpido amigo (que, además, se casa con la mujer que él amaba), no sabe por qué lo hizo. Desde luego, no por interés personal. Y, sin embargo, le queda la dignidad de haber sido fiel, de haber luchado... Esta sensación fue con la que me acosté anoche, con la que hoy me vuelvo a levantar.
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9 comentarios:
Enrique, hay que remontar. No sólo de política vive el hombre...
Ni sólo de poesía, Rocío, ni sólo de poesía...
Aquí, por lo general, hay una dieta equilibrada de ambos alimentos.
El monograma que ilustra tu excelente comentario está llamado a ser el blasón de la futura Unión de Repúblicas Socialistas Ibéricas. Aquilino
El monograma que ilustra tu excelente comentario está llamado a ser el blasón de la futura Unión de Repúblicas Socialistas Ibéricas (U.R.S.I.). Por sus siglas la conoceréis. Aquilino
La política en España está muy mal quizá porque nuestra democracia es todavía joven y tiene que madurar.
Un ejemplo lo encontramos en las agresiones físicas a políticos o a pensadores por defender unas ideas que no son "políticamente correctas".
Podemos no compartir las ideas del historiador Pio Moa e incluso
tacharle de embustero si se quiere (aunque todo el mundo sabe que sus
escritos se apoyan en documentación histórica de la época -como
editoriales de El Socialista u otros diarios y revistas de 1934).
Sin embargo, lo que nadie puede admitir es que se produzcan altercados y ataques a personas por sus ideas. ¿No vivimos en democracia? Pues me pregunto ¿qué entendemos por democracia si nadie condena las agresiones físicas? ¿Alguien es capaz de mirar a otro lado y no criticiar la conducta de la extrema izquierda? ¿Estamos volviendo a la violencia que reinaba en 1934, cuando, según las últimas investigaciones, la izquierda pretendía una dictadura del proletariado y rechazaba la democracia?
Si alguien piensa que exagero, que vea este terrible video:
http://www.youtube.com/watch?v=Risfdco7sro&search=pio%20moa
El ordenador se ha comido mi anterior comentario. Decía que cuando algo está muy mal (v.g. España), mejor no meneallo mucho, para no convertirnos en un coro de agoreros cenizos. Como al genial arp, me gusta la idea de tu blog como aliviadero...
Emocionante entrada, Enrique, que transmite un admirable realismo esperanzado.
Agradezco tu visión de "Muerte entre las flores", de donde rescatas la valiosa fidelidad y dignidad del hombre, en la que debemos intentar confiar,
a pesar de todo y de todos.
"Entre las flores te fuiste.
Entre las flores me quedo."
(Miguel Hernández)
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