viernes, 29 de junio de 2007

Titileos

Ayer esperaba a Leonor en la terraza de una cafetería de Cádiz, llamada “El mirador”, frente al mar abierto. Estaba tomando las radiaciones solares y las jungerianas, cuando me puse a mirar hacia América, allá por detrás del horizante, y a recitarme: “me parece que estoy ya a tu lado... / Ya sólo el agua nos separa, el agua que se mueve sin descanso, / ¡el agua, sólo, el agua!"”. Di en imaginar entonces las antiguas navegaciones y yo (navegante de cabotaje) sentí de pronto el vértigo de la alta mar. Qué cosa orientarse por las estrellas y depender del cielo así, de un modo físico e inevitable. Cómo tienen que brillar entonces y qué suspense su titileo, por si se apagan, cuando son el único camino de ida, el único de vuelta. Tras tanto ir y venir no es extraño que ya tierra adentro las estrellas estén cansadas. Tal vez el autor de Pulgarcito tuviera todo eso presente y sus miguitas de pan y sus guijarros fuesen una metáfora casera de los caminos de las altas navegaciones. Cuando de pronto llegó Leonor y preguntó: “¿Qué haces?”, no fui capaz de confesarle: “Pensando en Pulgarcito”.

jueves, 28 de junio de 2007

Belloc on eyes

Los ojos negros hondas aventuras prometen;
los azules el cielo; y los tuyos son verdes.

.........................***

ON EYES.- Dark eyes adventure bring; the blue serene / Do promise Paradise: and yours are green. [Epigrams, Complete Verse, Plimlico, London, 1954, p. 116]

miércoles, 27 de junio de 2007

Mi mamá me mima

Mientras escribía este artículo, me asaltó una duda. ¿Por qué será que en poesía hay más y sobre todo mejores poemas a los padres que a las madres? Es posible que tenga yo razón (sin que sirva de precedente) y que el tema "madre" sea muy difícil por culpa de su fácil ternurismo. Tampoco se puede descartar nunca el peso de la tradición. Las Coplas a la muerte de su padre son muchas coplas. Y más allá, tenemos la devoción de Telémaco y la piedad de Eneas. No se me ocurren más motivos, porque el paralizante complejo del complejo de Edipo lo inoculó Freud mucho más tarde, y la cosa, como vemos, viene desde antiguo.

Pero el hecho es indudable --hasta que ustedes no me demuestren lo contrario al menos -- y llega hasta nuestros días. La obra de Juan Luis Panero podría titularse Copas a la muerte de su padre; las Canciones de José Mateos son, en buena parte, una conversación con su padre muerto; y qué tres sonetos dedican qué tres poetas a sus respectivos padres:

Antonio Machado:
Jorge Luis Borges:
Bruscamente la tarde se ha aclarado
Porque ya cae la lluvia minuciosa.
Cae o cayó. La lluvia es una cosa
Que sin duda sucede en el pasado.
Quien la oye caer ha recobrado
El tiempo en que la suerte venturosa
Le reveló una flor llamada rosa
Y el curioso color del colorado.
Esta lluvia que ciega los cristales
Alegrará en perdidos arrabales
Las negras uvas de una parra en cierto
Patio que ya no existe. La mojada
Tarde me trae la voz, la voz deseada,
De mi padre que vuelve y que no ha muerto.
Miguel d'Ors:
Que de todas las fechas de su vida
perdure para siempre en esta hoja
aquélla, que contiene, resumida,
su más honda verdad: con boina roja,
el máuser, el detente y el fulgor
de un sueño ennobleciéndole la cara,
oye acercarse la batalla por
los recios campos de Guadalajara.
Con un trasfondo de ametralladora
se eleva una oración de su alma fuerte.
Llega la prueba ya. Llega la hora
de mirarle a los ojos a la muerte.
Adivino la Eneida en su bolsillo
con un olor a pólvora y tomillo.
Podría haber escrito sobre esto, pero tengo que pensarlo mejor. En la poesía popular hay madres dulcísimas, aunque más como interlocutoras que como protagonistas, me parece. Lo complicado de los juicios poéticos es que la cantidad no vale nada. Y que la calidad puede estar agazapada en dos pequeños versos, como en éstos del refranero, que tal vez tiran por tierra toda mi teoría:
Amor de madre,
lo demás es aire.

Esta luz de Sevilla... Es el palacio
donde nací, con su rumor de fuente.
Mi padre, en su despacho. —La alta frente,
la breve mosca, y el bigote lacio—.


Mi padre, aún joven. Lee, escribe, hojea
sus libros y medita. Se levanta;
va hacia la puerta del jardín. Pasea.
A veces habla solo, a veces canta.

Sus grandes ojos de mirar inquieto
ahora vagar parecen, sin objeto
donde puedan posar, en el vacío.

Ya escapan de su ayer a su mañana;
ya miran en el tiempo, ¡padre mío!,
piadosamente mi cabeza cana.

martes, 26 de junio de 2007

¡Hasta güevo!

Me tomo tan en serio los juegos de palabras y las rimas que no me hacen ninguna gracia los manoseos gratuitos. Hay que acertar. Como hace la última de mis alumnos, que ahora que estamos en pleno período prevacacional, ayudados por la redondeada dicción andaluza en su compacta versión puertorrealeña, responden a cada “hasta luego” con un “hasta-loh-güevoh”. A fin de curso, la broma es muy descriptiva del sentimiento ambiente, sin duda; y a mí, por otra parte, me sirve de antídoto contra esta costumbre laica y contagiosa de ir desterrando el “adiós” de nuestras despedidas a cambio de citarnos hipotéticamente en plan colegas para dentro de un rato. Exprimiendo el juego, tampoco está de más pensar que si se echa a Dios de nuestras relaciones, efectivamente acaba uno hasta los güevos.

sábado, 23 de junio de 2007

Poética

Sermo vester semper in gratia, sale c0nditus, ut sciatis quomodo oporteat vos unicuique respondere.
Col 4, 6

viernes, 22 de junio de 2007

A mis hermanas

Estamos siempre solos. Cae el viento
entre los encinares y la vega.
A nuestro corazón el ruido llega
del campo silencioso y polvoriento.

Alguien cuenta, sin voz, el viejo cuento
de nuestra infancia, y nuestra sombra juega
trágicamente a la gallina ciega;
y una mano nos coge el pensamiento.

Ángel, Ricardo, Juan, abuelo, abuela,
nos tocan levemente, y sin palabras
nos hablan, nos tropiezan, les tocamos.

¡Estamos siempre solos, siempre en vela,
esperando, Señor, a que nos abras
los ojos para ver, mientras jugamos!
Leopoldo Panero, Escrito a cada instante (1949)

jueves, 21 de junio de 2007

Miau

Dónde menos se espera salta el gato. Uno de los más brillantes EJEC se ha leído en mi blogg, y me escribe dándose unos leves golpes de pecho y dándome unos golpes de espalda, muy amable.

Y ahora voy a hacerle un enlace/ensalce. Me alegro de hacerlo porque recuerdo que Jesús Sanz Rioja estaba interesado en saber quiénes eran los EJEC, y a uno le gusta satisfacer a sus lectores, aunque sólo sea la curiosidad. Como suele pasar, el más intrigado era el que estaba más cerca: alguno de ellos comparte con nuestro J.S.R. las páginas del Manifiesto.org.

Pero no lo enlazo por J.S.R., ni tan siquiera porque él, Ignacio Peyró, haya confesado que tiene un gato y que incluso alguna vez se fotografió con el animal, je, je. Desgraciadamente, no he conseguido la foto del delito. Pero a cambio, tengo este estupendo artículo suyo sobre gatos. Por eso lo enlazo, por estupendo. Y hasta le perdono que no nombre Old Possum's Book of Practical Cats, esa pequeña maravilla de T. S. Eliot, que a mí, tan cainita, perdón, quise decir canita, me reconcilió algo con los felinos.

miércoles, 20 de junio de 2007

Amnistía Particular

Cuando Manuel Borrás empezó a contarme las grandes satisfacciones que le ha dado su trabajo al frente de la editorial Pre-Textos, ya suponía yo que entre ellas no iba a estar la publicación mi primer libro de poesía, allá por el año 1997. Pero no me esperaba lo que me contó. En México, un escritor yugoslavo exiliado decidió suicidarse. Una locutora de radio consiguió su teléfono e intentó disuadirle durante horas. Al fin, sin argumentos, agotada, para ganar siquiera unos minutos, abrió el primer libro que encontró a mano y le leyó una página al azar: era un poema de W. H. Auden. Esos versos le conmovieron. Llorando de gratitud y de alegría, decidió vivir. El libro había sido publicado por Pre-Textos.

Haber salvado la vida de un desconocido de forma muy indirecta —Borrás no era el poeta, ni el traductor, ni la tenaz locutora— es el primer ejemplo de la dignidad de su oficio que se le viene a la cabeza al editor que ha sacado a la luz centenares de libros hermosísimos de autores indispensables, además de otros tantos de ilusionados noveles como lo fui yo. El hecho es —no me lo negarán— ilustrativo del valor supremo que damos a la vida humana. Con un gesto que recuerda a los que se tiran a un río para rescatar a un suicida, Manuel Borrás sitúa en segundo plano todos sus méritos profesionales ante la vida de cualquier hombre.

Después de oírle, si me preguntasen a qué aspiro como escritor, contestaría que también a salvar a alguien, aunque desconocido y aunque fuese de forma interpuesta. Por eso, a pesar de que acabo de enterarme de que Amnistía Internacional va incluir programas de fomento del aborto entre sus actividades, he preferido no dedicar esta columna a denunciar la hipocresía de quien defiende los derechos humanos y condena a los más indefensos. Ya tendré otras ocasiones de clamar en el desierto.

Hoy quiero, como aquella afónica locutora mexicana, dirigirme a una persona en concreto, que no conozco. Si cruzamos estadísticamente la cifra de lectores del Grupo Joly, que alcanza a centenares de miles de andaluces, con los crecientes números del aborto en España habrá entre quienes me leen, seguro, alguna persona que esté planteándose la posibilidad de abortar. Querría decirle solamente que ningún problema puede arrancarle su privilegio único: la oportunidad de otorgar una amnistía particular. De salvar una vida con una intervención más decisiva de lo que nunca pudieron W. H. Auden o aquella locutora incansable o el editor Manuel Borrás. Desde aquí, puedo prometerle que verá lágrimas de alegría como aquéllas y mejores y muchas veces en el rostro de su hijo. Y en el suyo.
[Grupo Joly]

martes, 19 de junio de 2007

PLAgio

Plagiar requiere mucha lectura, mucha memoria; hay que saber dónde están las cosas. Los autores antiguos, los medievales, los renacentistas y los de la primera modernidad plagiaron tanto porque dispusieron de toda la lectura que en su tiempo era posible. Ahora todo el mundo es original, porque no sabe nada de nada —ni jota.

lunes, 18 de junio de 2007

Deformación profesional

Durante la comida entre el abogado y el poeta se habló de arte, como suelen los buenos abogados, y de hipotecas, como acostumbran los poetas en la intimidad. En los postres, ambos pidieron tocino de cielo (bacon of the sky, según la carta bilingüe) y simultáneamente café.
Rogó el poeta:
— Aunque sea una paradoja, con sacarina, por favor.
—El mío también con sacarina —añadió el abogado—, aunque sea una coartada...
El camarero, con más horas de vuelo que un vencejo, tomó nota sin inmutarse. Sin embargo, en el brillo de los ojos se le adivinó un pensamiento:
—Hay gente pa tó.

domingo, 17 de junio de 2007

Poema de circunstancias

A primera vista puede parecer abusivo que un señor me llame por teléfono —cuando la musa no lo hace ni por caridad— y me pida un soneto con acrósticos dedicado a sus nietos para abrir un auto sacramental de su invención. Sin embargo, ese señor, de nombre Luis Suárez, pertenece a una familia que es amiga de la nuestra por cuatro generaciones al menos, porque más allá no se recuerda amistad pero tampoco inquina, y más acá, a ver, pues los hijos de sus hijas ya han jugado alguna vez con el hijo de mi hermano. Se trata además de un sabio muy admirado por uno, tanto en su faceta de profundo conocedor de los laberintos del cante flamenco como de la intrincada historia local. Y finalmente, aunque creo que él no lo sabe, fue un instrumento fundamentalísimo para que me entrase el gusanillo de la columna periodística. Visto lo cual, incluso a alguno de ustedes les parecerá, como a mí, que este poema de circunstancias era muy poco pedir y que yo, al hacerlo, me quedé muy corto. Con todo, os lo largo:
CONSEJO QUE TRANQUILAMENTE PUEDE NO SEGUIRSE O LA SANGRE CON LETRA ENTRA

Atended muy atentos a vuestro abuelo Luis.
Latín sabe y caló y sabe francés
O fransuá, y sabe muy requetebién
Sientos de historias del principio al fin.

No las inventa..., pone perejil,
Ingenio, ajitos y revuelve bien.
Es una virguería oírle a él
Tantas batallas de los romanís.

¡Oh niños, oídle!… O no oídle, da igual:
Siendo sus nietos por vuestras mamás,
DEntro lleváis sangre de este señor

Llamado o abuelo o Luis Suárez, según
Ustedes lo llamen o yo,
I Su sangre es de letras, de cante y de luz.

viernes, 15 de junio de 2007

Ejercicios

Varios amigos escritores me han comentado que los blogs están bien, sí, que lo malo son los comentarios elogiosos, uy, qué feo tanto ánimo y aplauso, qué vergüenza. La cosa nos preocupaba desde antiguo (y si digo 'antiguo' quiero decir unos meses) y por eso, entre Arp y yo escribimos el "Elogio del elogio". Ahora bien, como insisten, me inclino. Y contaré dos humillaciones del fin de semana pasado en Madrid, para equilibrar la balanza y ponerme en mi sitio: pom, pom, pom [golpes de pecho].

La primera noche, en las copas de los E.J.E.C. [escritores jóvenes extremadamente conservadores] se habló (mal) de X, escritor famoso. Yo lo defendía, hasta que alguno soltó el argumento inapelable: para una entrevista se había retratado con su gato, qué horror. Estremecimiento y espanto general [rasgamientos de vestiduras]. Callé. Defender aquello hubiera podido parecer autodefensa. Y preguntar si tal vez los perros tenían otro pase tampoco me pareció ni lo más diplomático ni lo más digno.

La segunda noche, en la cena de los E.M.A.L. [esposos maduros de las amigas de Leonor] uno de ellos, para ilustrarnos el desorden que reina en las costumbres y en su oficina, clamó contra esos compañeros suyos de trabajo que "no saben lo que es un traje a medida". Pavor ante el panorama mundial: ¿adónde vamos a ir a parar! [gestos de solidaridad]. Conceptualmente sé qué es un traje a medida y he tenido incluso alguna experiencia con sastres a cuenta de las crepusculares puestas de largo ("qué extraña y breve fue la juventud") y de mi boda, pero en concreto no sé qué es un traje a medida en el sentido patrimonial que allí se le daba al verbo "saber". No me atreví a salir del armario. Lo que estaba claro sin necesidad de más averiguaciones es que yo no iba a ser un compañero de oficina modélico. Ay de mí, y lo elegante que me sonaba hasta entonces eso del prêt-à-porter...

jueves, 14 de junio de 2007

Blogg, Frances Blogg

La madrina de este blogg -y de sus pares- es Frances, de casada Frances Chesterton. Por eso la 'g' de más, una 'g' de gracia, diríamos. Mañana he de impartir una conferencia sobre “Conversión y literatura”, y en vez de prepararla concienzudamente eché la tarde de ayer traduciendo liberrísimamente el muy galante poema que Gilbert dedicó a su señora cuando ésta en 1926 se convirtió al catolicismo. La historia es como un baile, porque ella, que le había llevado al anglocatolicismo alrededor de 1900, se tomó nada más que regular la reconversión romana de su marido en 1922. Todo lleno, como ven, de meandros emocionales. El poema es agua clara:
No como una distancia ni un peligro
ni una casualidad ni incluso un cambio,
simplemente encontraste tú este sitio
exótico en exceso para que fuese extraño.

Más llena de memoria que de anhelo
viajaste sin vagar:
lo tuyo no fue marcha, fue regreso
a un olvidado originario hogar.

La ciudad mística, de muchas puertas
y columnas sin fin, era tu casa:
las antiguas historias, tras su espera
de más de dos mil años, te aclamaban.

Ardían flores raras y riquísimas
que eran la sangre celestial de Aquél.
Flores silvestres pero conocidas
por ti como las flores de cualquier bosque inglés.

*

But not as distance, not as danger,
Not chance, and hardly even change,
You found, not wholly as a stranger,
The place too wondrous to be strange.

Great with memory more than yearning,
You travelled but you did not roam,
And went not wandering but returning
As to some first forgotten home.

The mystic city, many-gated,
Monstruously pillared, was you own;
Herodian stories gave words and waited
Two thousand years to be your throne.

Strange blossoms burned as rich before you
As that divine and beautiful blood;
The wild flowers were no wilder for you
Than bluebells in an English wood
.
]

miércoles, 13 de junio de 2007

Casualidad

Por supuesto, es casualidad, seguro. Pero no deja de resultarme curioso, tras autoleer mi artículo de hoy, que Jorge Luis Borges ejerciese hasta el penúltimo momento un agnosticismo esteticista, un desdén dandy por la literatura española y cierta espejofobia.

martes, 12 de junio de 2007

Blogueros

Hábito de poeta: descubrir pepitas de poesía en todas partes: en una novela, en un artículo, en una conversación o hasta en un anuncio de la tele.

Nuevo vicio: soñar con los blogs que hubieran escrito algunos. Imaginaos cómo hubiese quedado el Glosario de Eugenio d'Ors colgado en internet. Www.ellibrodeldesasosiego.blogspot.com habría sido el éxito de un Fernando Pessoa posmoderno. Y los quintanares de Mario Quintana cerraban el trío de soñados blogs. Hasta ayer: los Diarios de Bloy (que tiene nombre de blogg de actualidad) se han sumado a mis enlaces soñados. Por ejemplos, estas entradas:
Dificultad algunas veces atroz para encontrar cada semana tema para un cuento nuevo... Pongo sobre mi mesa un saco vacío y extraigo de él mi alimento.
*
Todo escritor debe llevar sus libros impresos en el rostro.

lunes, 11 de junio de 2007

Carpe diem... pero cuando por la tarde miró a su presa, vio la noche

Por fin es lunes. Qué paliza descansar en Madrid. Colapso de planes, que se superponían unos con otros o se entremezclaban como una baraja en las manos locas de un croupier. No habías llegado a un aperitivo con éste cuando aquél estaba llamando para preguntar dónde te habías metido, que te retrasabas para el almuerzo. El tiempo-desplazamiento, que en el pueblo no existe apenas, en Madrid daba para ir dando excusas por teléfono desde el taxi a todos los que te esperaban en los distintos puntos cardinales. La culpa no era de Aznar, sino de Leonor, que hizo sus planes por su cuenta..., y sobre todo mía, desde luego, que por mi cuenta los hice. Lo peor es que ambos contábamos con el cónyuge. Había que estar, pues, siempre en dos sitios distintos, como mínimo.

Pero para algo dio. Amalia Bautista le dedicó un libro a mi suegra: "Para Nuni, que tiene bastante con su yerno". Y aunque yo no puede hablar de Orlando Bloom con Ana, como Rocío y mira que lo siento, sí que me dio para hablar de Harold Bloom o casi, de literatura y vida, con María y mira que me gustó. También para cambiar dos abstractas anécdotas monárquicas con Andrés Trapiello; para abrazar de perfil a Manuel Borrás; para que Abelardo Linares me regalara una t-shirt con el arquero de Renacimiento en el pecho; para conocer a Jorge Valdés y felicitarle por su flamante premio; para darle el libro de Amalia a mi suegra ("¡qué hermosa dedicatoria!", dijo con un sospechoso brillo en los ojos); para llamar al anfitrión de los EJECUTIVOS y agradecerle la resaca, perdón, quise decir las copas; para visitar el estudio del pintor Presas; para cenar con las amigas de Leonor, y mantener la conversación, y ver el fútbol de reojo con los maridos; para mandar continuamente SMS a José Mateos diciéndole que ya llegaba... o que no.

Nos dio, aunque por los pelos, para coger el tren de vuelta. Al hojear mis adquisiciones, en Antenas de Zagajewski me encuentro la frase que da título a esta entrada y que retrata el fin de semana. Y ahora, ¡a disfrutar del lunes, qué remedio: Carpe diem!, pero menos, espero.

sábado, 9 de junio de 2007

Salsa Máiquez

Qué vanidad la mía, que me aplico lo de Savarín: "El descubrimiento de un nuevo plato contribuye más a la felicidad del género humano que el descubrimiento de una nueva estrella". En vez de contaros mi viaje en tren hacia Madrid con los Feu, o la cena después, con los Mateos, o las copas más tarde con unos encantadores EJECUTIVOS*, voy a daros una receta con la ambición de pasar al Olimpo culinario, como Rossini y sus canelones. Antes de salir de viaje, a la hora del almuerzo, creé esta nueva salsa, que me tiene orgullosísimo:

En tres cucharadas de aceite de oliva , se refríe media cebolla bien picada y se hace el solomilllo. Se aparta la carne. Sobre ese aceite, en la misma sartén, se vierte una tarrina de queso de cabra para untar. La marca no la diré, porque no quiero hacer publicidad en mi blogg y sobre todo porque no me acuerdo. Se añaden dos cucharaditas de mostaza. Se mezcla bien. Luego se añade medio envase de queso Philadelphia. Se mueve hasta que adquiera textura de salsa. Se sirve con el solomillo. También está muy buena como dip.
* Escritores Jóvenes Extremadamente Conservadores U Tendentes Incluso Varios Ostensiblemente al Santitradicionalismo.

viernes, 8 de junio de 2007

De orientación profesional

Se acaba el curso. Y uno dedica las últimas clases a cumplir con la segunda parte de su asignatura (Formación y orientación laboral). Pregunto a mis alumnos cuál es el trabajo que les gustaría ejercer. Los más intelectuales responden que futbolista, como Abel Feu. Dos de ellos alabaron la vida del oficinista, tranquilamente en un despacho, tomando el aire (acondicionado). Otro aseguró, muy serio, haciendo mímica, que su trabajo ideal era capador de cerdos, lo cual me dio un escalofrío grande. Y otro querría hacer monólogos en el Club de la Comedia, y tal vez tenga ahí un futuro porque, tras casi nueve meses en los que no paró de hablar, prácticamente nunca me ha hecho gracia. Por supuesto ninguno quería ser profesor ni poeta. Lo raro (¿o no?) es que tampoco ninguno quería ser electricista, que es el Ciclo Formativo que están estudiando más o menos.

jueves, 7 de junio de 2007

Reajustes en el Gobierno

La lástima de mi artículo en el limbo es que proponía un cambio al frente del Ministerio de Justicia de gran provecho para la nación. Laura Capmany había sugerido, en un romance publicado en ABC, que Mariano Bermejo se largase del Gobierno para dedicarse en exclusiva a la poesía, lo cual demuestra escasísimo amor a la literatura por parte de Laura, que parece mentira con ese nombre tan petrarquista. Fue entonces cuando yo lo vi claro: lo mejor era hacer ministro a Víctor Jiménez, del que no sé nada en absoluto. Seguro que peor ministro no lo era, y sin embargo, ya puestos, qué bien quedaría para la tribuna del Senado (o en cualquier otro sitio) este sonetillo de su libro La taberna inglesa:
........................OTRA VEZ ÍCARO

Todo pasó en un vuelo.
No sé ni cómo ha sido.
Siempre había tenido
los dos pies en el suelo.

Y enredado en su pelo
y en sus ojos hundido,
sin subir, he subido
de repente hasta el cielo.

Y me preguntas hoy
qué haré al caer, qué voy
a hacer cuando se vaya.

De momento, volar.
Después, que arroje el mar
mis sueños a la playa.

miércoles, 6 de junio de 2007

Cambiar de agenda

Ayer el comunicado de ETA y su secuela presidencial me hicieron cambiar de planes. El artículo sobre el versolari Bermejo se fue al limbo de lo inédito, como tantas ilusiones de paz, supongo, en las almas más cándidas del Reino. Desde el punto de vista del oficio del columnista, nunca he sentido así el vértigo de las horas que median entre la escritura y la lectura del periódico. La poesía que, además de pobre, es inmortal desconoce esa cuenta atrás.

sábado, 2 de junio de 2007

Tertulias, tertulias...

Algún día contaré que yo no venía a esto cuando abrí el blogg. Luego, de lo que más me enganchó fue la posibilidad de mantener una tertulia infinita en la taberna del fin del mundo (Beades dixit). Los clicks clicks hacen las veces de los tintineos de la cucharillas del café entre las volutas volubles de la atención, que va de acá para allá.

Y ahora he descubierto que a través de internet se puede asistir a la mítica tertulia ovetense Oliver. Tertulias, tertulias, tertulias... Para colmo al café (con libros) invitan ellos. Confieso que lo descubrí gracias a la vanidad, que corre como la pólvora (y que como ella es explosiva): uno, que nombraban, escribió a otro, que también, el cual viendo que me citaban brevemente, me llamó. El programa nuestro no es el mejor, pero lo pongo desde luego, aunque el último por eso de las buenas maneras y la falsa humildad. Y enlazo un buen puñado de los mejores. No se asusten, son cortos [En Por la secreta escala, Almuzara ya decía que "Todo programa debería ser preciso, esencial, rotundo y breve; es decir, en una palabra, memorable"]. Además no tienen que verlos todos de un tirón. Los dosifico a lo largo de los próximos días y así yo, como Víctor Botas, me recuesto en la barra, escucho, aprendo, descanso, hago -si se encarta- algún comentario...

Sábado:
............Víctor Botas

............Jorge Luis Borges

Domingo:
............ Fernando Pessoa

............Juan Ramón Jiménez

Lunes:
............ Microrrelatos

............ Raymond Carver

Martes:
..............Ramón Gaya

..............Aire de oriente

¡Anda!, se me ha hecho tardísimo. Hay muchos más, búsquenlos en youtube que yo me tengo que ir: ya es miércoles y me espera la columna del periódico....

viernes, 1 de junio de 2007

Certezas razonadas

Se pregunta José Mateos en el prólogo:
¿Y quién puede querer leer un libro que se titula La razón y otras dudas y que muestra una soberana indiferencia hacia las imposiciones de la actualidad, y que habla de Dios y de los espejismos de la razón, de libertad y de poesía, de sufrimientos y esperanzas?
Hombre, muchos; yo, sin duda. Las razones las he explicado, largo y tendido, aquí.