sábado, 17 de octubre de 2020

Chiste

 

Viene Quique a la mesa de mi despacho y me advierte: «Te voy a contar un chiste muy malo». Vale. «—Jaimito, ¡¿por qué has tirado el reloj por la ventana de un quinto piso?! —Porque me han dicho que el tiempo vuela».

He sonreído melancólicamente.

El chiste no es tan malo, y es, además, el secreto de toda la poesía elegíaca, Quique.



miércoles, 14 de octubre de 2020

Triangular

 

En la formación de un escritor casi todo es lectura, pero son diversas lecturas. Por supuesto, la entusiasta de aquellos autores que uno sueña con emular. Es bastante adolescente, sí, pero imprescindible y también difícil. Hay que tener claro quiénes son de verdad, sin dejarse arrastrar por los momentáneos prestigios ni las modas. Dichoso quién encuentra pronto sus modelos.

Casi simultáneamente, aunque un poco después, solapándose, vienen las lecturas de lo que uno rechaza. El gesto parece fácil, pero hay que saber por qué se rechaza y convertir esa negatividad, alquimia de ley, en aprendizaje propio.

Por último, están las lecturas más hermosas. Aquellas que uno admira mucho a la vez que tiene claro que no ha de emularlas ni loco, que son otro mundo, ajenas y perfectas.  




sábado, 10 de octubre de 2020

Ex libris

 

Desde que nos casamos, tengo avasallado el ex libris de Leonor. En casi todos los libros que entran en casa, estampo el mío, y luego ella va leyendo los que lo apetecen, pero que ya están herrados. 



Sin embargo, no me he rendido y he encontrado una forma  de reciclar el ex libris de Leonor. Aprovechando que Leonor Blázquez también puede leerse como Leído Bien lo pongo al final de los libros que sí me leo, que no son, ay, todos los que me llegan.

Con eso,  le guiño a Leo que me suplica que por lo menos me compre sólo los libros que voy a leer. Hay además una conyugalidad más íntima: sólo merecen su sello los que han encarnado en una lectura, los no se quedaron en un deseo pasajero, aunque generalmente justificado, utópico, imposible.

Finalmente, como son los libros que he navegado, así que todo queda redondo, hasta el dibujo cuadrado.



jueves, 8 de octubre de 2020

Arriba, gandules (bis)


Envalentonado por el éxito del despertar espartano del otro día, esta mañana he vuelto a la carga con mi discurso pasado de decibelios: «Arriba, gandules, etc.». Pero todo lo repetido es mucho y feo. Carmen ha abierto un ojo, ha puesto voz de sueño y ha dicho: «¡Quiero que me despierte mami».


 

martes, 6 de octubre de 2020

Arriba, gandules


He decido levantar a mis hijos a lo bestia. Con un jarro de agua fría, siqiuera sea metafórico: «Arriba, gandules --he atronado a voz en grito-- que os espera un día horrible en que vais a tener que darlo todo, y sufriréis en el colegio, y sudaréis en el patio, y os sangrarán las rodillas, y tendréis que terminar los platos de verduras verdísimas que os pensamos poner para la cena y llegaréis derrengados a la cama, pero quizá con la satisfacción del deber cumplido a medias. Arriba de una vez, que tenéis que arrostrar lo peor, no seáis perezosos ni cobardes...»

Carmen se reía. Y Quique me ha preguntado: «¿De quién es el poema? ¡Qué bonito!» Así que el día espantoso ha empezado de maravilla, con dos rayos de lirismo puro y delicado. 

lunes, 5 de octubre de 2020

Con su prólogo

 

Toda la Biblia es palabra de Dios, texto revelado; y, por tanto, qué emoción más íntima me produce el prólogo del Eclesiástico, porque es el texto típico de un escritor profesional, de un proletario de la pluma, de un hermano de tinta.

Mi abuelo Jesús, después de haberse dedicado mucho tiempo a la lectura [...] se propuso también escribir algo...

*

Así, pues, estáis invitados, a que, con benevolencia y atención, vayáis leyendo, dispuestos a excusarnos, allí donde parezca que, a pesar del empeño puesto en la traducción, no hayamos sido capaces de acertar en algunas expresiones. [Esto lo pondría yo de frontispicio de todo lo que escribo, letra por letra.]

*

En efecto, no tiene la misma fuerza lo que se dice cuando se traduce a otra lengua.

*

Después de haber dedicado muchas vigilias y estudio durante todo este tiempo, para terminar este libro, ahora lo publico... [Se palpa el vértigo.]


 

domingo, 4 de octubre de 2020

Santo Rosario

 

Ayer íbamos a pasar el día al campo de unos amigos. Propuse en el coche rezar el rosario, pero amante de la libertad y curioso de la psicología, pregunté que cuándo preferían. Leonor dijo que ya, enseguida y ya estaba; Carmen, que a la vuelta. Y Quique dijo: «A la ida y a la vuelta». Yo sentí que la emoción recorría mi espinazo ante la piedad mariana de mi hijo varón. Pero añadió: «Dos misterios y medio a la ida y medio y dos misterios a la vuelta». Lo que recorrió mi espinazo ahora fue una risilla. Lo rezamos así, en cómodos plazos.

El día de campo, espléndido.


sábado, 3 de octubre de 2020

Boy scouts

 

Ha querido el azar (ejem) que pase en vespa por un callejón inesperado y me he encontrado con una imagen muy melancólica. Estaban descargando de una camioneta las sillas plegables que se usan en la misa en el prado de al lado de mi casa durante el verano. He hecho un plano mental y, efectivamente, la parroquia podía dar, por detrás, a este callejón y tener aquí un almacén. Era la perfecta metáfora del final del verano. Felipe Benítez Reyes, que es más lírico, habla de las últimas sombrillas en la playa, pero como yo soy más güelfo, he de ceñirme a las sillas de la capilla.

Me ha distraído ver que el trabajo lo estaban haciendo los boy scouts de la parroquia y que había un muchacho muy gordo y sudoroso dándolo todo con gran alegría. Con ese autodesdén que nos tenemos los gorditos, he pensado, resignado, que qué acogido estaba el preadolescente gordito en ese ambiente parroquial. 

Jugando conmigo, el azar (ejem) ha querido que en ese momento saliese una girl scout monísima, esbelta, despampanante a por otra silla. Bien. Lo que no quita que siga dando gracias (más gracias) al ambiente parroquial por mi colega gordito, que lo tiene, además, tan bien acompañado con toda naturalidad. 



viernes, 2 de octubre de 2020

Leer

 

No sólo es que cuando quiero ser mejor cristiano leo el Evangelio, sino también que mi manera de empezar a trabajar mi próximo libro de poesía es leer poesía. Y todavía más: mi intimidad con Leonor, leer en silencio en el cuarto de estar. ¿Y de educar a mis hijos? Leerles por las noches.

Leer, leer.



jueves, 1 de octubre de 2020

Mejor y peor

 

Casi todas las tardes pregunto a mis hijos que ha sido lo mejor y lo peor del día. Recomiendo vivamente la costumbre. Además de adiestrarlos en la mecánica del examen de conciencia, es una manera de estar enterado de todo, porque sabiendo lo mejor y lo peor, rellenar con la imaginación lo de enmedio es sumamente sencillo. 

Carmen cuenta unas historias tremendas de los dramas de sus amigas cuando le toca lo peor. Y también se adorna bastante en lo mejor. Enrique tiene a ceñirse al comedor. Lo peor: lo que no le ha gustado de la comida. Lo mejor: el postre o si pusieron un filete extraordinario.