Pues vaya,va a resultar que, en realidad, uno es andaluz hasta la médula y de primera y sin enterarse. Yo, con la mano en el pecho, lo que me considero es español (de ambos hemisferios), aunque luego espere mucho de Europa (la de Jaime) y, en el fondo del alma, sea universal, i. e., romano. Sin embargo, uno lee el primer párrafo de esto y recuerda estotro, y dice eso: "pues vaya", a esta realidad andaluza me parece que sí pertenezco.
Y luego están los tópicos, como el de la superstición. Me cruzo un gato negro y me quedo igual que si fuera albino: para mí, todos son pardos. Las escaleras —si no hay que subirlas— me dejan indiferente. Y un espejo roto me trae a la cabeza a Mario Quintana, que exclamó, encantado: “Os espelhos partidos tem muito mais luas”. Sin embargo, ayer, colgué mi entrada sobre Pemán y pasó una cosa muy extraña que me puso los pelos (figurados, supersticiosos y andaluces) de punta: salía en la pantalla, pero cuando entraba en blogger para corregir algo no había huella de ella ni tampoco se podían hacer comentarios. Estaba en el limbo de la blogosfera; y yo, que pretendía ayudar a evitarle el purgatorio a la obra pemaniana, empecé a verlo como una señal. “Malo”, me dije. Por la noche, todo se arregló y ahí está la entrada, perfectamente puesta en el blogg y en blogger, y me hago la ilusión de que he roto mi lanza por el autor de La bestia y el ángel.
Pero jamás volveré a fardar de que no soy supersticioso, ay, ni andaluz, olé.
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4 comentarios:
Gracias por "estotro" en mi nombre y en el del difunto.
Un "español" olé, entonces. (Y gracias por acompañar el fervor patriótico).
No te preocupes por tan poca cosa, yo tengo un foro entero en el limbo y no sé cómo recobrarlo.
Qué bueno estar de vuelta de Madrid con entradas como estas...
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