Había cargado hasta la playa el último número de la revista Litoral como quien lleva una sombrilla, a ver si su noche me refrescaba. Luego leí poco, porque la conversación estaba al rojo vivo y yo echaba chispas. Por la noche, al sacar la revista de la bolsa, la portada estaba llena de granitos de arena. Parecían puntos de luz sobre el collage de Lorenzo Saval. Y me alegré de haber cargado con la voluminosa revista. La noche de la portada la cruzaba una nuevaVía Láctea dorada y, sobre todo, los granos de arena habían cumplido el sueño de sus noches de verano. Eran estrellas: brillaban.
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3 comentarios:
Hermosísimo.
Y además muy bíblico: como las estrellas del cielo y arena a la orilla del mar... (Gn 22,17)
Esa portada brillante debía de estar llena de granitos de arena, pero también de chispas (ya lo dice la canción: Una chispa se cayó en la arena, en la arena cayó la chispa...).
Sí que es hermosísimo, perdona el estropicio. Y qué curiosidad esa conversación...
Un abrazo de vuelta al duro banco.
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