(Con algunas excepciones, a lo primero más que a lo segundo.)
8 comentarios:
Verónica
dijo...
La verdad es que yo, en un principio, era de la opinión que expresas en tu artículo. Pero luego, leyendo más en profundidad acerca de la campaña, sus promotores (la llamada Fundación Confianza), las empresas que están detrás (todas las grandes, incluidas El Corte Inglés, Telefónica, Repsol, Endesa, etc.), que se han desmarcado abiertamente de cualquier adscripción ideológica o política, me parece que no es tan claro. Y es que, a fuerza de repetir la magnitud del desastre, la gente acaba por convencerse de que, en efecto, es así, y -lo que importa a las empresas- acaba desplomándose el consumo, y, como el efecto dominó, arrastra en su caída multitud de puestos de trabajo. Esta crisis es, sobre todo, de confianza. Por supuesto, también de confianza en la aptitud de los políticos (de ZP en particular) para sacarnos de ella. Pero no sólo.
Sin perjuicio de exigir luego en las urnas responsabilidades a quien corresponda (que, sólo en parte, son los que ahora nos gobiernan), no me parece que haya que demonizar -o tratar indulgentemente- a quienes intentan insuflar un poco de ánimos al personal, para no amplificar aún más la magnitud de la crisis.
Por otro lado, qué patético el PP que, aun asistiéndole la razón en lo esencial, sólo le vemos reaccionar en los temas económicos. Ya quisiéramos algunos haberle visto la misma capacidad de reacción frente al desplome moral que la sociedad española ha sufrido en los últimos años de gobierno ZP. La verdad es que Rajoy parece que se frota las manos pensando en su próxima victoria electoral. Sin embargo, creo que acierta al no querer firmar un cheque en blanco con el Gobierno, al que los españoles han elegido mayoritariamente para eso, para que gobierne.
Me encanta el artículo. Voy más allá, tanto me da que se trate de personas exitosas como de pobres de solemnidad, la campaña se las trae y hay que pagarla. Zapatero quiere corresponsabilizarnos a todos de su desastre aunque cueste dinero.
¡Paciencia la tuya si has visto los vídeos! Yo ni me he asomado. Desde el primer momento la idea de la campaña me trajo a las mientes una similar que hizo el gobierno mexicano (expertos en campañas para convencer a la gente de que no están en una crisis perpetua...) y que me encontré al salir del aeropuerto la primera vez que pisé la capital federal, allá por el año, ¡uf!, ¡1988! (México no ha hecho más que caer desde entonces). Al menos el lema era más sonoro: ¡Vamos a jalar parejo!. Y yo que me reía siempre recordando tal lema y aquellos carteles en la más pura tradición muralista...
Me apunto un poco a lo que dice Verónica, al menos en lo que supone de efecto práctico de esa campaña: la crisis se arregla, entre otras cosas, consumiendo ¡Qué se le va a hacer! Cuandop esto termine (que terminará, como todo termina en la historia), seguiremos en manos del sistema.Sin embargo, qué razón tienes en lo importante que es asumir el fracaso como una parte necesaria de nuestra vida, incluso si lo llevo a mi (nuestro) terreno: el suspenso. Hay que aceptar el fracaso para superarlo y superarse. Quizá la campaña tenía que haber aludido a que no hemos hecho las cosas bien (empezando por las grandes empresas, sobre todo) pero, claro, eso sería un disparate para los teóricos del marketing...
La campaña resuena a tantas cosas -buenas y no tan buenas- que me tiene indeciso. De lo que no dudo es de que me ha gustado tu artículo, y del "baja si quieres subir".
Yo no he visto la campaña, Enrique, pero tu artículo es buenísimo. (Por cierto, cuánto me gustaría estar en España ahorita, con el euro 3 pesos menos caro que en mi último viaje).
No si ya digo que la campaña algo bueno tiene (el buen rollito al menos) y, por eso, a tantos de sus protagonistas les habrá resultado imposible decir "Paso". Pero, como en el fondo me quedo con Carmen, prefiero mirar para otro lado. Gracias, por cierto, por mirar para mi artículo.
8 comentarios:
La verdad es que yo, en un principio, era de la opinión que expresas en tu artículo. Pero luego, leyendo más en profundidad acerca de la campaña, sus promotores (la llamada Fundación Confianza), las empresas que están detrás (todas las grandes, incluidas El Corte Inglés, Telefónica, Repsol, Endesa, etc.), que se han desmarcado abiertamente de cualquier adscripción ideológica o política, me parece que no es tan claro. Y es que, a fuerza de repetir la magnitud del desastre, la gente acaba por convencerse de que, en efecto, es así, y -lo que importa a las empresas- acaba desplomándose el consumo, y, como el efecto dominó, arrastra en su caída multitud de puestos de trabajo. Esta crisis es, sobre todo, de confianza. Por supuesto, también de confianza en la aptitud de los políticos (de ZP en particular) para sacarnos de ella. Pero no sólo.
Sin perjuicio de exigir luego en las urnas responsabilidades a quien corresponda (que, sólo en parte, son los que ahora nos gobiernan), no me parece que haya que demonizar -o tratar indulgentemente- a quienes intentan insuflar un poco de ánimos al personal, para no amplificar aún más la magnitud de la crisis.
Por otro lado, qué patético el PP que, aun asistiéndole la razón en lo esencial, sólo le vemos reaccionar en los temas económicos. Ya quisiéramos algunos haberle visto la misma capacidad de reacción frente al desplome moral que la sociedad española ha sufrido en los últimos años de gobierno ZP. La verdad es que Rajoy parece que se frota las manos pensando en su próxima victoria electoral. Sin embargo, creo que acierta al no querer firmar un cheque en blanco con el Gobierno, al que los españoles han elegido mayoritariamente para eso, para que gobierne.
Así que estoy contigo solo a medias.
Me encanta el artículo. Voy más allá, tanto me da que se trate de personas exitosas como de pobres de solemnidad, la campaña se las trae y hay que pagarla. Zapatero quiere corresponsabilizarnos a todos de su desastre aunque cueste dinero.
¡Paciencia la tuya si has visto los vídeos! Yo ni me he asomado. Desde el primer momento la idea de la campaña me trajo a las mientes una similar que hizo el gobierno mexicano (expertos en campañas para convencer a la gente de que no están en una crisis perpetua...) y que me encontré al salir del aeropuerto la primera vez que pisé la capital federal, allá por el año, ¡uf!, ¡1988! (México no ha hecho más que caer desde entonces). Al menos el lema era más sonoro: ¡Vamos a jalar parejo!. Y yo que me reía siempre recordando tal lema y aquellos carteles en la más pura tradición muralista...
Me apunto un poco a lo que dice Verónica, al menos en lo que supone de efecto práctico de esa campaña: la crisis se arregla, entre otras cosas, consumiendo ¡Qué se le va a hacer! Cuandop esto termine (que terminará, como todo termina en la historia), seguiremos en manos del sistema.Sin embargo, qué razón tienes en lo importante que es asumir el fracaso como una parte necesaria de nuestra vida, incluso si lo llevo a mi (nuestro) terreno: el suspenso. Hay que aceptar el fracaso para superarlo y superarse. Quizá la campaña tenía que haber aludido a que no hemos hecho las cosas bien (empezando por las grandes empresas, sobre todo) pero, claro, eso sería un disparate para los teóricos del marketing...
La campaña resuena a tantas cosas -buenas y no tan buenas- que me tiene indeciso. De lo que no dudo es de que me ha gustado tu artículo, y del "baja si quieres subir".
Yo no he visto la campaña, Enrique, pero tu artículo es buenísimo. (Por cierto, cuánto me gustaría estar en España ahorita, con el euro 3 pesos menos caro que en mi último viaje).
Yo juraría recordarle a usted entre los abajo firmantes en un manifiesto hace un par de años.
Incluso se mostró algo ufano de que lo consideraran un intelectual.
No si ya digo que la campaña algo bueno tiene (el buen rollito al menos) y, por eso, a tantos de sus protagonistas les habrá resultado imposible decir "Paso". Pero, como en el fondo me quedo con Carmen, prefiero mirar para otro lado. Gracias, por cierto, por mirar para mi artículo.
Y Manupé, muchísimas gracias por tu memoria, magnífica a un 50 %.
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