Una profesora de mi IES, la de religión, para ser exactos, me pregunta muy educada en un cruce de pasillos: “¿Qué tal el puente?”. Suspiro, cojo mucho aire como quien coge carrerilla, y me dispongo a contarle todas mis penas de carretero con las ruedas partidas por el eje… Pero ella me ve venir a tiempo (debe de ser el don profético) y, rauda, me pregunta por Carmen. “Oh”, exclamo, “estupenda, graciosa, guapísima”. “Je”, sonríe, con cara de alivio, pensando —se le nota—: “¡Uf, de buena me he librado, por los pelos!”
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3 comentarios:
Siendo de Religión la profesora, es más lógico pensar que quisiera evitarte la pesadumbre que tras la pregunta vislumbró en tu rostro; y cambiar de tercio, por tu bien.
Punto y coma.
A esas preguntas no dispuestas a tener su debida respuesta se responde: "Bien. ¿O te cuento?".
Mujer y sexto sentido, ya se sabe...;-)
Un abrazo
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