miércoles, 5 de enero de 2011
Alfonso y los RRMM
Alfonso es un chico de misa diaria. Hace unos meses me sorprendió al confesarme la especial ilusión que le haría ser el padrino de Carmen. Ya la habíamos bautizado y no pudo ser, pero le dije que moralmente se considerase, por favor, padrino de la niña. Raro es el dia en que no se interesa por su ahijada, muy cariñoso, en su papel. Ayer le pregunté qué le ha pedido a los Reyes Magos y me ha dicho: "Que me deje como estoy". Es uno de los deseos más felices que pueden hacerse, si no el que más. El singular, por cierto, tiene su importancia capital, como en aquel poema de Blas de Otero. Sabe Alfonso, que es síndrome de Down, a Quien hay que pedir las cosas.
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5 comentarios:
¡Ah, que tremendo juego entre "el que me deje como estoy", que te sorprende por su conformismo, para acabar sabiendo que se trata de un Down! Que me deje en mi inocencia.
Maravilloso.
Me gustan las palabras de la gente.
Parece que se tocan, que se palpan.
Los libros, no; las páginas se mueven
como fantasmas.
Pero mi gente dice cosas formidables,
que hacen temblar a la gramática.
¡Cuánto del cortar la frase,
cuánta de la voz bordada!
Da vergüenza encender una cerilla,
quiero decir un verso en una página,
ante estos hombres de anchas sílabas,
que almuerzan con pedazos de palabras.
Recuerdo que una tarde
en la estación de Almaden, una anciana
sentenció, despacio: "—Sí, si; pero el cielo y el infierno
está aquí" Y lo clavó
con esa n que faltaba.
Esta mañana en el desayuno mi mujer pasaba una página del Diario de Sevilla mientras sonriendo me decía "hoy te va a encantar la columna de García-Maíquez".
Yo le contesté "como suele", y ella zanjó "no, más. He dicho encantar".
Y acertó.
Y también esta reflexión sobre la sabia petición de Alfonso.
El punto sobre la i, Gonzalo, que a nuestro anfitrión le gustan los acentos en su sitio: Máiquez.
Me ha gustado mucho que hayas puesto al final el dato de que Alfonso tenga síndrome de Down.
Estas personas tienen nombre, devociones, aficiones, ilusiones, les piden cosas a los Reyes Magos, y muy en quinto o décimo lugar, tienen síndrome de down.
El comentario a tu carta lo he puesto en el periódico.
Quien nos lee bien nos mejora. Muchas gracias, María, por tu perspicaz comentario. Conscientemente yo sólo quería destacar lo que subraya el generoso SAF, pero lo que tú ves es aún mejor. Gracias.
Y qué encanto de mujer tienes, Gonzalo. Enhorabuena.
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