jueves, 28 de abril de 2011

Confusiones

Que los que se encuentran con Jesús Resucitado no le reconozcan se nos ha explicado siempre por el cuerpo glorioso. Pero, cuidado, que hay que fijarse con quién lo confunden: María Magdalena con un hortelano y los discípulos de Emaús con otro caminante cualquiera. Nada específicamente rutilante: la pinta de los hortelanos entonces acostumbraría a ser muy terrosa y los caminantes tampoco dejarían de ir perdidos de polvo y sudorosos. Supongo que alguien habrá identificado ahí una anagnórisis de libro, con su espectacular peripeteia y todo. Pero aquí hay más aún: no es una confusión de María Magdalena o de los discípulos, es Jesús quien se confunde… con el hortelano y el caminante. Porque (además de la broma a sus amigos (una broma muy humana, de fiesta sorpresa (la Resurrección es la fiesta sorpresa por excelencia))) nos ofrece una enseñanza muy honda. ¿No le estará indicando Jesús a Magdalena que a partir de ahora Él estará o podrá estar en todos los hombres y en todos los oficios, incluidos los más pegados a la tierra, como el de hortelano, sin ir más lejos. Algo así como: “Querida Magdalena, de ahora en adelante, cuando veas a cualquier mayeto, fíjate bien, pues puedo ser Yo perfectamente”. A los discípulos de Emaús les da la misma lección, pero cualificada. Al partir el pan, descubren que es Jesucristo. Así que nosotros, en misa, tenga el sacerdote la pinta que tenga, en el momento de partir la hostia, nos toca caer del guindo y reconocer en él a Él, asombrados y jubilosos. Lo suyo sería que nos dijésemos entonces: “Cómo ardía nuestro corazón cuando nos leía y nos explicaba las Escrituras”.

Qué confusiones clarísimas.

22 comentarios:

Mora Fandos dijo...

Pues sí, sí, sí, sí. Había comenzado la transfiguración de todo lo humano. Y no te olvides de Jesús preparando la merienda de pescado a la brasa en la playa, para cuando vayas a un chiringuito. ¡Feliz Pascua!

Jesús Beades dijo...

"La Resurrección es la fiesta sorpresa por excelencia", pero no sería porque no hubiera sido anunciada. Lo que significa que, en el fondo, nadie se lo creyó del todo, o se lo creyeron de un modo tan superficial que, en cuanto llegó el jaleo, desapareció tal fe. Lo cual me consuela, de algún modo.

E. G-Máiquez dijo...

Qué bueno, Beades. Tienes razón: fue muy anunciada. Jesús al convertirla en fiesta sorpresa, con disfraz incluido, estaba riéndose también de la poca fe de los suyos, que somos nosotros, D. m.

E. G-Máiquez dijo...

Y qué bueno también, Mora Fandos, el pescado a la brasa, ¡vive Dios!

Ignacio Trujillo dijo...

¡Esta misma mañana, cuando escuchaba la lectura, pensaba sobre lo mismo! Me parece muy buena esa idea de que Cristo es el que se confunde con el hortelano...
No obstante necesito que algún teólogo me explique ese misterio. ¿Porque el cuerpo glorioso es distinto del mortal? Quiero decir distinto, pero de apariencia puramente humana. Porque entendería que un cuerpo glorioso, brillante y evanescente les confundiera, pero no es eso. Cristo se aparece no como un fantasma ni nada parecido. Lo confunden con otro ser "humano", además come, y hace barbacoas en la playa como dice, graciosamente, MF... y sin embargo aunque no a la primera, finalmente unos y otros/as lo reconocen.
¿Es que se parecía ligeramente, evocaba, su apariencia mortal? no se...
Aunque hay gente que a las que les vendrá muy bien un cambio de look, (a mi mismo no me vendrá mal ser un poco más alto y un poco más rubio y un poco más con los ojos azules) yo casi prefiero ver a mis seres queridos como son. Y si Cristo ya era perfecto hombre ¿en qué consistía ese cambio? En fin, ya lo sabremos en su momento, entretanto ¡feliz Pascua a todos!

Ángel Ruiz dijo...

Me estaba aguantado las ganas de colocar una cita que he leído hace poco: es de B16, de su último libro (Jesús de Nazaret, II p. 310): dice que los relatos de la resurrección son llamativos por la “poca habilidad [con la que la narran] y precisamente por eso dejan ver que son verídicos”. Todo eso de no reconocerle de primeras y luego sí.
Y luego está la penúltima pregunta que contestó B16 el otro día en la Rai, con una derivación hacia la Eucaristía que merece meditarse.

T dijo...

¡Qué bonitamente lo has dicho, Enrique! Me gusta mucho la idea de que es Cristo quien se confunde y se funde con nosotros. En todos los relatos evangélicos de las apariciones del Resucitado, Jesús hace lo mismo que hacía antes de morir en la cruz. No hay efectos especiales, lo extraordinario está en esas confusiones de las que tú hablas.

¡Felices Pascuas!

Mora Fandos dijo...

En sintonía con lo que aduce Ángel, copio lo que Ratzinger explicaba a sus alumnos en Tübingen en 1967, y recogió luego en "Introducción al cristianismo", 1968:

"Cristo ha resucitado a la vida definitiva, a la vida que no cabe dentro de las leyes químicas y biológicas y que, por tanto, cae fuera de la posibilidad de morir; Cristo ha resucitado a la eternidad del amor. Por eso los encuentros con él se llaman "apariciones"; por eso sus mejores amigos, que hasta hacía dos días se habían sentado con él a la misma mesa, no le reconocen; le "ven" cuando "él mismo" les hace ver; sólo cuando él abre los ojos y mueve el corazón puede contemplarse en nuestro mundo mortal la faz del amor eterno que ha vencido a la muerte, y su mundo nuevo y definitivo, el mundo del futuro. Por eso es tan difícil, casi imposible, para los evangelistas describir los encuentros con el resucitado; cuando lo hacen parecen balbucear y contradecirse. En realidad hablan sorprendentemente al unísono en la dialéctica de sus expresiones, en la simultaneidad de contacto y no contacto, de conocer y no conocer, de plena identidad entre el crucificado y el resucitado y de plena transformación. Se le reconoce una vez, pero luego ya no se le reconoce; se le toca, pero luego ya no se le toca; es el mismo, pero también otro. La dialéctica es, como dijimos, la misma; cambian sólo los medios estilísticos". p. 269

Ignacio Trujillo dijo...

Muchas gracias AR y MF, vuestras aportaciones me parecen interesantísimas y muy clarificadoras.¡Nadie como B16 para explicar y razonar lo inefable!

E. G-Máiquez dijo...

Dando más vueltas a lo de Beades (que la Resurrección fue una sorpresa anunciada), atisbo un detalle: Jesús no se enfada ni molesta porque no le creyesen a Él ni a las Escrituras, pero cuando los discípulos dudan de los testimonios de sus hermanos o Tomás de los discípulos ya sí se pone serio. Tanta humildad como caridad.

Y si las cosas son como dice B16 en la penúltima entrevista, habría que reconocer ciertas ganas de "epatar al burgués" en Jesús cuando escandaliza a sus oyentes exigiéndoles comer su carne para entrar en la vida eterna.

María dijo...

El Papa dice también en su libro que la Resurrección era algo absolutamente nuevo, ya que Jesús no resucitó como resucitó Lázaro o la hija de Jairo, o el de Naim. Por eso era tan comprensible que, a pesar de ser anunciado, (y seguro que por muchos creído) fuera trabajoso hacerse a la idea. El Papa lo explica mejor, os remito a su libro.
Me gusta ver que las mujeres, por más sencillas, lo vieron antes que los más ilustrados, lo cual también lo había anunciado el Señor.
Sobre la razón de la confusión con el hortelano, el caminante, etc, me gusta tu versión. Y me la apunto para aplicarme el cuento.

Juan Ignacio dijo...

Que buena entrada y comentarios.

"No se trata solamente de una supervivencia gloriosa de su yo. Nos encontramos en presencia de una realidad profunda y compleja, de una vida nueva, plenamente humana: (...)", dice Pablo VI en este documento que te enlazo que cita también magníficas palabras de Guardini.

Mora Fandos dijo...

El gran Guardini, gracias Juan Ignacio. Estos días estoy leyendo precisamente ese segundo tomo de El Señor.

Ángel Ruiz dijo...

Sí que es bueno el texto de Guardini. Y ver que Pablo VI, Guardini y Ratzinger están en lo mismo.

javier dijo...

¡Que amable! ¡Gracias!

Diego dijo...

Nunca me termina de cerrar lo del cuerpo glorioso como causa de la confusión, aunque creo la sana teología no puede terminar de cerrar.

¿Acaso uno podría seguir charlando con un hombre (¡y un Dios!)de cuerpo glorificado, así, como si nada? Creo que el resplandor, al menos nos cegaría.

Comparto la exégesis del Jesús bromista.

Saludos, siempre es un gusto leerlo.

Anónimo dijo...

JO, qué buena entrada por lo que dices y por cómo lo dices("caminantes perdidos de polvo": je, je.) y los estupendos comentarios. Está bien visto lo de Beades: sorpresa anunciada... y añadiría con antecedentes vitales (Jairo, Lázaro y Naim): ¿por qué la sorpresa entonces? Quizá las otras fueron "muertes que no vivieron", y aquí todos murieron un poco en directo con Jesús: en parte la sorpresa sería no sólo porque haya resucitado, sino por la Resurrección, la de cada uno de ellos. No sé. J

Anónimo dijo...

"Supongo que alguien habrá identificado ahí una anagnórisis de libro, con su espectacular peripeteia y todo..."

Es Vd. un crack!

Un abrazo,

Jyy

Anónimo dijo...

y...para cuando todo esto?

Lo de ponerlo en práctica...lo de creer de verdad! que todo "hortelano" le da cien vueltas a Vd.

Parapateia?...venga hombre! espabile!

Un abrazo,

JyY

Anónimo dijo...

Pido perdón humildemente (de verdad) soy un miserable y no le llego ni a las suelas de los zapatos.

Un abarzo (de berzotas)

JyY

PD Hay muy pocas cosas que ya me alteren...su blog lo ha conseguido

Anónimo dijo...

Nos imaginamos que esta "peripeteia" nuestra le extrañará pero es fruto de una ἀναγνώρισις...

Hemos reparado que esta página es la de un sacerdote y para sacerdotes.

Perdón por la interrupción...como es habitual JyY hemos entrado como un elefante en una cacharrería y no habíamos reparado en ello.

Debimos darnos cuenta que un sacerdote para decir que ha leído a Aristóteles utiliza estos términos.

JyY visitamos una página de un sacerdote que se llama D. Javier al que consideramos no ya un amigo, más bien un hermano aunque no nos hallamos visto jamás.

Por culpa de su página (bueno! más bien por mi culpa) ya se ha enfadado otra vez con nosotros.

En fin! perdone VD. (otra vez).

Un abrazo,

JyY

PD Jaimón (J) es mi ángel custodio así que no somos multitud. Somos!

PDII Fijesé que hasta en "verificación de palabra" nos ponen "misherab"...pues eso!

E. G-Máiquez dijo...

No tengo nada que perdonarle. Estaban muy bien sus llamadas de atención y eran muy oportunas. El único error suyo es que no soy sacerdote sino laico, aunque encantado de tener lectores consagrados y consciente del carácter sacerdotal que me imprimió el bautismo. O sea, que muy bien, aquí paz y después Gloria. Y la peripeteia no estaba puesta para demostrar nada especialmente, sino como una reverencia (cortés e irónica) a Ulises & cía. Siento que le chocase tanto.