Gracias, JL. Pocos favores mayores nos puede hacer un amigo que avisarnos cuando nos hacemos trampa. Y un poco, claro que me la hago. Pero teológicamente no tanta. Primero por el sacerdocio común que es una característica muy importante de todo el pueblo cristiano, y segundo porque tampoco los sacerdotes ministeriales considerarían lo suyo como una profesión. Un amigo que se pasa de anglófilo me defendía el matrimonio de los sacerdotes con este argumento: "Fíjate qué buen cura serías tú". Obviando que eso es lo menos atinado que se le puede decir a un tío del Opus, le dije que, para pastor anglicano, más sacerdote era yo ya, muy común, eso sí, por supuesto.
Pero teologías aparte, mañana actuamos a la vez en sitios distintos, pero con cierto paralelismo: tú presentas a JLGM y yo a Paco Bejarano. Imagino a los aficionados a la literatura de la Baja Andalucía que no tengan el don de la ubicuidad preguntándose lo que los taurinos de hace un siglo:
¿Dónde caerá lo cierto? Belmonte torea en Jerez y Joselito en el Puerto.
Qué elección tan difícil, eh, porque lo cierto caerá en las dos plazas. ¡Suerte, maestro, en tu presentación!
Aceptado: es un ministerio (además de una profesión), con lo que sabemos que implica. Y también: se puede no tener la profesión y sí el ministerio. A pesar de mi lejanía, lo comprendo perfectamente. Sólo era que me daba envidia tu acaparamiento de profesiones felices. No dejé de darme cuenta de la coincidencia de presentaciones. Parece que nuestro amigo Javier aglutina pareceres y me encanta. Hazme el favor de darle muchos recuerdos cariñosos a Paco Bejarano, al que hace mil años que no veo. Suerte también para ti, amigo. Y un abrazo.
Compartiría el "toque" que te pega José Luis, pero no lo haré porque me ofreces algo de consuelo, ya que aunque mi profesión específica no aparece, sí está a medio camino entre varias del top ten... de los más odiados. Y además merecidamente.
Si fuese poco el magnífico comentario de BB, que establece una analogía perfecta lector/escritor, bautizado/sacerdote, le han dado el Cervantes a Parra justo a tiempo para que intervenga en nuestra conversación:
Todas las profesiones se reducen a una hay quienes dicen somos profesores somos embajadores somos sastres y la verdad es que son sacerdotes sacerdotes vestidos o desnudos sacerdotes enfermos o sanos sacerdotes en acto de servicio hasta el que limpia las alcantarillas es indudablemente sacerdote ése es más sacerdote que nadie.
9 comentarios:
Yo sólo estoy en el 4 pero tú has hecho algo de trampa con el 1, eh.
Pone profesión, no afición. Un abrazo.
Gracias, JL. Pocos favores mayores nos puede hacer un amigo que avisarnos cuando nos hacemos trampa. Y un poco, claro que me la hago. Pero teológicamente no tanta. Primero por el sacerdocio común que es una característica muy importante de todo el pueblo cristiano, y segundo porque tampoco los sacerdotes ministeriales considerarían lo suyo como una profesión. Un amigo que se pasa de anglófilo me defendía el matrimonio de los sacerdotes con este argumento: "Fíjate qué buen cura serías tú". Obviando que eso es lo menos atinado que se le puede decir a un tío del Opus, le dije que, para pastor anglicano, más sacerdote era yo ya, muy común, eso sí, por supuesto.
Pero teologías aparte, mañana actuamos a la vez en sitios distintos, pero con cierto paralelismo: tú presentas a JLGM y yo a Paco Bejarano. Imagino a los aficionados a la literatura de la Baja Andalucía que no tengan el don de la ubicuidad preguntándose lo que los taurinos de hace un siglo:
¿Dónde caerá lo cierto?
Belmonte torea en Jerez
y Joselito en el Puerto.
Qué elección tan difícil, eh, porque lo cierto caerá en las dos plazas. ¡Suerte, maestro, en tu presentación!
Los abogados no estamos en el top??!!
Qué grande,. Yo también estoy en varios números...
Aceptado: es un ministerio (además de una profesión), con lo que sabemos que implica. Y también: se puede no tener la profesión y sí el ministerio. A pesar de mi lejanía, lo comprendo perfectamente. Sólo era que me daba envidia tu acaparamiento de profesiones felices.
No dejé de darme cuenta de la coincidencia de presentaciones. Parece que nuestro amigo Javier aglutina pareceres y me encanta. Hazme el favor de darle muchos recuerdos cariñosos a Paco Bejarano, al que hace mil años que no veo. Suerte también para ti, amigo.
Y un abrazo.
No entiendo de que habla pero me alegra su alegría.
Compartiría el "toque" que te pega José Luis, pero no lo haré porque me ofreces algo de consuelo, ya que aunque mi profesión específica no aparece, sí está a medio camino entre varias del top ten... de los más odiados. Y además merecidamente.
Reconozco que ser lector no es una profesión formal, pero, indudablemente, de alguna manera, debería aparecer en la lista. BB
Si fuese poco el magnífico comentario de BB, que establece una analogía perfecta lector/escritor, bautizado/sacerdote, le han dado el Cervantes a Parra justo a tiempo para que intervenga en nuestra conversación:
Todas las profesiones se reducen a una
hay quienes dicen somos profesores
somos embajadores somos sastres
y la verdad es que son sacerdotes
sacerdotes vestidos o desnudos
sacerdotes enfermos o sanos
sacerdotes en acto de servicio
hasta el que limpia las alcantarillas
es indudablemente sacerdote
ése es más sacerdote que nadie.
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