Explico a mis alumnos la ley de
la utilidad decreciente del dinero. Se trata de que cuanto más dinero se tiene
menos útil resulta. Los primeros cinco euros son vitales para subsistencia.
Pero cinco euros sobre un patrimonio de cincuenta mil valen menos que el
chocolate del loro. Todos lo entienden y se asombran de que un billete no valga
ni mucho menos lo mismo según quien lo tenga. Por eso, moral aparte y hasta
solidaridad fuera, es tan valiosa (generadora de valor) la limosna. Salen cinco
euros de una mano en la que valían muy poco y, en un santiamén, pasan a otra
mano en la que significan muchísimo. Casi un milagro.
lunes, 28 de noviembre de 2011
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
5 comentarios:
A Pantaleón Bonilla, personaje de uno de los Cuentos morales de Clarín, "Para vicios", le habría venido muy bien este argumento para contrarrestar los de doña Indalecia, que lo quiso convencer para que no diese limosna.
Un abrazo.
Nunca lo había mirado así... Pero está clarísimo.
Nunca lo había pensado, es muy buena esta idea.
Sorprendente aplicación de esa ley económica. Sólo le encuentro un pero: El que es agarrado puede agarrarse, para dar poco, en lo mucho que le supone al que recibe la limosna.
Jilguero.
Tan grande es el valor de muy poco para el que nada tiene que habria que preguntarse si, mas que limosna, no deberia la sociedad a traves del Estado asegurar ese poco a los mas pobres, tasando mas a los que mas tienen. Bueno es tener corazon pero me pregunto si no es preferible crear buenas leyes inspiradas tambien en el sentimiento, un sentimiento que opta por tomar una forma de compromiso estable y publico.
Publicar un comentario