viernes, 3 de mayo de 2019
Primera comunión gitana
Mis hijos recibirán mañana su primera comunión. Vamos a celebrarlo como una boda gitana, tres días. Hoy toca última no-comunión. Nos acompañarán a misa y se quedarán en el banco anhelando el encuentro de mañana, mientras su madre y yo celebramos nuestra enésima comunión.
En medio de la misa, Enrique me ha dicho que tenemos que ofrecer una misa por el abuelo Agustín y otra por la abuela Carmen. Estamos todavía en la última no-comunión y yo ya voy tambaleante de emoción.
DÍA 2
Me levanto con la mejor disposición: «¿Qué tengo que hacer?» «¡No desordenar!»
Ya he cambiado el coche de calle.
Camino a la iglesia:
Recordé el verso de César Vallejo: «Si hay algo en ellos de oscuro, seré yo». Al ver la foto, José Antonio Montano nos regala este comentario: «¡Gran foto güelfa del amigo Máiquez! Conduciendo a sus hijos más allá del Stop, contra el Zeitgeist». Y eso que la señal de «Prohibido girar a la izquierda» apenas se ve.
En la foto del collar del marinero, he descubierto una disimulada y modesta capa de súper héroe, por cierto.
[...]
A partir de ahí se interrumpió mi crónica porque los hechos se precipitaron. Qué bien cantaron las monjas. La homilía de don Jorge fue emocionante y nos saltó las lágrimas a muchos. Luego nos saltó las lágrimas, pero de risa, mi hermano Nicolás. Antes de que acabase la ceremonia dijo: «Quieto, parao. Se me ha olvidado hacer las peticiones». Don Jorge dijo: «Se me ha olvidado a mí». «Lo sé», dijo Nicolás, «pero no quería dejarle en mal lugar». Entonces don Jorge le reconvino a que dijese siempre la verdad. Nicolás dijo que bueno, que en el Cielo no había tiempo y que en la Tierra el orden de los factores no altera el producto y leyó nuestras peticiones.
La fiesta, muy bien. Pero no eclipsó para los niños la importancia de su Primera Comunión.
DÍA 3
Fuimos a Cádiz a celebrar la Segunda Comunión de los niños. Nos hacía ilusión a todos que fuese en una misa tradicional, para reforzar en la medida de nuestras posibilidades la sensación de comunión con una comunidad milenaria. Fue un éxito.
Yo empecé a animar a los niños a llevar las cuentas de sus comuniones, pero de pronto me paré en seco. Reconozco que en principio porque me dio miedo que les entrasen cargos de conciencia si perdían la cuenta. Luego me di cuenta de que Dios no lleva la cuenta, que cada comunión es demasiado grande para ponerle un ordinal. Todas son la primera. Dios sólo sabe contar hasta uno.
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4 comentarios:
Felicidades a toda la familia!!!!
Qué ilusión y felicidad trasmitida.
La foto es hermosa.
Gracias.
¿Hay dos sin tres?
¡Qué mayores! Cómo pasa el tiempo, ay. (Y felicidades por la parte que te ha tocado :))
Muchas gracias por las felicitaciones. Perdón por la tardanza en autorizar los comentarios, que se me olvida que ahora blogger me exige el trámite.
Y, ay, me temo que hay dos sin tres, al menos en la tierra. Gracias por recordarme a los que lo celebran en el Cielo.
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