viernes, 15 de junio de 2007

Ejercicios

Varios amigos escritores me han comentado que los blogs están bien, sí, que lo malo son los comentarios elogiosos, uy, qué feo tanto ánimo y aplauso, qué vergüenza. La cosa nos preocupaba desde antiguo (y si digo 'antiguo' quiero decir unos meses) y por eso, entre Arp y yo escribimos el "Elogio del elogio". Ahora bien, como insisten, me inclino. Y contaré dos humillaciones del fin de semana pasado en Madrid, para equilibrar la balanza y ponerme en mi sitio: pom, pom, pom [golpes de pecho].

La primera noche, en las copas de los E.J.E.C. [escritores jóvenes extremadamente conservadores] se habló (mal) de X, escritor famoso. Yo lo defendía, hasta que alguno soltó el argumento inapelable: para una entrevista se había retratado con su gato, qué horror. Estremecimiento y espanto general [rasgamientos de vestiduras]. Callé. Defender aquello hubiera podido parecer autodefensa. Y preguntar si tal vez los perros tenían otro pase tampoco me pareció ni lo más diplomático ni lo más digno.

La segunda noche, en la cena de los E.M.A.L. [esposos maduros de las amigas de Leonor] uno de ellos, para ilustrarnos el desorden que reina en las costumbres y en su oficina, clamó contra esos compañeros suyos de trabajo que "no saben lo que es un traje a medida". Pavor ante el panorama mundial: ¿adónde vamos a ir a parar! [gestos de solidaridad]. Conceptualmente sé qué es un traje a medida y he tenido incluso alguna experiencia con sastres a cuenta de las crepusculares puestas de largo ("qué extraña y breve fue la juventud") y de mi boda, pero en concreto no sé qué es un traje a medida en el sentido patrimonial que allí se le daba al verbo "saber". No me atreví a salir del armario. Lo que estaba claro sin necesidad de más averiguaciones es que yo no iba a ser un compañero de oficina modélico. Ay de mí, y lo elegante que me sonaba hasta entonces eso del prêt-à-porter...

18 comentarios:

Jesús Sanz Rioja dijo...

Me encantaría conocer la nómina de los EJEC.

Nadie dijo...

Amigo, si piensas que tu bitácora está sobrada de elogios...¡PÁSAME UNOS CUANTOS!

:)

Adaldrida dijo...

Que se fastidien los que te critican los elogios. Aquí hay libertad de expresión ¿o no? Más cornás da el hambre. Y lo de las humillaciones... al menos tú no te caíste en un lodazal vestido de blanco.

Corina Dávalos dijo...

Si los elogios no tuviesen fundamento no serían elogio sino adulación, de modo que paz. Además nadie nos paga por venir aquí y alegrarnos en voz alta por lo que aquí encontramos los lectores de tu blogg. Además, ¿qué pasa? ¿Sólo es muestra de humildad reconocer las torpezas y los ahogos de la hipoteca? No hay muchos lugares en el que a la gente se le exija que se le suban de tono los colores del rostro por pronunciar bien un idioma extranjero, ser popular(sin pagar por salir en el HOLA) o incluso ser rico o bien educado. (sin memeces como las del traje, claro.)

Anónimo dijo...

Me parece que esas dos humillaciones son, al menos vistas por mí, dos elogios más. Si te horrorizaran gatos y perros y fueras por la vida amortajado en un traje ni escribirías como escribes ni me caerías tan bien. ¡Toma elogios!

Anónimo dijo...

Mienten las estadísticas cuando dicen que la principal preocupación de los hispanos es el terrorismo, o el paro y la pobreza. La verdadera preocupación es el vecino, el compañero de trabajo, el competidor... Que no sea mejor que yo, por Dios, que no lo sea.

E. G-Máiquez dijo...

CUIDADO.- No vine a esta entrada fishing for compliments ni buscando consuelos [que se agradecen], sino para contar mis dos silencios del pasado fin de semana. Quizá no acerté en la introducción y tenía que haberlos narrado sin más dibujos. Por otra parte, en parte tienen razón los que ven que nos animamos unos a otros mucho: yo contesto que una red de blogs es una tertulia de amigos y que, aunque las quejas y los cosquis también aparecen de vez en cuando, el tono positivo es lógico. Si a uno no le gusta la línea general de una bitácora, deja de entrar y punto, ¿no?

Agus Alonso-G. dijo...

Los E.M.A.L. esos... ¿A que pareciera o pareciese que un búfalo de las Rocosas les hubiese lamido la cocorota?

Qué necesidad tiene esa gente de pasarlo mal...

Anónimo dijo...

El Zorzalito

Salió del nido una tarde de verano, dio un revuelo con sus alas todavía un poco inseguras, se sentó en la copa del aguaribay, emitió un silbido agudo que hizo callar atento a todo el monte, y después ensayó un gorjeo y luego un trino que salió lleno y limpio como el viento de la tarde entre las hojas.
El mismo extrañaba la potencia y agilidad de su garganta. La Calandria, para oírlo mejor, voló hasta su rama en silencio. El Zorzalito entusiasmado había iniciado una magnífica sinfonía. El zumbido de la brisa, las quejas de las hojas, la orquesta rumorosa del amanecer, el aliento de la noche estrellada, el grito de los árboles bajo el sacudón de la tormenta, todas las hondas impresiones que había recogido en su nido, pasaron a su garganta y se vertieron en el silencio crepuscular convertidas en sonidos tan hermosos que la Calandria creyó que ella misma nunca había entendido el monte hasta el momento...

Calló el Zorzalito y se hizo un silencio armonioso en el monte.
Y entonces un Gorrión superficial que no entendía de música, exclamó bruscamente:

-Qué feo queda. Cuando hincha la garganta parece un sapo.

Y la Calandria, el Jilguero, el Tordo, el Cardenal y el Boyero, que entendían de música, arrobados en su admiración, no dijeron nada.

El Zorzalito levantó el vuelo todo cortado, y se perdió a lo lejos convencido de haber hecho un papelón. Y desde aquel día ya no cantó jamás. Porque cuando el corazón le pedía canto, le venía a las mientes la imagen de la garganta del sapo y el alma se le caía a los pies, amargada para siempre por aquella primera y repentina desilusión...

Los que entienden, que alaben a los que valen, no sea que vengan los que no valen y se hagan dueños del mundo.

Leonardo Castellani

Anónimo dijo...

¡Pero mira que me encanta ese zorzalito! Debías meterlo de algún modo entre los rayos y los truenos.
Y en cuanto a los ejercicios de humillación, si es que no hay modo, si es que nos caes fenomenal.
Y ¿cómo no vamos a echaros flores? ¿es que hay alguien que de más por menos?: Entradas que son un verdadero deleite ¡y cada día! ¡y completamente gratis! Si lo que habría que hacer es ir pasando y dejando las gracias por todos los blogs.
De todos modos, no sé por qué me da que lo que de verdad te duele es haberte perdido el momentazo de decirles eso que te callaste, de verles las caras y cómo intentaban arreglarlo: bueno, ejem, en realidad, ejem.... Qué pena, qué lastima de placer perdido.

Joaquín dijo...

Habría que seguir el ejemplo de G.K. Chesterton, una de cuyas virtudes era la de ser un enérgico y vehemente polemista (esto es, que le gustaba contradecir, y someterse a la crítica). Algo así como Unamuno por nuestros lares. Sin contradicción no avanza el pensamiento.

Anónimo dijo...

¿Tanta preocupación por la imagen de qué? Ya no vestimos para mostrarnos como somos sino como no somos y cuando uno se muestra con autenticidad, es denostado por el sistema.¡Cuánta vacuidad!

Álvaro dijo...

Estoy con Carlos RM...

Anónimo dijo...

Desde luego no sé a donde vamos a ir a parar, sé comienza no teniendo concepto claro de lo que es un traje a medida o de lo inapropiado de mostrarse retratado con un gato, inapropiado y muy arriesgado ya que suelen salir mas beneficiados los ojos del gato que los del pedante que junto a él pose, pero en mi infinita humildad reconozco que no todos pueden ser como yo, nobles por su cuna, ricos por su casa y guapos e inteligentes por obra de la madre naturaleza. ¡Oh, que agradables reuniones!

Juan Ignacio dijo...

Enrique, has de pasarte del prêt-à-porter a la haute couture...

E. G-Máiquez dijo...

Exactamente, CB y Joaquín, tenía que haberme revuelto un poco, y nos habríamos reído más y yo me quejaría menos.

Gracias a todos, y al zorzalito.

Luis dijo...

Pero que carcas que sois. Mira que no entender, el alegato antiglobalizador y en favor de gremios y artesanos. En este caso del de los sastres. Especie en extinción. Apoya a los sastres locales, hazte los trajes a medida.

Enrique te cruzaste con un Jose Bové versión española y no lo reconociste.

Anónimo dijo...

con qué gente más rara andas...
ex anónimo LM