Alegre, a pesar del trasfondo existencialista de los versos, pensaba que ya había salvado el día, que esa imagen madrugadora bastaba para justificarme al menos hasta el martes. Pero a mitad del afeitado me empezó a sonar que Gómez de la Serna podía haberlo visto antes, también esto. Efectivamente:ARCO
Cada flecha es un día. Tiene un punto
cercano al sol, y luego, exhausta, baja.
El arco que dispara tanta flecha
pudiera ser la vida. Si quebrara
su duro nervio, el ansia moriría.
Los que se desperezan son como salvajes que disparan su flecha al aire.
Ahora me tengo que volver a ganar mi día. Tal vez mi memoria me había engañado, disfrazándose de inspiración. O simplemente es que Gómez de la Serna ha escrito ya todas las imágenes juguetonas imaginables. Aunque mi enfado con Ramón no es tanto porque me haya chafado la originalidad ni porque me haya llamado salvaje, sino porque con su greguería, fría como un corte, empaña un poco el simbólico mensaje del poema de Martínez Mesanza y el sabor de cotidianidad trascendida de mi pobre gesto.
5 comentarios:
Madrugar, es épico. Los poemas de Julio, son épicos. ¿Los lunes?,pura épica. Madrugar un lunes y acordarse de un poema de Mesanza...: plantar batalla al cansancio. "Es oro el grito que atacar ordena, / luz la orden segura que no vuelve."
Estoy muy de acuerdo con Fernando... aunque me cueste madrugar. Y estoy en desacuerdo con Gómez de la serna porque,si una flecha puede ser algo épico, ¿por qué llamarlo salvaje?
Yo también veo los lunes bastante heroicos, compañeros. Así que ánimo, que ya queda poco para que la noche, como decía el haiku de Almada, nos examine.
Y lo que es salvaje, más que la flecha, es el aullido del bostezo, ¿no?
No viene al caso, pero aún así lo repitoo, y va por Fernando DO VALE: ¡el fútbol es EMOCIONANTE! Hoy he jugado con mis primos, Gonzalo(el del poema "para luego", de MAGIA, que entonces tenía dos años y ahora seis)y su hermano Diego, en su campito de Almensilla. Éramos Diego y yo contra Gonzalo. No vale, decía este, sois dos contra MÍ. Pero Diego rebatía con su sinceridad de siempre: sólo soy uno, porque Rocío no sirve. Y era cierto: proverbial es mi fobia a las escaleras, picudas y ceñudas, pero igual fobia tengo al balón, sañudo y cejijunto. Aún así, me puse a jugar con ellos, me empecé a entusiasmar... paré un par de chutes (Diego comenzó a decirme chócala), y... ¡marqué un GOL!Diego me dio un abrazo enorme, en plan piña, en plan equipo. ¡GANAMOS! Al final de la tarde saqué de mi bolso dos piruletas enormes, y todo acabó con un segundo haiku, que tampoco sé si es bueno, y publico aquí.
Niños jugando
con barro en las rodillas
y piruletas
balón cejijunto... ¡qué acierto!
P.S.- Por otra parte, esta semana (la del descenso del Cádiz) no es muy diplomático hablar de balones a un gaditano...
Estos sevillanos...
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