tras las aguas inmensas, los cercanos
de mi España natal, todos hermanos
porque habláis esta lengua que es la mía:
yo digo “amor”, yo digo “madre mía”
y atravesando mares, sierras, llanos
—oh gozo—, con sonidos castellanos
os llega un dulce efluvio de poesía.
Yo exclamo “amigo”, y en el Nuevo Mundo,
“amigo” dice el eco, desde donde
cruza todo el Pacífico y aún suena.
Yo digo “Dios”, y hay un clamor profundo;
y “Dios”, en español, todo responde,
y “Dios”, sólo “Dios”, “Dios” el mundo llena.
[“Hermanos”, de Dámaso Alonso en Tres sonetos sobre la lengua
castellana (1958)]
13 comentarios:
No sé muy bien qué es lo que no me gusta, pero no me gusta.
Puede ser eso de convertirme en hermano de un montón de gente sólo porque usamos la misma lengua. ¿Y los ingleses entonces, qué? ¿Ya no son hermanos? ¿Un guatemalteco es más hermano mío que un francés, simplemente por decir 'amigo' y no 'ami'?
Lo de Dios en español tampoco me dice nada: tiene algún valor especial la palabra d-i-o-s que no tengan Dieu/God/Gott?
¿Qué es eso de que 'Dios [supongo que en español] el mundo llena'?
Me temo que estoy picajoso, pero yo la fraternidad humana la veo por otro lado, no por el de la lengua.
En esto de la hermandad hay un ordo caritatis como en todo. Y me parece muy bien que no lo veas como yo(es más, con tu pasión vienesa me lo esperaba), pero para mí, en los círculos concéntricos que produce la piedra del corazón, el del idioma es muy íntimo. Gracias por discrepar.
Las palabras -y los idiomas - tienen una carga emotiva que no se puede negar. Comparto con arp ese intento demagógico por la solidaridad transnacional, pero ¿Por qué no citas a Alá entre Dieu/God/Gott? Tú y yo y Máiquez sabemos por qué. Así que esa solidaridad claro que se distribuye en círculos concéntricos, y aunque geográficamente el islám es muy cercano, afectivamente - y socioculturalmente- es lejanísimo. Es el enemigo, de hecho, de la civilización occidental a la que arp parece aludir al citar sólo el dios de los alemanes, franceses e ingleses junto con el dios hispano.
No soy lingüista, pero creo que la perfecta traducción es imposible, precisamente por esa carga emotiva y cadencia poética que tienen las palabras, que se reproduce luego es las estructuras mentales- pensamos en un idioma y con símbolos idiomáticos- lo que hace que los grupos humanos tengan cierta cohesión entre sí. La sociedad es relación de personas, que solo se explicita con la lengua. Además, la enorme influencia del idioma, a contrario sensu, se puede deducir del tratamiento pernicioso que del castellano hacen los nacionalistas, que son nazis, pero no tontos: Si el español es su enemigo es porque ellos sí estan de acuerdo con lo que digo, y no es lo mismo Dios que Jaun.
En fin, voy finalmente a romper una lanza por la calidad de nuestro idioma, tan desprestigiado entre nosotros - no entre los hispanohablantes de América-.Creo firmemente en la superioridad del español frente a los otros idiomas. Combina perfectamente precisión y flexibilidad; su pronunciaciín y fonética es más sencilla, rotunda y lógica - todo se lee como se escribe- y cuenta con matices difíciles de encontrar en otras lenguas, anque existan parcialmente en algunas: el subjuntivo, la diferencia entre "ser" y "estar"...¿como se concibe la filosofía, la política o la poesía confundiendo ser con estar? Nuestras palabras son largas, pero son mejores.
"los que estáis en lejanía
tras las aguas inmensas, los cercanos
de mi España natal"
Siempre me ha gustado este día que aúna ese sentimiento disperso, pero tan real del "ser hispano". Y además bajo la advocación del Pilar.
Ya decía Carlos V que el inglés era lengua para hablar con los pájaros; el alemán con los caballos; el francés con los hombres; el italiano con las damas, y el español para hablar con Dios. Así que esto del idioma tendrá que influir de alguna manera ¿No?
A mi modo de ver, la fraternidad de los hombres sólo puede fundarse en la paternidad de Dios (y no en gaseosos conceptos ilustrados como solidaridad etc.). Y dentro de ello, somos "más" hermanos los que compartimos un solo Señor, una sola Fe y un solo Bautismo, los que formamos parte del cuerpo místico de Cristo que es la Iglesia católica. Y aquí está la cuestión: la Hispanidad, las Españas, si son algo, son una comunión en la fe católica (y por lo mismo, no son nada sin ella, ni entre los pueblos de España, ni entre ellos y los de ultramar). Por eso, v.g. refutando el análisis materialista de la Historia, España no tiene empacho en gastarse todo el oro de América en mantener la unidad de la fe en Flandes.
Esto no ha sucedido ni sucede (al menos no del mismo modo ni con la misma fuerza) con ninguna otra empresa histórica.
Por eso, por lo menos en lo que a mí respecta, un guatemalteco católico es "más" hermano mío que un ilustrado francés o que un holandés pro eutanasia, sin perjuicio de que los ame a todos y de que mi misión sea predicar la buena nueva a estos últimos.
España, la Hispanidad , la defensa de ese Ente, y del día que lo festeja, aunque asociado a una predominante Fe Católica que compartimos con los hispanos y por añadidura el idioma común que nos sirve para....rezar,también debe ser asociada al germen de toda esta Empresa y con Ella a conceptos hoy tan pasados de moda como Honor, Patria, Gloria y Orgullo. Lo que hoy nos falta no es la Fé, que la tenemos y compartimos con millones de Europeos, Americanos, Africanos y Asiáticos ( y no por ello celebran este día), no es idioma, que hoy está mas vivo que nunca. Lo que nos falta es Patria, nos sobra toda la Gloria que solo queremos para nosotros y .... hemos perdido el orgullo.
Por España; y el que quiera
defenderla honrado muera;
y el que traidor la abandone
no tenga quien le perdone,
ni en tierra santa cobijo,
ni una cruz en sus despojos,
ni las manos de un buen hijo
para cerrarle los ojos.
En efecto: la Hispanidad nació por un empeño católico, es decir, universal. Lo que Dámaso Alonso quiere expresar, bajo la imagen de la lengua, es justamente el gozo de encontrar almas hermanas a un océano de distancia.
El ideal de los españoles hubiera sido abarcar el globo, y más allá. Plus ultra, vamos.
Gracias por el poema, Enrique; yo ni idea.
Amigos,
Também Fernando Pessoa elegia a Língua Portuguesa como a sua Pátria, numa identificação profunda, intensa, superior à que se sente em relação a um lugar concreto e definido. Na Língua, ele via a sua identidade maior.
Por ela, Fernando Pessoa decidiu ser português, por opção livre, quando poderia muito bem ter sido inglês, como todos os seus meio-irmãos, que fizeram a opção mais prática.
Eis o que pode acontecer, quando se ama entranhadamente, desde o berço, uma Língua, na qual se plasmou uma História, uma Literatura e, por fim, uma identidade, uma verdadeira realidade ontológica.
Vale a pena meditar neste caso singular do Poeta Fernando Pessoa, que viveu e fez os seus estudos primários e secundários em Durban, na África do Sul, tendo aí adquirido um completo domínio da Língua Inglesa, ganhando até um prémio por um Ensaio, no final dos estudos secundários, naturalmente, escrito nesse idioma.
Apesar disso, acabou por se decidir pelo regresso à Pátria onde havia escutado as primeiras palavras em português, na voz carinhosa de sua mãe, com quem provavelmente continuaria a falar, nessa mesma língua, durante a sua permanência na África do Sul.
Julgo que tão extraordinário fenómeno bem mereceria ser estudado por Psicólogos e Literatos em todo o Mundo, onde, de resto, Pessoa tem fervorosos admiradores.
Peço desculpa, pela incursão em matéria aparentemente diversa da do texto aqui proposto. Na verdade, estou bem persuadido da sua forte afinidade.
Um abraço para os amigos de habla española. Ou deverei antes dizer castellana ?
La confaternidad del idioma, el mismo con diversos acentos y modismos, nos acerca, nos hace cruzar distancias físicas e históricas, con-sentirnos poseedores de una misma raíz y una misma lengua. Bellísimo y conmovedor soneto de este ser plural que a los hispanoparlantes nos hermana. Gracias por ello.
Saludos...
Enrique, en mi cualidad de comentarista del Nuevo Mundo fui un poco descortés al no responder al poema que nos llama a nosotros "amigos". Pero como integrante de una patria cuya madre es la vuestra, elegí no meterme cuando los padres discuten.
Saludos.
El soneto no me parece bueno. El "dulce efluvio de poesía" es de juzgado de guardia poética, si tal hubiera, y el único veros que me motiva es el último, por su paso intencionadamente torpe y descompasado, tan de don Dámaso.
Ahora bien, esa identificación de dios y patria... se la pueden quedar. Y no lo digo a lo rubianes porque no hacen falta groserías para mostrar firmeza en lo que uno cree.
Yo tengo por mi idioma un cariño tan grande como el que más, y precisamente por eso me encrespo cuando lo veo asociado a fes de distinto pelaje.
Yo no actuaría como abogado defensor de ese verso en el juzgado, querido Ignacio, ni tampoco de la rima entre el 4º y el 5º; pero el resto me parece que tiene emoción y grandeza y una extraña intimidad.
La identificación de la fe con la lengua, tampoco la comparto, en mi caso porque mi fe es católica y, por tanto, políglota. Ahora bien, que el español, como decía Carlos V, se ha forjado --santa Teresa, San Juan-- a golpes de fe, tampoco es para avergonzarse. En cualquier caso, me alegro que le tengas cariño como el que más, o sea, como yo. Compartir eso contigo es una alegría.
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