Ahora, con un pie en el estribo para ir a Sevilla a la manifestación de la
AVT, yo sólo debería nombrar a R. S. Thomas para afearle su nacionalismo enloquecido, que me quitó las ganas de traducirle (su nacionalismo era galés, pero es misma patología). Sin embargo, me he acordado de él por una idea muy cierta, aunque tampoco consoladora. Explicaba que un poeta nunca podrá ser un sabio porque cuando un poema se le enreda en la cabeza se pasa días y semanas dándole vueltas y vueltas, tiempo en el que un erudito se habrá leído cinco libros con sus fichas correspondientes. Luego, resulta que el poema no valía y esas semanas acaban, hechas un montón arrugado, en la papelera. Yo, ni poema ni nada: ayer me pasé el día sopesando sólo el título (o sea, dos o tres palabras) de la antología de Ibáñez Langlois, y acabé agotado, y todavía no lo tengo claro, y mi papelera, como siempre, supura tiempo perdido...
Suerte que su tocayo y paisano (a su pesar) Thomas More, me dio un antídoto infalible en esta oración:
Give me the grace, Good Lord,
[...]
To buy the time again that I have lost.
4 comentarios:
Cuando eres un intento de poeta, un novato, no tienes un cubo de basura, sino un contenedor entero... Y si no lo creen, entren en mi Blog, con B de Basurero...
No sé si es por darte ánimo o decir lo contrario pero entiendo que se puede aprender mucho más con dos o tres palabras amasadas durante semanas y luego tiradas a la basura que con mil libros leídos de punta a punta... sobre todo si hablamos de un tipo de sabiduría que no es la de este mundo, ¿no?
Voy a repetir mucho esa oración, me parece.
Hay versos rotundos en la obra de nuestro hombre que pueden servir de título: "mañana será Dios eternamente", "yo canto y bailo porque Dios existe", "no tengo nada contra ti, mujer", bueno, lo difícil es elegir, en efecto.
Jesús, mi más sincero agradecimiento. Me has abierto un montón de posibilidades de título.
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