Léon Bloy confesaba: “Cuando quiero saber qué pasa, leo a San Pablo”. Los periódicos no le parecían necesarios. Yo matizaría que leerlos sirve para saber lo que pasa, que es distinto de saber qué pasa. Para esto último, si se quiere llegar al fondo, tiene uno que acabar, efectivamente, recurriendo a San Pablo o más allá. Son lecturas complementarias.
He pensado en Bloy ante la tremenda inyección de dinero con que los gobiernos se aprestan a salvar a los bancos de la insolvencia. Yo me hago la pregunta —retórica— de si mi banco me inyectará liquidez para hacer frente a mi hipoteca. Y en vez de contestarla, para qué, he ido a releer aquella parábola de Jesús en Mateo 18, 23-35. ¿La recuerdan?
Un rey le perdona a uno de sus siervos una deuda inmensa, de diez mil talentos. Ese siervo, en cuanto sale a la calle, se encuentra con uno que le debía apenas cien denarios y, agarrándole y ahogándole, le gritaba: “Págame lo que debes”. Y como no podía, lo echó a la cárcel. Al enterarse, el rey se indignó y entregó al sinvergüenza a los verdugos.
No me digan que la parábola no está de palpitante actualidad. Claro que el final de ahora no será tan redondo como el evangélico. A los gobiernos socialistas, socialdemócratas, neosocs o exneocons, ¿qué más les da lo que hagan después los bancos? Les basta con que el chiringuito no se venga abajo. A ellos, nosotros, plim.
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6 comentarios:
¡Pero qué bien traída la parábola!
genial, suscribo lo que Beades escribe.
Pues sí, Léon Bloy tenía mucha razón. Como tú, vaya.
Muy bien traída. Lo que pasa es que se lo has puesto a huevo al gobierno: Laicidad, amigo Máiquez, laicidad. No pretendas imponer tu visión religiosa a la sociedad civil. :)
Vuelvo a celebrar la coincidencia del asunto con otra entrada de mi blog:
http://blogs.andalunet.com/gonzalo/2008/10/21/una-propinilla/
Tambièn decía Bloy que cuando quería saber las últimas noticias leía el Apocalipsis.
Muy buena entrada.
Fantástica entrada.
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