jueves, 29 de octubre de 2009
Si yo fuese Hayao Miyazaki
Me gustaría dibujar la caída velocísima y cárdena de la noche en estas tardes de otoño. Lo haría así: de una esquina y otra del parque (y de la pantalla) saldrían, raudos y rasantes, unos mirlos rectilíneos, arrastrando tras ellos toda la oscuridad de los matorrales en los que se escondían. De cada cola —bastante larga, de doce plumas, con la punta cuadrada— colgaría una estela negra y húmeda de tinta china, como si el mirlo fuese un cometa de sombras. Para que nada falte, a la luz moribunda la acompañarían en el sentimiento sus silbidos. Las colas de los mirlos de aquí para allá, vedlas, como brochas a pulso, acabarían pintando todo el aire. Cuando estuviese ya bien oscuro, aparecerían los pincelitos finos, blandos y nerviosos de los murciélagos para dar los últimos retoques. Los grillos cri-cri-criticarían la escena... favorablemente.
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9 comentarios:
Las veo, las veo y favorablemente también. Cómo me gusta la intertextualidad entre géneros diversos... aunque entonces ya no es intertextualidad, ¿no?
Bueno, más que entre géneros sería entre distintas artes ("soportes" los llaman ahora, creo). Pero el caso es que me gusta mucho este proema o lo que sea.
Qué sensitivo, huelo la tinta de esas "cometas de sombras". Me has recordado nada menos que a Juan Ramón.
¡¡¡ Lo veo, lo veo!!!
Si yo fuese Hiyao Miyazaki me pintaría como un Hayao Miyazaki que dibuja y anima tan bien como el verdadero Hiyao Mizayaki y escribir poemas sería para mí obsoleto.
Mil palabras valen más que una imagen, diríamos.
Un placer leer esto... Por alguna razón a este atardecer le has robado un poco de esa melancolía intrínseca de los crepúsculos otoñales.
Y, por esta vez, vamos a dejar cantar a los grillos en paz.
¡Escribir poemas sería algo obsoleto para AFD! Pero nesto es en sí un poema: ¡proemòn!
De acuerdo con Adaldrida: !proemón! Pero es que Miyazaki pinta tan bien...
Y Si H.Miyazaki fuese E.G.Maykez describiría exactamente así la caída velocísima y cárdena de la noche en estas tardes de otoño. Y con la misma y bellísima banda sonora incorporada.
Ya me quedé sin habla hace unos días con esa noche a la que parece que se le corta la respiración en "El grillo y yo": el grillo que enmudece de golpe "dándole a la noche una tersura de cristal", las estrellas sorprendidas que dejan de titilar...
Cielos, qué nudo en la garganta, me quedé tan muda como el grillo, pensé que era insuperable, pero, aunque parezca imposible, te superas.
Estaba en lo cierto Jesús Sanz Rioja cuando, el día de la noticia bombo, comentó que un EGM exultante iba a resultar literariamente inenarrable. Y yo también, que pensé lo mismo.
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