El recordatorio es de mi sobrino, el pequeño Nicolás, un gran teólogo. El dibujo, el diseño, la letra y el niño son de Beatriz Mateos García del Salto, mi cuñada. El artículo de hoy en el Diario de Cádiz trata del asunto con palabras tan sencillas que no sabía si poner el enlace o no. Me han animado Chesterton:
«La gran debilidad del periodismo, como pintura de nuestra existencia moderna, proviene de ser pintura formada enteramente de excepciones. (...) Pero no puede esperarse razonablemente que el periodismo insista sobre los milagros permanentes. (...) No pueden contar los tenedores que no se roban, ni los matrimonios que no se disuelven (...). De ahí que toda su pintura de la vida sea por necesidad, falaz; pueden reflejar únicamente lo desusado. Por democráticos que sean, sólo se ocupan de una minoría».
Y Newman:
"No necesitamos buscar palabras con que expresarlo adecuadamente, porque en realidad no hay palabras demasiado buenas para este caso".
8 comentarios:
He disfrutado mucho hoy con el artículo y también con los enlaces, en especial el del teólogo. Qué bueno que el teólogo se encuentre hoy con el Amigo, aunque siga sin explicarse cómo puede perdonarle, perdonarnos tanto.
Un descubrimiento tu versión del marinerito. Que todos ellos hagan una buena navegada, lleguen a buen puerto. Me gusta.
Y el traje de las niñas, ese vestidito de novia que dices...
Mi hija Ángela recibirá su Primera Comunión el sábado así vestida y el jueves el sacerdote nos reunió a los padres para terminar de prepararnos a nosotros. Comentaba como una madre le había dicho (como autocrítica, creo) que aquello parecía una boda y él nos decía: "es más que una boda". Mi niña está, gracias a Dios, así: como una novia, contando los días, las horas ya, que le quedan para ese encuentro. Y yo también.
Como mi propio nombre indica, no soy dado a intervenir en las discusiones, sino más bien a quedarme al margen. Pero leyendo los comentarios de la entrada de su blog a que nos remite hoy Enrique (la del 15-9-08), y viendo que allí Ángel Ruiz califica de "troll" a quien firma Tlön, y que además es el único en hacerlo -los demás aceptan su intervención como lo que es: la de un disidente respetuoso y que procura dar razones de su postura-, y habiendo seguido con curiosidad, en este blog y en el de Ángel, su disidencia con el que firma Marinero, me parece que quizás haya en Ángel cierta tendencia a tomar como ataques, y hasta ofensas, personales lo que no son sino opiniones distintas de la suya.
No he visto otras intervenciones de Tlön, pero sí otras de Marinero, en este blog y en otros (sin que hayan generado problemas); y, la verdad, yo no veo que dé motivos para que, como Ángel contaba, le expulse de su blog. ¿No será Ángel, pregunto, un poco demasiado impaciente con quienes no piensan como él?
A saber el origen del traje de marinerito. Los que íbamos vestidos de fraile éramos una minoría, incluso en un colegio religioso.
Es probable que algo tenga que ver con lo que usted apunta en su artículo en el Diario de Cádiz: el vestido de las niñas recuerda al vestido de boda.
No era inusual casarse de uniforme, y la comunión podía ser un anticipo de las bodas venideras entre chicos y chicas cristianos, pues eso de elegir el sacramento del sacerdocio y no el de matrimonio seguramente haría el hábito de fraile más frecuente, y niña vestida de monja no puedo recordar ningún caso.
Si recuerdo una foto en Celtiberia Show, de Luis Carandell, en el que habia un niño vestido de guardia civil. Sin embargo, el blanco, color de la pureza, siempre ha sido preferido.
Ellos debían ir como hombrecitos hechos y derechos, y ellas como féminas.
Para contestar a su pregunta, especulativo espectador, yo creo que no, que Ángel es muy paciente.
Muchas gracias, María, y el próximo sábado nos acordaremos mucho de Ángela. Felicidades.
Con el niño vestido de guardia civil se le caería la baba al Señor (y a la Virgen del Pilar).
Eso de Chesterton, de que no se pueden contar los matrimonios que no se rompen, hoy día ha cambiado un poquito. Ya sí que son noticia. De hecho, siempre se ha hablado del matrimonio de Imanol Arias y Pastora Vega como algo excepcional, ejemplar, y no sé qué más (quizá por el faranduleo, propicio a otras costumbres). Hasta ahora, claro.
Se podría hacer una sección en el Hola. Pero no titulada "Bien avenidos", sino "Supervivientes". Eso sí, que hubieran celebrado al menos las bodas de plata.
Yo había oído el chiste con la confirmación: eso sí que lamentablemente es más cierto.
Muy buena la cita de Newman, pero creo que, en lo bueno, siempre hay que estar intentando expresarlo, con nuestras mejores palabras, que parece que tiran de nosotros hacia arriba en ese intento.
Felicidades al pequeño Nicolás y ojalá ésta sea apenas la primera de muchas, muchísimas ocasiones de encontrarse con su Amigo!
Como catequista he tenido la triste experiencia de verificar que para varios pequeñitos la primera es también la última vez que sus padres les llevan a misa!
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