Me resulta familiar la imagen (en todos los sentidos). Dentro de unos años, el "problema" será que te quitará los libros para leerlos, o comérselos con los ojos en lugar de con la boca. A mí ya me ha ocurrrido precisamente con alguno de los libros que aparecen en la foto (el de Jesús, que resulta ser profe de mi hija mayor, la devoradora de letras). Un abrazo.
Son los dos los que intentan leer, así que el titular está justificado sin presunciones. Además, es sabido que Enrique no cae fácilmente en el narcisismo fotográfico. De todas formas, valdría "intentando comer", también por ambas partes. Porque la niña desde luego está para comérsela. Como el libro.
Te agradezco el entusiasmo, Llir, que es prácticamente amor de tía, pero no creo que yo merezca el honor de tu blogg ni de presidir las hogueras vecinas. Abrazo agradecido, E.
Qué ilusión verles. Ya sé que no soy nada original, pero tenía que escribirlo. Es como si le hiciera a la pequeña Carmen una e-caricia. Y al padre, una palmadita en la espalda.
Me he dado cuenta hoy de por qué esa foto es distinta: Carmen ni mira a la cámara y tu dejas de mirar el libro para mirarla a ella, que es el centro de la foto, como debe ser.
Yo creía que el encanto estaba, sobre todo, en la presencia de la fotógrafa, que vio CRM; pero es verdad, Ángel, que el juego de las miradas también aporta su granito de arena.
Y leí más o menos, CB. El libro de AnaCó me lo acabé y, dadas las circunstancias, cómo lo disfruté.
24 comentarios:
¡Qué presumido es usted!
También podía haber titulado esta entrada, "Intentando comer"
Muy guapa la niña.
Un saludo.
¡Qué chulada!
AFD
¿Presumido? No, orgulloso. El orgullo es lícito casi siempre, y más en este caso. El problema es que Enrique necesita también un babero. .
Acuérdate de que los ingleses a un buen libro lo llaman "Food for thought": nada se pierde.
¡Carmencita devorando ya los libros!
Qué luchada.
! Qué foto más preciosa !Un beso.
Me resulta familiar la imagen (en todos los sentidos). Dentro de unos años, el "problema" será que te quitará los libros para leerlos, o comérselos con los ojos en lugar de con la boca. A mí ya me ha ocurrrido precisamente con alguno de los libros que aparecen en la foto (el de Jesús, que resulta ser profe de mi hija mayor, la devoradora de letras).
Un abrazo.
¡Qué preciosa está!!! ¡y qué grande!
Intentando leer, aprendiendo a vivir.
Mgnífica fotografía, muy familiar.
Saludos
¿Cómo que "intentando"? Se aprecia perfectamente que nada te lo impide...
En mi casa esa foto no sería posible... al menos no con todas las hojas debidamente encartadas. :-)
Ahora en serio: Muy bonita foto. Y me quedo con la idea de Kris: "Intentando comer".
No hay nada como un buen y querido libro manoseado de tantas veces que se leyó.
Y más entrañable aún si tiene dobladas o mordidas las esquinas.
Son los dos los que intentan leer, así que el titular está justificado sin presunciones. Además, es sabido que Enrique no cae fácilmente en el narcisismo fotográfico.
De todas formas, valdría "intentando comer", también por ambas partes. Porque la niña desde luego está para comérsela. Como el libro.
¿El señor de la foto eres tú, Enrique?
No he podido evitarlo, Fernando.
Gracias a todos por la compañía.
Has adelgazado un montón, entonces. Mejor así, ¿no?
¡Qué pedazo de descendencia!
Uauuuuu... me encanta... ¿Puedo ponerla en mi blog, presidiendo las Hogueras vecinas?
¡Venga, tío (o papá), a Bertita sólo le molaban (a sus molares) las primera de Borges!
Te agradezco el entusiasmo, Llir, que es prácticamente amor de tía, pero no creo que yo merezca el honor de tu blogg ni de presidir las hogueras vecinas. Abrazo agradecido, E.
Preciosa¡¡
Y los puñitos agarrando con fuerza el libro.
Encantadora
Qué ilusión verles. Ya sé que no soy nada original, pero tenía que escribirlo. Es como si le hiciera a la pequeña Carmen una e-caricia. Y al padre, una palmadita en la espalda.
Ah, y gracias a la fotógrafa (supongo).
¿Pero quién va a leer con esa ricura en las rodillas?
Me he dado cuenta hoy de por qué esa foto es distinta: Carmen ni mira a la cámara y tu dejas de mirar el libro para mirarla a ella, que es el centro de la foto, como debe ser.
Yo creía que el encanto estaba, sobre todo, en la presencia de la fotógrafa, que vio CRM; pero es verdad, Ángel, que el juego de las miradas también aporta su granito de arena.
Y leí más o menos, CB. El libro de AnaCó me lo acabé y, dadas las circunstancias, cómo lo disfruté.
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