Al borde de la cuna de Carmen, a la espera (paciente) de que caiga rendida, hacemos tertulia Leonor y yo, que no hemos leído, ay, Duérmete niño y desconocemos, por tanto, la metodología correcta. Hablamos, por matar el tiempo, de ciertos problemas laborales. En un momento dado aconsejo: “Ándeme yo caliente/ y ríase la gente”. Y Carmen suelta —justo entonces— una carcajada de gozoso asentimiento. Abrimos nuestros ojos como cuatro cíclopes asombrados: “¡Mira si la niña nos sale gongorina…!”
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6 comentarios:
Pues eso que habríais ganado ¿no?
Estas que me dictó rimas sonoras Culta sí aunque bucólica Talía
...
Como sea no recomiendo el "Duérmete niño" sino su competencia que se llema "Bésame mucho".
La prueba salta a la vista. ¡Mirá lo que te perdías si no estabas allí al lado de ella!
Gongorino, como su tío abuelo José Mari.
Sí, sí, yo también me acordé de mi tío…
Qué consuelo, Juan Ignacio. Pensábamos que habíamos errado la educación por no estudiarnos el dichoso Duérmete…. Lo de los besos suena mejor.
Y mientras sea en la rama de los romances, bienvenido el gongorismo, desde luego. Cultiparlanta, nos chocaría más.
Buffff... después de alternar con furibundos defensores del duérmete niño, del bésame mucho, y del resto de miles de corrientes al respecto, concluyo que:
No os creáis nada. Ni vuestra propia experiencia, que en breve comprobaréis que sólo es de aplicación... en Carmen.
Los tres hijos con los que he tenido la dicha de pelearme para que coman, para que duerman, para esto y para lo otro... todos son radicalmente diferentes entre ellos en el dormir, en el comer, en el baño, en el hablar... Y por tanto diferente la manera de afrontar el momento.
¡Ánimo!
Vigila, vigila, que si Carmen empieza riendo una rima puede terminar haciendose "poeta,que, según dicen, es enfermedad incurable y pegadiza" (sobrina de D. Quijote). Góngora, además, es adictivo.
Jilguero, de broma
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