Algunos críticos han puesto
reparos por su candidez a El antólogo, la novela de Nicholson Baker sobre un
poeta en plena crisis existencial. Vale. Pero, independientemente de que me pueda sentir bastante retratado, no por la crisis, eh, sino porque tampoco a mí me sale el prólogo de la antología que me traigo entre manos, las opiniones sobre poesía que
deja caer el autor constantemente como si tal cosa tienen mucha enjundia. Una de ellas
relaciona una cierta decadencia de la poesía actual con la dependencia a los
antidepresivos y a las consultas de los psicólogos. Se huye de las crisis
emocionales y, por eso, disolvemos la poesía o, indirectamente, su caldo de
cultivo. Las lágrimas, incluso las de risa, riegan a la lírica floreciente,
recuerda Baker. Y uno recuerda a Horacio, que dijo que sólo se hace llorar al
lector si uno lloró antes; y a Blake, que nos advirtió que una lágrima es algo
intelectual; y a Bécquer, de lágrima tan fácil, como su poesía, tan fácil y superior.
[Y no se pierdan el comentario de BB]
[Y no se pierdan el comentario de BB]
4 comentarios:
Es que la lágrima, al igual que anotaste con respecto a la risa, es otro juicio moral. Y moralidad y psicólogos no se llevan bien. BB.
En mi círculo cercano empiezan a ser conocidos mis lapsus por lectura rápida, entendiendo cosas que nada tienen que ver con lo que pone.
Me había sorprendido mucho ver por el título que ibas a hablar de bricolaje.
Luego he visto que no... que no ponía nada de Black & Decker...
:-)
Estoy seguro, Enrique, que una de estas dulces tardes de otoño acabará de salirte es ese prólogo.
Muy bbbueno.
Hay algo decididamente absurdo en la denostación a la última B.
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