Como tenía que escribir "Cuidemos este pregón", he vuelto a leer Cuidemos este son de José Luis Tejada. Qué de cuidados hemos de gastar, aunque el son se cuida solo:
Tú misma me lo
decías:
que no te quisiera
tanto
que no te lo
merecías.
*
Pa qué cierras la ventana,
si detrás de los visillos
se te está viendo la cara.
*
Descubrí que me
querías.
Ni lo entendí al
descubrirlo,
ni lo entiendo
todavía.
*
Lo que una vez fue
verdad
lo sigue siendo por
dentro
por toda la
eternidad.
*
Es la vida,
decimos y nos
marchamos
cada uno con su
herida.
*
Tú me dijiste que no.
Fue con la boca
chiquita,
no supe entenderlo
yo.
*
Anda despacio
como una reina
por su palacio.
*
Amanecía.
Su mano abierta
sobre la mía.
[En lecturas
anteriores, había pasado éste por alto y subrayado, en cambio: “Várgame Dios, /
qué consecuencias / tiene el amor!" Mejoro de gusto, creo, y de amor por la sugerencia.]
*
Se bañó.
En medio del mar
bravío…
quien una vez se bañó
ya no se baña en un
río
ni por equivocación.
Y ese ha sido el caso
mío.
3 comentarios:
Madre mía, Enrique, a este paso, además de los "Ambos mundos" va a hacer falta un tercero para que quepa tanto artículo. ¡No doy abasto!
Ay, madre, cuánta razón tienes. Perdonadme la grafomanía. No puedo ni prometeos que no volveré a hacerlo.
Lo que debes hacer, sugiero, es excusar (o razonar) tu presunta grafomanía con otra entrada, o un artículo. Y recordar, antes de calificarte de grafómano, que hubo Lopes de Vega en el mundo. Tranquilidad, pues.
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