Llamándose Rayos y truenos es natural que, acabada la primavera, y aquí, que las tormentas de verano brillan por su ausencia, se cierre este blogg, y se abra la temporada de piscina con sus saltos de trampolínk. Ha pasado otros años, casi todos, pero cada cual con su peculiaridad: esta vez no lo tenía planeado, se me ha impuesto (RyT cada vez trampolineaba más) y no lo dejo por ningún proyecto en concreto. Me vencen las ganas de leer, leer, leer en (relativo) silencio.
Nos vemos —D. m.— el 3 de septiembre.
9 comentarios:
ohhhhhhhhhhhhhhh :O(
Snif snif
Que lo disfrutes.
Felices vacaciones en (relativo) silencio.
Ya nos contarás.
Felices vacaciones!
Además de ese libro que se le ocurre, estaría bien otro "Pábilo vacilante" con mucho de Carmen y de Enrique (a modo de leñador) que yo (por lo menos) me he quedado con las ganas...
¡Rayos!
Muchas gracias a todos. Y muchísimas a Uuq por esas ganas que le han quedado y que me da en forma de ánimos.
Oooooh pero que de verdad vuelvas.
Mi querido Enrique:
¡Cómo te voy a echar de menos! Te mereces descansar y "desconectar" lo que puedas con la familia.
Pasa un buen verano y que Dios os bendiga.
Un abrazo fuerte.
pero que vacaciones se puede llegar a decir pues nada hoy llegue a este rincon gracias a la revista mision ahi encontre su direccion y espero quedarme y empaparme de sus rayos y truenos saludos
Los únicos rayos que brillan -y los únicos truenos que suenan- por aquí son los fuegos -artificiales, claro- de las fiestas de septiembre.
Muchísimos, oiga.
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