Los padres se pusieron inquietos de que su hijo me acaparara y me hiciese constantes y directas preguntas sobre poesía y creación literaria. Nos habían invitado a cenar con todos, y se entiende. Pero su hijo estaba teniendo la mayor delicadeza de las muchas de anoche, porque a un poeta nada le puede agradar más que le traten y hasta le maltraten como tal. Yo contesté lo mejor que pude. Las preguntas eran afiladas, incisivas, cultas y demostraban un interés profundo, que no se contentaba con la primera respuesta ni con un tópico cualquiera. "¿Por qué escribes?", me preguntó, pero no como un periodista, sino como alguien que se juega algo en ello. Le dije que escribo como un consuelo, para acariciarme una herida. "Pero entonces, ¿no te motiva la belleza o el amor?" Sí, sí, claro: son el consuelo. Podía haberle remitido a mi penúltima entrada, pero este fin de semana de tanto ajetreo y de ninguna lectura recuerdo más uno de los poemas que más me gustan de Casa propia, por eso del consuelo, supongo, pero que no ha tenido tanto eco como otros. Corto y pego, que tengo que salir corriendo, que me esperan ya abajo, en doble fila:
DÍA SIN LIBRO
Si lees para vivir, de qué te quejas
cuando la vida
viene, de buenas o a las malas,
a sacarte del
cuarto.
De qué te quejas, dime, si los libros
te empujan a la
calle, si son ellos
los que te llenan
la cabeza
de músicas, el
corazón de ideas,
el alma de
latidos y las horas
de imprevistos,
de amigos, de imposibles.
Sin libros estarías en tu casa
hojeando un best-seller o el periódico
o durmiendo la
siesta,
y no de aquí
hacia aquí, vapuleado
por el tiempo,
los hombres y los sueños cumpliéndose.
No sufras por los libros que no abres
–que no abrirás
jamás–,
pues su lección
la sabes de memoria
y la pones en
práctica.
Las páginas
que lees y que no
lees dicen lo mismo.
4 comentarios:
A mí también me gusta mucho el poema. De hecho, precisamente por el consuelo, es de los que más veces he releído y he hecho leer a otros.
Me alegró estar contigo. Ven más a menudo.
Juan
Muchísimas gracias a ambos, por el consuelo y la promoción y por la alegría y por la invitación. Da gusto así.
...alma de latidos y las horas
de imprevistos...
Real y precioso. ¡Qué consuelo leerte!
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