viernes, 11 de octubre de 2013
Rabona en la biblioteca
Se repite mucho que lo malo de escribir es que no da tiempo para leer y que hay que elegir, etc. Y en principio es verdad. Lo bueno es que cuando uno, travieso, hace novillos, se va a leer con el regusto de la aventura, de la pillería, de la irresponsabilidad y del placer arrebatado. Estoy trabajando poco o no, mejor dicho, nada, pero cómo me lo estoy pasando, je.
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3 comentarios:
Para un escritor leer es invertir.
Jilguero.
Yo hacía literalmente rabona en la biblioteca: me fugaba las clases plomo y me iba a leer libros a la misma biblioteca de la facultad... Santa inocencia.
Yo de niño, cuando me aburría demasiado en clase, le decía a la profesora que me dolía la cabeza, para que me mandara a casa (tenía comprobado que si le decías que te dolía la barriga, a donde te mandaban era al baño). Pero, al llegar a casa, le decía a mi madre que me había venido porque me dolía la barriga, porque si de lo que me quejaba era de la cabeza, no me dejaba leer.
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