En la culminación de mi miseria
fui haciendo todo lo que no debía:
cuando reían, me ponía seria,
si se ponían serios, me reía.
(Aún de madrugada, he tomado un café en la barra de un bar, oyendo las conversaciones de la parroquia —por decir algo—, que han oscilado de la glosa minuciosa a la sección "Contactos" del periódico a los comentarios indignados sobre la falta de ética en el ramo comercial. Entonces he recordado y padecido esos versos de Cecília. Para subrayar los contrastes, el libro que leía yo ¡y subrayaba! era ¿Cómo hablar de Dios hoy? de Fabrice Hadjadj, última joya de Nuevo Inicio.)
3 comentarios:
Veo ironía en los dos primeros versos. En lenguaje directo, y no poético, diría: en la culminación de mi libertad, soy inmune a las presiones de los demás.
El título del libro que subrayabas promete; y el cuadro, supongo que de Van Gogh, decora mi pantalla como fondo de escritorio. Gracias
Jilguero.
cuando reían me ponía seria,
si se ponían serios, me reía.
Gracias, Alfredo. Me gustan mucho los versos de trece sílabas con sus acentos bien puestos, pero no es la primera vez que algún amigo de oído fino me los corrige, así que debe ser un gusto personal e intransferible. Paso tu versión.
Gracias, Jilguero, a ti. ¡Y a Van Gogh!
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