jueves, 11 de diciembre de 2014
Humillación
Leonor tuvo ayer una comida de trabajo que no acabó hasta tardísimo. Cuando llegó me contó que uno de los de la parte contratante de la segunda parte le había contado que era un lector fan mío. Mi humillación no fue, como quizá empecéis a sospechar, porque yo sospechase que eso me lo contaba ella para tratar de compensarme por mi tarde a solas. Leonor no hace esas cosas. La humillación vino a renglón seguido. Le contó que coincidimos en una boda hace siete u ocho años, y que me lo dijo. La humillación es que yo me acordaba perfectamente y que Leonor estaba segura de que yo me iba a acordar perfectamente. No somos nada.
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