miércoles, 17 de agosto de 2016

Adenda a la braga


Aunque lo interesante y sutil lo puso el comentario del D. Wilkins, no me resisto a compartir lo que pensé después, leyendo —uno como autolector— mi entrada. Recordé la famosa anécdota de cuando un catedrático o así le presentó a Eugenio d'Ors a una chica joven y guapa como su secretaria. Éste respondió: "Ah, secretaria. Es una institución muy antigua: antes se llamaba concubina". La recreo, como digo, de memoria, pero más o menos esa es la idea. Lo que aprendí ayer es que, contra lo que parecía, quién sabe si con esa contestación el sabio conservador que siempre fue d'Ors no estaba, en realidad, derrochando la misericordia de la tradición de la que hablábamos ayer a cuento de la braga náutica. No se trataba de desenmascarar a nadie sino de cubrirlo con el manto de lo consuetudinario. 

Los eufemismos, en cambio, nos hacen mucho más difícil la comprensión y la misericordia a los conservadores. 


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