jueves, 16 de julio de 2020

Pancratium maritimum


Hace cinco años, una tarde de enero, recogíamos semillas (aquí Quique) de Pacratium maritimum. Se dieron. 

Hoy han vuelto a florecer. 

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He recordado, sacudido por la alegría y por la nostalgia, toda la historia, desde el cariño que le tengo a esa flor hasta el día que lo recogimos y con quién hasta la sorpresa de que agarrasen y la ceremonia de esperarlas cada año.

Nos advirtieron que el "pancratium maritimum" no se daría en nuestro jardín porque, con el riego, el entorno es demasiado húmedo. Pero no contaban (como casi nunca cuentan) con las benéficas paradojas. Acostumbrado a hundir sus raíces en los arenales para alcanzar un poco de humedad, su instinto le servía ahora para todo lo contrario: para huir de la humedad. Salvado por la tradición en un entorno hostil a esa misma tradición. Da que pensar.

Pero para que no todo sea tan moralizante, una observación frívola. Qué curioso que los lirios de mar florezcan en verano, como esperando a los turistas para lucirse ante un público más numeroso. En mayo no causarían tanta impresión.



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