Este año mis hijos han descubierto la melancolía. Es un sentimiento hermoso que acompaña mucho y que dora el pasado. Me parece bien.
Ayer, dimos un paseo y ellos iban delante con las bicicletas. En un recodo del camino de La Calita encontramos sus bicicletas aparcadas y ellos habían bajado a despedirse románticamente del mar.
Véase a Carmen, diminuta, líricamente sentada ante la inmensidad:
Y véase a Enrique como un cuadro de Caspar David Fiedrich, pero cruzado con Chesterton, sin necesidad de subir a la montaña:
Pagado el tributo a la melancolía, volvimos a casa a cenar tan contentos.
2 comentarios:
Han salido de la infancia como la describe Polixenes en The Winter's Tale:
"We were, fair queen,
Two lads that thought there was no more behind
But such a day to-morrow as to-day,
And to be boy eternal."
Para mí, melancolía no evoca solo tristeza, sino también la alegría, cuando suena en una fiesta la canción del malogrado Camilo Sesto y que encierra precisamente la dualidad a la que me refiero. Por una parte, melancolía es tristeza y evoca la añoranza que vamos a sentir en el futuro. Pero, por otra parte, debemos sentirnos afortunados y por tener la suerte de vivir tan hermosos momentos que vamos a echar de menos. Camilo Sesto logró que una canción que trata de despecho y de desamor se convirtiera en un himno festivo y fiestero.
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