Se iban unos amigos de Madrid y salimos a despedirles a la puerta. A mis hijos les ha dado mucha pena que se vayan sus nuevos amigos y era la primera vez que les pasaba. A su madre y a mí nos ha emocionado un poco ver el nacimiento de una sensación que nosotros hemos sentido mil veces, pero de la que nunca nos preguntamos cuándo fue la primera vez. Así hemos entrado en casa y hemos hablado del sino de unos y de otros. Los veraneantes se van y nosotros nos quedamos, y son dos penas distintas, pero muy buenas.
Les he puesto esta canción que hasta ahora oía yo solo todos los años como un rito.
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