martes, 30 de mayo de 2006

Lapsus linguae

Cuidado con las equivocaciones de Sancho, que tienen más enjundia de lo que parece. En el capítulo VIII de la segunda parte, dice: “querría que vuestra merced me sorbiese una duda que agora en este punto me ha venido a la memoria.” Y no es “absolviese” como le corrige don Quijote, porque las dudas que de veras intentamos responder hemos de sorberlas hasta las heces del cáliz, secándoselas al otro, y hacerlas nuestras, llegando hasta el filo mismo de la incertidumbre… Eso quería Sancho; no una lección condescendiente de gramática u ortografía.

6 comentarios:

Enrique Baltanás dijo...

Que se la absorbiera, no que se la absolviera...
Buen hallazgo, Enrique.
Y desde luego que tiene más enjundia de la que parece...

E. G-Máiquez dijo...

Hay que andarse con tiento, porque hay muchos dudosos satisfechos, que lo único que quieren es charleta. Yo, de ésos, paso. Pero cuando el que duda lo hace de verdad, pide que le sorbamos la duda, o sea, que no le dejemos ni gota. Compartir la incertidumbre es el requisito previo, pero no es bastante. Muchas veces, ay, no se puede hacer más, pero nunca la compañía es todo lo que el otro necesita. Creo.

Corina Dávalos dijo...

Muy alentador saber que todavía quedan auténticos sorbedores.

Juan Ignacio dijo...

Por acá tenemos una costumbre que no sé cuán universal es. Es algo así:

Uno plantea una duda, pero entre colegas o amigos: "¿Por qué será que sucede tal cosa?"

Y entonces todos se sienten como en la obligación de saber y si no saben dan excusas o se disculpan por no saber.

No sé si es necesidad de evacuarle la duda al otro o de que el otro no me meta una duda nueva (que hasta el momento yo no tenía).

Bueno, si fuera esto último, que es muy probable, sería la actitud exactamente opueta a la que solicita Sancho.

¡Qué lejos estamos de llegar a absorber!

Saludos.

Jesús Beades dijo...

No sé, pero me he sentido zarandeado con lo de "dudosos satisfechos, que lo único que quieren es charleta". Porque yo soy "dudoso", y me gusta la charleta. Aunque, desde luego, satisfecho no estoy. Pero ¿en realidad qué es lo que quiero?

E. G-Máiquez dijo...

No te sientas zarandeado, Beades, que no cumples ni uno solo de los requisitos. Para empezar, el dudoso satisfecho jamás lee un libro para calmar sus inquietudes, y tú los lees todos. A diferencia de ti, el dudoso satisfecho sabe perfectamente lo que quiere: no buscar la verdad, sino que le echen cuenta y, sobre todo, parecer muy interesante con sus grandes dudas y eso.