jueves, 4 de octubre de 2007

¡Adiós, patinadora!

Al fin caí en por qué me gustan tanto. Las patinadoras son la imagen exacta de la juventud: parecen mucho más altas, casi altivas, y pasan, pasan rápido, suavemente deslizándose.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Genial y certero. Aunque a mí las cuchillas de los patines de hielo me dan bastante miedo. Una observación, ¿ese porque no debería ser separado y con tilde?

E. G-Máiquez dijo...

Qué patinazo. Bueno, ya está corregido, gracias CRM. Ah, y sí, pero los patines éstos no son de hielo, menos mal.

Anónimo dijo...

Quizá también nos gusten, porque es verdad que tienen algo mágico cuando pasan por nuestro lado, por esa destreza que gastan sobre los patines, que yo, desde luego, nunca fui capaz de dominar. Menudas tortas me daba yo en el Retiro intentando estar al nivel!!!

Anónimo dijo...

Lo malo a veces, es que sean cuales sean los patines, de hielo o de ruedas paralelas o en línea, ellas se deslizan y nosotros damos el patinazo.

Anónimo dijo...

Como si la estuviese viendo, línea de cajas arriba y abajo:

-Nena, mira a ver cuanto vale esta col china, que no me sale el código.

Y la patinadora con cara de resignación y aire de llevar patinando doce horas, se va en busca de la verdura.

Ángel Ruiz dijo...

Muy bueno, Manupé, sin desmerecer del anfitrión.